× Capítulo 7 ×

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Día Quince.

1:35 pm.

Renata seguía sin comprender los drásticos cambios de humor del pelinegro, pues en un momento la besaba y al minuto la trataba como si fuese un simple mueble. La pelirroja quería leerlo, quería entender cada una sus acciones, ayudarlo, conocerlo a profundidad. Ella tenía la necesidad de estar siempre con él, a pesar de todo el daño que podría causarle.

— Joven —le llamó.

— ¿Qué ocurre, Renata? —respondió el Canela mayor mientras metía otro pedazo de carne en su boca.

— Es sobre la niña —Jos dejó su tenedor sobre el plato de porcelana, provocando un incómodo sonido. La chica suspiró—, Sofí ya tiene dos años y... Ella no habla, ni siquiera menciona las palabras comunes como son "mamá, papá o agua", los únicos sonidos que emite son el llanto y la risa, no es normal para un niño de su edad.

— Ese no es problema mío —su expresión era fría y sus ojos mieles se encontraban fijamente sobre el rostro de su empleada—. Renata, no me importa lo que le pasé a esa niña. ¿Qué si está enferma? Esta bien, hazte cargo de ella, que para eso te pago.

Dicho esto, Canela se levantó de su asiento para retirarse de la habitación, caminó hasta su —muy— pequeña oficina: pues quería seguir con la pintura que había empezado días atrás; tomó su delicado pincel agarrando pequeñas porciones de pintura naranja para después plasmarlo sobre el suave lienzo dando pequeños toques de luz y contraste. Contempló cada uno de sus trazos, sin duda era uno de los mejores trabajos que había hecho, había capturado la esencia de la chica, desde su melena pelirroja hasta las diminutas pecas colocadas suavemente sobre su rostro. Sin duda era una pieza que admirar.

Ahí se quedó un buen rato, sentado frente al bello retrato, sonriendo con amplitud cada vez que miraba aquellos ojos cafés que día con día le encantaban aún más. A Canela jamás le agradó mostrar su arte, pues siempre, en todo pedazo de lienzo mostraba cada uno de sus pensamientos y sentimientos, entender sus pinturas era como entender su alma y tenía miedo de mostrarse tan vulnerable hacia los demás.

— No te esconderas más, dejarás que todos te vean tal y como eres —se habló con un gran positivismo, animando a esa loca idea de mostrar su exquisita pieza en una exposición que habría en el centro de la ciudad.

Día Veintiuno.

5:00 pm.

El pelinegro limpiaba sus manos a cada momento debido al nerviosismo, el salón comenzaba a llenarse, gente de todas las edades y clases sociales se encontraban ahí, está era una gran oportunidad para Canela, pues podría ser becado y eso le ayudaría económicamente, si su obra —la cual se encontraba cubierta por una larga tela roja— lograba tener éxito, una gran chispa de esperanza crecería dentro de él.

La pelirroja llegó al evento, miró con asombro su alrededor, decenas de pinturas se encontraban ahí: diferentes estilos, diferentes colores, diferentes texturas, diferentes materiales, diferentes artistas, cada una de ella tenía su toque, todas eran diferentes, únicas. Definitivamente era un lugar extraordinario, el sueño de todo amante de la pintura.

Visualizó a su jefe, tomó a Sofi entré sus brazos y caminó hasta él. El chico la miró con una tierna sonrisa, aún cuando una pequeña multitud los separaba. El ojos mieles tomó el micrófono, todos los nervios se esfumaron al ver a la linda chica, por primera vez en todo el evento, estaba seguro de sí mismo.

— Buenas tardes a todos los presentes, nunca había estado en una exposición y..., estoy muy nervioso por eso —una pequeñas risitas se escucharon en el fondo—. Bueno, una pintura siempre se hace con pasión (o al menos esa es mi creencia), y en ocasiones con una chispa de amor. Por ello, decidí pintar a una persona que es la chispa de luz en mi oscuridad —su mirada se conectó con la de Renata, todos desaparecieron, y solo se encontraban ellos dos sumisos en su pequeño paraíso—. Es hora de revelar lo que hay detrás de esta cortina. Con ustedes... ¡sunligth!.

