Era una tarde tranquila, terminé mis proyectos de la universidad, al fin he ascendido en el trabajo, volví a ver a mis hermanos después de tantos años, ayude a una niña a bajar a su gatito del árbol... Pero, a pesar de que me coquetean y eso, ninguna mujer se queda a mi lado... Soy romántico, atento, agradable, tengo dinero... Tal vez no soy millonario pero al menos puedo darme mis gustos.
"¿Seré demasiado para ellas? O ¿Seré muy poco?, ¿a quién quiero engañar? jamás seré poco", pensaba tranquilamente mientras iba en el metro rumbo a mi casa ya que una de mis Karamatsu Girl me robo un automóvil recién comprado, se veía muy presentable a pesar de no ser de este año.
Empiezo a pensar que las mujeres son muy interesadas, muy escandalosas y fastidiosas... "¿Existirá una mujer que acepte a este bombón?", no creía que pudiera pensar eso de ellas, pero después de haber estado con tantas las cuáles no mostraban un interés diferente... Aún que hay mujeres en el mundo, alguna será la indica de ser mi bella esposa.
Me llamo Karamatsu, tengo 25 años de edad, me queda poco para terminar después de tanto esfuerzo por ello de la universidad, trabajo en una oficina como gerente exclusivo, debo decir que no me va nada mal. Mi sueño siempre ha sido manejar una empresa de bienes raíces, por alguna razón me encanta saber que yo mandaría y tendría el control de ello, es una gran meta que quiero lograr, aunque realmente me gustaría no hacerlo, he estado buscando de mujer en mujer a alguien quién sea la dueña de mi corazón, "oh, my heart sufre ¿dónde te encontrarás my princess?
Estaba realmente tan tranquilo, perdido en mis pensamientos y tan despreocupado en aquel momento hasta que paso ese suceso.
El metro en el cual se encontraba aquel sujeto llamado Karamatsu; de cabello negro peinado hacia atrás, su ropa era al estilo de un traje que se conformaba con un saco azul, una camisa café con bolitas casi amarillas muy pequeñas y en gran cantidad, pantalón blanco, de piel casi aperlada, ojos azules oscuros, cejas muy remarcadas, zapatos cafés como su camisa y sus lentes doblados que se encontraban colgando en la bolsa de su camisa, zapatos cafés de agujetas, se detuvo para subir a más pasajeros.
Una joven; de cabello negro, tan negro que brillaba tan radiante, lo tenía peinado en dos trenzas a las orillas unidas atrás y su cabello suelto con una boina negra que le cubría y un fleco centrado que llegaba un poco más allá de las cejas, esta misma portaba un uniforme de algún instituto el cual se conforma con un vestido negro que tiene un escudo del instituto en el pecho izquierdo de la joven con un suéter blanco abajo de él, usaba calcetas blancas largas con un vestido que llegaba hasta sus rodillas y zapatos negros bajitos pero con un diminuto tacón, se coloca enfrente de Karamatsu.
Karamatsu se encontraba aún pensativo sobre su vida amorosa, ese momento acabo cuando sintió unas gotas caer en su pantalón. Confundido de aquello, subió su rostro para ver lo que está ocurriendo. Al momento de ver el rostro de la chica hundida en llanto cubriendo sus ojos con su fleco al tener su mirada hacia abajo, los ojos de Karamatsu se deleitaron. El metro comenzó a avanzar, la joven trataba de cubrir su rostro lo más posible, al querer secarse sus lágrimas, suelta un poco la barra del metro y en una vuelta brusca esta misma es empujada perdiendo la compostura. Antes de que aquella chica pudiera doblarse, Karamatsu en ese mismo instante se levantó para tomar la barra con su mano derecha y con la otra a la chica. Este mismo la empujo hacia él recargándola y cubriéndola con su pecho, no pudo evitar abrazarla.
La joven quedó impresionada con el suceso que acaba de pasar ya que no se esperaba que alguien la salvaría de caer así, sobre todo el hecho de que la abrace tan fuerte que sentía que ahí mismo podía desahogarse. La chica no dudo más al sentir ese caluroso y cariñoso abrazo el corresponderle, ella apretaba fuertemente el saco de Karamatsu aferrándose totalmente a él.
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Do you want to be my princess? (Osomatsu-san)
FanfictionLa historia de un amor ilegal a la vista del mundo, ¿9 años de diferencia? ¡Exageran! El primer amor de una pequeña joven siempre es el más puro e inocente.