A touch from your real love.

6K 629 46
                                    

Había aprendido algunas cosas en su estadía en Midgard.

La primera, No porque eres una princesa de otro mundo, significa que no tendrás problemas al pisar una tierra desconocida. Los humanos llamaban extraterrestre a esos seres que vienen del espació, y en cierto momento ella fue uno de esos seres desconocidos. Es de vivos temerle a lo desconocido, desconfiar de estos y juzgarles sin saber a ciencia cierta cuales son sus intenciones.

Ni siquiera un, Vengo en paz, era suficiente para creer.

La segunda, No todos los sueños se cumplen en su totalidad de una sola vez. Su llegada a Midgard fue desastrosa. Una pequeña cosa extraña que cayo del cielo rodeada por los brillantes colores de un arcoiris.

Lo primero que vieron sus ojos a su alrededor fue la intensa blancura que constituía un páramo helado en medio de Alaska.

Lo segundo que vio, fueron camiones todo terreno aparecer de todas direcciones con personas bajando de estos apuntándole con extrañas armas. Quizás esperando encontrar una nave en forma de platillo con un ser gris y cabezón dentro de está. Sorpresa fue encontrarse a una joven con extrañas ropas que los miraba con un brillo esmeralda bailando en sus ojos como una pequeña llama.

Fue la primera vez que conoció a aquella gente de aquel Club de locos de nombre excesivamente largo al que abreviaban, SHIELD. Ese nombre largo que aún no podía — Ni le interesaba — recordar. Una organización que parecía ser la primera en meter las narices en las cosas extrañas que pasaban en Midgard.

Tercero, El adaptarse es difícil, y el comprender que a veces las personas tienes dobles intenciones también lo es. SHIELD la ayudo a establecerse y a entender, a cambio de esto ella les ayudaría a ellos a también tener respuestas a sus sin fin de preguntas — A las que se les estaba permitido responder, ya que a su padre no le gustaría que ella hablara de más — Y claro también estaba la aportación que debía hacer al ayudar a la agencia de espías convirtiéndose en una prometedora Agente.

Midgard le había enseñado cosas buenas y malas. Al igual que en Asgard había gente llena de malas intenciones, pero también las había con mentes maravillosas y brillantes que llegaban a sorprenderle. Amaba estar allí a pesar de todo y con sus visitas recurrentes a Asgard, cuando el Padre de todo así lo quería, tenía más que suficiente para sentirse completa.

En los tiempos presentes que actualmente vivía la ahora llamada Serena Housey — Solo le había agregado otra bocal a su nombre y el apellido de una de las Agentes de la organización que le había acogido y convertido en algo parecido a una, madre Midgardiana —  Su estadía en Shield como agente había terminado después de años de servicio. Habiendo empezado aún con su joven apariencia, Serena ya en su adultes no pertenecía por completo a la agencia debido a que había tomado la decisión de llevar una vida mortal mucho más tranquila y reservar su tiempo a convivir con las personas que se habían vuelto importantes para ella fuera de SHIELD. Teniendo estudios universitarios y un gran coeficiente intelectual se había convertido en una reconocida Cirujana, le había fascinado el mudo en el que los mortales salvaban vidas sólo con sus manos, sin la necesidad de la magia que recorría su hogar de nacimiento.

Ahora era la dueña y fundadora de una de las mejores Clínicas de New York.

Por último, Tony Stark es una complejidad. Su sufrimiento, desesperación, amor, estabilidad y cordura. El hombre que se había ganado su corazón. Si en un principio le hubieran preguntado si veía un futuro con él, seguramente se hubiera reído a carcajadas hasta revolverse en el suelo para luego usar sus poderes para asustarlos y mandarlos a correr lejos de ella por soltar tal estupidez en voz alta. Nadie se hubiera creído que accedería a sus insistencias, pero lo hizo, término cayendo después de que rehuía de él en la preparatoria incapaz de soportar tener alguna interacción con él que no fuera un fuerte golpe — De parte de ella — o un par de gritos. En todo entraba la popular frase Del odio al amor hay un solo paso.

Resultaba cómico como después de pasar medía hora en el armario de las escobas en una de sus huidas de Anthony Stark, al día siguiente saliera con él con la condición de que no le fastidiara nunca más. Después de esa cita hubo muchas más, las tres primeras con la misma advertencia de que seria la última. Su relación se formalizó después de que Serena se graduará, desde allí el mujeriego de Tony Stark solo tenia ojos para una mujer.






Distinct - Tony Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora