Amén

113 9 0
                                    

Nuestros bolsillos están vacíos pero la noche es joven;

pidamos  una copa a medias. Un whisky-cola

y estas pijas de al lado no dejan de dar voces,

aquí no hay Dios que charle tranquilo,

salgamos  fuera y fumemos un cigarro.

            - Dime, ¿cómo te va? -comencé-

            ya tenía ganas de volver a hablar contigo.

            Quisiera saber qué piensas de todo esto.

            …Nena, he roto con todo, son cosas que pasan,

            y no te va a gustar que te diga

            que ahora te miro con otros ojos.

Se quedó callada. Siempre tuve la certeza

de que era más inteligente que yo,

o quizá más recatada.

            - Pásame el mechero –dijo-.

No sé  si esta conversación irá para largo

pero yo ya tengo la garganta seca,

mejor me bebo un  trago largo

y con esta fingida tranquilidad

iré liándome el cigarro.

Con serenidad y estilo propio, un par de caladas:

            -Eres bastante imbécil –sentenció-

            una estupidez de esas que te enganchan, capullo.

Su peculiar romanticismo es algo que me encanta,

nadie te llama capullo con tanto cariño.

Creedme, dicho por ella suena bastante bien, bonito.

Quizá influya también su mirada,

o el brillo en su boca  de húmedos  labios.

            - Yo también te quiero - me atreví a replicar-.

            - ¿Y qué vamos a hacer?- preguntó-.

            - Es muy simple –contesté-. Hacer el amor esta noche

             o arrepentirnos por los siglos de los siglos.

            -Amén.

Poeta cobarde; versos a un amor no confesadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora