Nunca he amado los cumpleaños, ni siquiera los míos. No sé cómo celebrar uno ni mucho menos como actuar cuando las personas que poco te conocen te cantan una vieja y desagradable canción. Mis cumpleaños por otra parte, siempre han sido los más desafortunados...no hay 28 de marzo que no me suceda algo. Por ejemplo, a los 6 años mis padres decidieron hacer una monótona fiesta. Llena de bombas, un pastel con tantos colores que creo que fue la razón que ahora ame tanto el gris y el negro; miles de personas y familiares que en sus sonrisas falsas simulaban festejar mi nacimiento. ¿Acaso había alguien que fuera por su propia voluntad? Supongo que pudo ser Naruto, un niño delgado de cabello rubio y unos brillantes ojos azules escondidos detrás unos grandes anteojos; mi único amigo de toda esta vida.Ese día puedo recordarlo perfectamente, solo porque en aquellos tiempo mi mente era inocente...tan lejos de las sombras qué ahora cargo. Risas y carreras entre los miles de niños se presenciaba desde los pasillos de una modesta casa. El aroma de tabaco de mi padre y sus amigos perfumaron el hogar mientras temas superficiales se entablaban, desde lejos ellos ignoraban a sus esposas, entre ellas, mi madre, esa mujer que sufrió tantos desesperos por mí. Al final, era una típica fiesta de cumpleaños. Sin embargo, la maldición de celebrarlo era como si cada año se le recordara al mundo de que la razón de su apocalipsis, empezó desde conocí por primera vez la vida. Todo esto porque ese mismo día en que cumplí seis años, frente a sus amigos y pequeños niños, mi padre fue asesinado a sangre fría por su más antiguo amigo; cómo lo había dicho. Era una maldición.
En mis siguientes años, accidentes, deudas, embargos, herencias que termino en mi nombre provocaron que aquellas celebraciones poco a poco se volviera solitarias; las únicas personas que ahora cantaba un "feliz cumpleaños" era Naruto y mi madre. Ese niño rubio delgado y de anteojos ahora un joven con lentes de contacto y con una sonrisa soñadora siempre lucho por celebrar ese día, así yo no quisiera.
–– Es tu cumpleaños y debes celebrarlo como es. –– Siempre me decía con su adorable pero a la vez irritable forma de ser. Quizás por tanto tiempo de conocernos era la razón que al final aceptaba; terminando frente a un pequeño pastel con tan solo una vela prendida. Mi madre por otro lado, ella siempre simulaba estar feliz ese día, pero era obvio que la imagen de ver a su esposo morir por dos disparos certeros en la cabeza, no era fácil de olvidar. Yo lo sabía, ella solo disimulaba y Naruto solo callaba.
A mis dieciocho, una pequeña pizca de luz se pudo presentar en esa rencorosa celebración, pues hoy por fin era mayor de edad.
–– Hoy beberé y fumare con tanta libertad que mi alma renacerá. –– Le dije a Naruto mientras me encontraba tirada en una desordenada cama, admiraba las pequeñas telarañas que se formaban en el techo de mi habitación. Naruto solo me miro en silencio desde una orilla del colchón, parecía como si me tuviera miedo, pero en realidad es que él me estaba empezando amar.
Varias veces me le quedaba viendo, ese muchacho era apuesto y podía conseguir cualquier culicagada que deseara, pero no era así, se había apegado de esta niñata que solo buscaba un vicio cada año en el mismo día. Regresando al relato de mi primera celebración de la libertad, Naruto y yo nos aventuramos a caminar por toda la zona rosa del sur de la ciudad. Establecimientos que con tan solo al pasar un aroma de licor y sudor, te invitaban a entrar, fue como luchar en un mar de sirenas.
––Decide tú, eres la cumpleañera. –– De parte de un Naruto sonriente me invito a escoger; terminando así en un bar rock.
La idea era bailar y beber hasta que uno de los dos no pudiera conducir el automóvil del padre de Naruto, pero beber y escuchar música nunca fue un mal plan. Una, dos, tres y hasta seis cervezas bebimos a honor de mis desastrosos dieciocho, las tontas sonrisas y barbaridades que nos decíamos era la mejor muestra de que aquel liquido había atrofiado nuestra sobriedad.
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CADA 28 DE MARZO (ONE SHOT)
Short StoryLos cumpleaños no siempre traen felicidad. Esta historia de un solo capitulo por el cumpleaños de nuestra pelirosa favorita. Los personajes no me pertenecen son propiedad de Kishomoto y la historia no sé permite distribución o adaptación de la mism...