Comenzaba nuevamente el año escolar en Corea del Sur, los estudiantes graduados de primaria se preparaban para dar su siguiente paso, la secundaria. Una etapa en la que sucedían la mayoría de los cambios en uno, donde las verdaderas amistades salían a flote y comenzaba a florecer el amor. Sin duda es un periodo magnífico.
"Y una mierda es un periodo magnífico"
Jeon JungKook, un joven de 16 años proveniente de Busan que detestaba a la mayoría de especímenes a los cuales tenía que nombrar como "Compañeros".
Había terminado su primaria probablemente con 15 neuronas menos, sus compañeros eran unos estúpidos que no se preocupaban de sus estudios y preferían jugar videojuegos, y las niñas estaban todo el día jugando con sus muñecas. El joven Kook de 13 años no comprendía como es que sus compañeros preferían jugar en vez de alimentar sus cerebros con información.
Y ahora que comenzaba a cursar su primer año de secundaría tenía claro que tendría de compañeros a unos idiotas que pensaban más con la cabeza de abajo que con la de arriba y a unas zorras desesperadas por la atención del más popular ―Que por regla era el rey de los imbéciles―. Su hermano mayor, Hoseok, le había dicho que no tenía de que preocuparse, que la secundaria no era tan mala como él creía, así que decidió creer en él, después de todo su hermano nunca le mentía.
Pero para todo hay una primera vez.
Nada más entrar vio a una pareja besándose y tocándose detrás de las escaleras, al otro lado dos chicos fumando, y por al lado de él pasaban unas chicas con las faldas extremadamente cortas.
"¡¿Pero qué clase de escuela es esta?!―. Pensó escandalizado. Definitivamente iba a odiar aquel lugar.
―Hoseoki, ¿No nos equivocamos de escuela? ― Preguntó JungKook.
―Claro que no, Kookie, anímate, de seguro aquí haces muchos amigos, ya verás.
―No lo creo.
―Anda, no pongas esa cara. Ya, ve a tu salón que me está esperando Yoongi.
―¿Ese patán sigue siendo tu mejor amigo? ― Preguntó haciendo una mueca de disgusto.
―Yoongi no es un patán, él en el fondo es una persona amable y cálida.
―Demasiado en el fondo.
―Nos vemos. ―Y dicho esto Hoseok se retiró dejando a su hermano a merced de un lugar plagado de animales, (Según Kook).
El pelinegro buscó su salón, mirando hacia todos lados intentando no perderse ―Eso sería una gran vergüenza ―. Cuando estaba por llegar a su destino, sintió una fuerza embistiéndolo de frente, lo cual lo hizo volar hacia atrás, terminando por caer al suelo.
―¡Cuidado animal! ¿¡Qué no ves por donde caminas!?
―¡Lo siento! ―Sobre él estaba un chico rubio con el pelo un poco rizado en las puntas, parecía ser un poco mas bajo que él y tenía unos piercings en ambas orejas. JungKook lo quitó de encima y se levantó.
―Solo ten más cuidado.
―Lo siento mucho ―El chico se quedó observándolo, analizándolo, como si fuera la cosa más extraña que había visto en la vida. ―Siento que te pareces a alguien, ¿Cuál es tu nombre?
―Jeon JungKook.
―De casualidad, ¿No eres algún familiar de Jung Hoseok? ¿Un primo?
―Soy su hermano menor.
El muchacho pareció sorprendido.
―Pero, ¿Por qué sus apellidos son distintos?
―El padre de Hoseok murió meses después de su nacimiento.
Silencio.
―Oh, que pena, lo siento, yo... Mi nombre es Lee SuWoong.
―Ok Suwoong, ¿De qué curso eres?
―Yo soy de primer año, salón B.
―Que bien, porque tendrás que guiarme.
JungKook siguió a aquel chico, quien caminaba alegremente por los pasillos que aquel horroroso zoológico que se hacía pasar por escuela. En el camino pudo observar personas bastante peculiares; Un chico moreno y alto se encontraba retorciéndose al ritmo de una canción, otro chico igual de alto, con hombros anchos y labios carnosos se miraba en un espejo mientras hablaba con otro chico más bajo, pero con bastante musculatura, de quien sabe qué cosa. Más adelante estaban su hermano y su mejor amigo, conversando con otro tipo, que tenía una sonrisa bastante rara, y cuadrada.
Supo desde aquel momento, que su primer año en aquel establecimiento sería un asco.
O quizás no.
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Días de Escuela [BTS Fanfic] (JiKook/JinKook/WoongKook)
FanfictionJungKook realmente detestaba a la gente sin cerebro que no se preocupaba por sus estudios, por lo que ingresar a la secundaria era como una sentencia de muerte a sus neuronas, y sabía que su estancia en la escuela iba a ser una tortura. Pero la cos...