5:00 pm.

— ¡Por un demonio, Jorge! Llegaremos tarde a la exposición —gritó desesperada la pequeña ojiazul.

— ¡Hay un maldito tráfico, Curiel! ¿Qué quieres que haga? —respondió de la misma manera el mayor.

— Chicos pueden callarse. Respeten a este viejo decrépito —pidió el mayor de los Curiel.

— ¡Cállate! —____ y Jorge hablaron al unísono.

Una larga hora después —llena de gritos, maldiciones y un par de leves golpes—, aquel trío llegó a su destino. La pequeña bajó rápidamente y entró al lugar, su rostro se iluminó al ver tanta vida en aquellos cuadros, caminó a la primera sección, admiró cada detalle de las pinturas, a cada una le buscó un significado y una razón del porqué el artista decidió dibujarla, comenzó a leer a los creadores, a sacar diferentes teorías, algunas con una increíble lógica y otras con demasiados disparates.

____ no se consideraba una experta en esto del arte, pero le gustaba ver como cada artista plasmaba su significado de belleza en cada una de sus obras: en algunas era la belleza física, en otras la belleza interior, también solían plasmar la belleza que no se admira a primera vista o aquella que se podía notar a cientos de kilómetros, no todas eran perfectas, pero si eran extremadamente lindas, y eso, la hacía sentirse bella, porque siempre habría alguien que la considere hermosa siendo imperfecta.

Su mirada fue atraía como un imán hacía la obra principal del año, se dirigió hasta ella para poder observar los detalles de una manera más crítica. Aquel rostro dibujado se le hacía familiar. «El pintor debe estar encantado con esta chica» fue su primer pensamiento.

— Sunlight —susurró el nombre de la obra.

— Nos volvemos a ver, ____ —una suave voz la llamó, giró su rostro y se sorprendió al ver a la chica del retrato, pues claro, era la chica del centro comercial.

— Así que tú eres la inspiración del artista —le sonrió—, es asombroso.

— También es una sorpresa para mí, no puedo creer que a mucha gente le esté gustando una simple chica como yo —habló la pelirroja con sinceridad.

— ¿Bromeas? El chico capturó tu esencia, tu corazón, plasmó lo que ve en ti, cada una de las emociones que le provocas —siguió hablando la ojiazul sorprendida. Se acercó para ver  el pequeño detalle escrito en la parte superior del cuadro—. J. C. Un artista anónimo, aún más emocionante. Ese hombre tiene un don que debe explotar al máximo. Mujer, eres realmente afortunada.

— Gracias, ____. Le hablaré de todos tus halagos —le dedico una calida sonrisa. En los pocos minutos, Renata se dio cuenta, que ____ dejaba de ser tan fría y reservada cuando algo llegaba a tocarle el corazón.

— Debo irme —habló la castaña—. Fue un gusto verte de nuevo sunlight —bromeó y se fue corriendo hasta encontrar a sus acompañantes.

«No solo le hablaré de tus halagos, sino también de ti, ____ Curiel» pensó la pelirroja con una sonrisa.

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Ahre con la que barre, Renata es vidente.

Hubo más Jos (+600 palabras) que ____ (585 palabras), deberían darme un premio por eso ;).

Les habla mi yo de las 4:03 de la mañana. Pero probablemente ustedes me lean a las 12:00 de la tarde, I don't know.

Denle ⭐ ⭐ ⭐ y comenten 💘.

PD: GRACIAS POR LAS 300 000 LEÍDAS EN EL TUTOR, SE MERECE EL CIELOOOOO

Mokita (Tonalidades III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora