Capítulo 2

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Estoy en el capitolio, listo para la guerra, una vez más. Siento la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, estoy centrado en la misión. Una corriente eléctrica recorre toda mi espalda hasta llegar a la médula espinal, el odio se apodera de mí. Es una sensación muy fuerte, y de repente esto me empuja, me lanzo hacia ella, pistola en mano, y sin pensar dos veces aprieto el gatillo. La bala se clava en su pecho, justo junto a su corazón. Primero hay gran satisfacción en mi interior, sin embargo al momento siento una punzada de dolor, he vuelto a la realidad. La tengo frente a mí, está envuelta en un charco de sangre. Las lagrimas me empapan la cara, soy un muto asqueroso. Todo se desmorona dentro de mí; he asesinado a mi Sinsajo.

Despierto horrorizado, y noto que mis hijos vienen corriendo hacia mí junto a su madre. Se desparraman en el suelo riendo, y por alguna razón me río junto a ellos.

-¿Te pasa algo?- susurra Katniss.

-Sí... no, sólo...- respondo con la voz algo entrecortada -Sólo fue una pesadilla, nada por lo que debas preocuparte-

-Bien- dice intentando parecer un poco más calmada.

-Oh, sólo una cosa más...- digo con una amplia sonrisa -Me amas...-

-¡Real Peeta! - interviene con una risita. -¡Real!-

Me da un beso en la mejilla y yo se lo devuelvo, pero esta vez en los labios.

Pasamos otro rato recostados juntos observando el fino pasto, y la pequeña le pregunta a su madre si podría enseñarle a cazar. Ella le explica que debe ser mayor. Comparte unas de sus anécdotas en el bosque, intentando no mencionar muchos de los detalles relacionados con su condición o con Los Juegos del Hambre.

El sol nos empieza a quemar la piel, y es hora de devolvernos a casa a almorzar, así que recogemos nuestras cosas y caminamos hacia la "aldea de los vencedores". Ahora es un conjunto residencial como cualquier otro en el Distrito. Willow recoge todas las flores que encuentra, Rye la acompaña y la imita, así que ambos caminan sólo a unos cuantos pasos detrás de nosotros.

Nos llevamos una sorpresa al llegar; está parado justo al frente de nuestra puerta. Parece algo perdido, lleva un traje de minero, lo que es aún más desconcertante. Aún no me lo creo. ¿Y si me equivoco y no es quien yo creo?, ¿y si el pasado me abruma hasta tal punto en el que no distingo lo que es real o lo que no?, ¿de nuevo?

La paranoia aumenta a medida que nos acercamos. Aún no me lo creo, debo estar mentalmente desorientado, esto no es real, espero eso con todas mis fuerzas. Sin embargo sé que no es así; no estoy loco, veo lo mismo en la expresión de Katniss: nervios, terror, desagrado. Sí, sí que estaba en lo cierto, este personaje es Gale: el antiguo mejor amigo de Katniss; el inventor de la cruel trampa de la que Prim fue víctima; el despiadado asesino. Se largó al Distrito 2 para realizar un trabajo temporal y demasiado importante, no obstante se quedó viviendo allí por los últimos 20 años.

Muchos estamos enfadados con él por el incidente en el Capitolio. Aunque no fue su intención, fue su idea. Siempre al tocar el tema intento convencerla de que lo perdone, de que no se puede quedar con ese rencor por toda la vida, aunque ni yo lo consigo. Casi que nos resulta imposible, en especial a Katniss. Tal vez algún día lo logre, pero jamás sería lo mismo, ya perdió toda su confianza en él.

Gale vuelve sus ojos hacia nosotros, su mirada es insegura, algo triste. Estamos envueltos en una gran nube de tensión de la cual será difícil escapar.

Los Juegos del Hambre: El diente de LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora