Cap 32 - Todo fue mi culpa
Elias:
Sentía mi corazón partirse en mil pedazos con cada palabra que decía.
¿Cómo podía haber gente tan miserable en el mundo? Nunca, ni en mil años me hubiera imaginado que mi madre hubiera sufrido tanto.
Natalie, la que decía la gente era una mujer frívola y caprichosa, era en realidad una mujer rota. Mujer que vivía a la defensiva, porque era la única forma de protegerse de no ser destruida.
Sin embargo Samantha, siempre fue una mujer tranquila y paciente, ahora me daba cuenta que esa era la verdadera Natalie. Una mujer que tenía mucho amor para dar y yo la juzgue, la insulté sin saber su travesía.
No pude contenerme más, tal como un niño chiquito caí de rodillas a sus pies y entre llantos pedí perdón.
Ella dejó todo por mí, por alejarme de ese mundo y yo la insulté sin tener ningún derecho, porque lo único que ella hizo por mí fue amarme.
-¡Perdóname mamá! Juro que me arrepiento de toda la basura que dije. Siempre creí lo peor de ti y ahora me doy cuenta que eres la mujer más valiente del mundo.
Ella llevó sus manos a mi cabello y me acarició llena de amor, como siempre lo hacía. Mi padre se unió al abrazo y en ese momento me di cuenta que lo tenía todo, que no me importaba lo que el mundo creyera de ellos. Estas dos maravillosas personas eran mis padres y me sentía el hombre más orgulloso del mundo de ser su hijo.
- Nunca dudes del amor tan grande que te tenemos... ¿Cometimos errores? si, y muchos, pero crèeme que nos arrepentimos de cada uno de ellos. Nacimos y crecimos en este ambiente corrompido, lleno de odio y codicia. No conocíamos nada mejor, hasta que llegaste tú. Tú fuiste el motor que nos dio el deseo de algo mejor - habló mi padre. Me puse de pie y lo abrace.
- Estoy muy orgulloso de ti papá.... escuché muchas cosas malas de ti, pero también buenas. Sé que tu amor por mi madre fue tan fuerte, que dejaste a un lado el odio por su familia. Yo he vivido todos estos años sin saber de su - abrace a mi madre - identidad, pero he sido testigo del amor que se tienen. He comprobado por mi mismo que verdaderamente dejaron todo en el pasado, por mi....
- Lo dejamos, pero no dudaremos ni un segundo en volver por ti.... Elias, tienes muchos enemigos. Incluso antes de que se enteraran de quién eras hijo, han querido acabar contigo. Ahora que saben de tu identidad, han tramado una trampa.
- ¿De qué hablas papá? - pregunté confundido.
- Que el operativo de esta noche es una trampa... clanes pequeños que se están levantando, se unieron con algunos existentes, para acabar con el imperio Grimaldi. Su plan es juntarnos a todos, a Leo, Marcos, Anastasio, a nosotros y por último a ti. Saben que eres por el único que nos unimos todos en uno solo y te usarán para juntarnos.
Si acaban con nosotros, el territorio queda libre, pero... quedas tú. Temen que algún día quieras tomar posesión de lo que te pertenece, porque todo te pertenece a ti.
- ¿Papá como...?
- Escucha hijo.- me interrumpió - Tú eres el bisnieto del hombre que inició el imperio Grimaldi, el sucesor de todo. Leo solo se quedó al frente, porque tu mamá no lo quiso más. La otra parte, del cual Anastasio y Marcos se encargan, me pertenecen a mi, por ende son tuyos. Todos los mencionados han puesto su vida en juego por nosotros, por ti. Desde el día que naciste han vivido para protegerte y crèeme que aunque esta vida les da poder, ellos mismo la odian. Si alguien más se hiciera cargo del territorio sería un infierno, eso te lo aseguro.
Yo sabía que era verdad lo que decía: desde que si ellos no estuvieran al frente sería un infierno, hasta que siempre cuidaron de mi. Tito..o Leo mejor dicho, siempre me quiso y cuido de mi... yo no puedo negarlo, lo quiero como a un padre. No sabía qué pensar, lo quería muchísimo como persona, pero lo odiaba como narcotraficante y mi deber era acabar con él.
- No te preocupes por mi papá, se como cuidarme y mi...
- ¡Elias, no estás entendiendo! Esos malditos quieren acabar contigo y nosotros no lo podemos permitir. - interrumpió mi madre. Sonreí.
Nunca conocí esta faceta de mi madre, la de líder, la que se enfurecía y quería tragarse al mundo entero. Me encantaba, ella era la mujer más hermosa a mis ojos y la amaba con todo mi ser. La abrace fuertemente a mi cuerpo y besé su frente.
- Está bien mamá, tranquilízate. Si te hace sentir mejor no iré - ella respiró más relajada y me rodeo por la cintura.
- Te amo Elias, eres mi razón de ser, si algo te pasa... me muero.
- Lo sé mamá y si algo te pasa a ti, me muero yo.
Charlamos un poco más y me platicaron muchas anécdotas, algunas hermosas y otras muy dolorosas. Me hacía falta conocer el otro lado de la moneda y para decir verdad, admiraba mucho a mis padres y a Leo, ni se diga.
- ¿Qué hacemos aquí? Vámonos al departamento, necesitamos descansar - me puse de pie y tomé la mano de mi madre. Ella me sonrió como los mismísimos ángeles.
Mi padre me dio unas palmadas en la espalda y salió frente a nosotros. Podía ver los movimientos de su cuerpo al caminar, irradiaba seguridad por cada poro de su piel. Esa silueta, fue precisamente la que siempre quise imitar. Recuerdo de niño, como lo veía y decía que yo quería ser grandote y fuerte como él. Cuando veía como abrazaba a mi madre, como le sonreía, quería que mi futuro fuera justo como el de ellos.
Mi madre dio un leve apretón a mi mano, como si supiera lo que pensaba en esos momentos. La volteé a ver, pero mi mirada se desvío a un auto que venía a gran velocidad del lado opuesto. Vi como por la ventana se asomaba la punta de un arma de alto poder y no tuve tiempo de reaccionar, porque un fuerte golpe nos tumbó a mi madre y a mi al suelo. Mi padre nos empujó, liberándonos del fuego que se dejaba venir.
Una fuerte ráfaga de balas pasó zumbando por mis oídos. Como pude cubrí el cuerpo de mi madre con el mío, pero fue imposible mantenerla restringida. Sus ojos se abrían como plato, al ver el cuerpo de mi padre convulsionarse, al sentir el impacto de las balas golpeando su cuerpo.
Mi mundo dio una gran sacudida, mi padre.... no podía respirar..pero las balas seguían y como pude, saqué la pistola de mi cinturón y disparé. Trataba de mantener a mi madre en el suelo a la vez que disparaba. No podía permitir que le hicieran daño a ella también.
No sé de dónde sacó tantas fuerzas, pero me fue imposible contenerla. Se puso de pie y entre sollozos corrió la poca distancia que existía entre los dos.
¡La iban a matar a ella también! Me puse de pie y antes que pudiera llegar a ella, otros hombres empezaron a contestar al fuego. Volteé a ver quienes eran y reconocí el rostro de uno de ellos, como la mano derecha de mi padre, Anastasio.
El auto se fue, no al sentir lo duro, si no lo tupido. Los hombres de papá eran unos sanguinarios y tal como dijeron mis padres, estaban dispuestos a dar su vida por la nuestra.
Mi madre lloraba a mi padre y besaba ansiosamente su rostro. Mi Corazón se rompió en mil pedazos ¡Todo fue mi culpa! Me recriminaba mentalmente. Ellos lucharon por la paz y después de tantos años de luchar contra el mundo por vivir tranquilamente, yo los traje hasta aquí una vez más.
- Mamá, necesitamos irnos de aquí- dije con voz cortada y el Corazón roto, llenó de dolor, por la pérdida de mi héroe.
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Enseñame a Olvidar II: volver a nacer
RomanceCuando todos creían que Natalie había muerto en aquel horrible accidente de auto, dios le da una nueva oportunidad. Fue como volver a nacer. Pero ¿Qué sucederá cuando los enemigos se enteren que aún vive? ¿Volverá a ser el blanco de los ataques de...