Esa mañana cuando me levante y deslicé la barra de notificaciones con leve esperanza quise ver su nombre, no apareció.
Cuando fui al ortodoncista y entré en el lugar, cuando vi esas paredes color amarillo oscuro y ese umbral curveado quise huir. Me recordaba a él. Las últimas veces que había estado ahí estaba peleada contigo. Cerré los ojos pues no podía salir corriendo.
Cuando caminaba por esa transitada calle me tope con ese local, el local donde había comprado mi ropa de navidad y año nuevo. Esa vez también estábamos peleados porque no quise seguir hablando luego de enterarme de su relación. En navidad no apareciste y en año nuevo yo te di el feliz año primero cuando en mi país las doce fueron después de Argentina.
Siguiendo con mi trayecto, terminé en el parque donde me senté en una banca de madera debajo de un frondoso árbol. Me detuve a observar como se movían las hojas, en las palomas y las personas, se sentía bien. Pensé "puedo y sé que estaré bien sin él".
Me sentía tranquila, estaba tarareando una canción y me recosté en mi cama. Mi celular vibro y cuando leí las notificaciones divisé su nombre. "¿Era esto lo que querías que me pasará? Pues bien, me enamoré de quien no debía. Ahora ambas se van a la mierda, no quiero nada que me recuerde a esa escoria". Hablas desde el enojo pronuncié y acabó con "arruinaron mi vida". Golpe bajo. Moví las manos frenéticamente, mi pecho empezaba levemente a elevarse y bajar. Mierda. Estaba teniendo un ataque de ansiedad. Mamá vino a tomar mi mano y dijo que llore todo lo que quería, que lo dejará salir.
Antes de ir a dormir, llegó una notificación, visualice su nombre por segunda vez y comenzaba con "antes de seguir estudiando quiero disculparme". ¿Por qué ahora? Cuando había esperado esa disculpa antes. No contesté y apagué mi celular. Recordé cuando estuviste conmigo en mi cumpleaños, sus dulces gestos y nuevamente comencé a llorar.
