Mentes

1.9K 411 64
                                    

Hay que abrir nuestras mentes, y alimentarnos de las voces de los demás, escuchando todas las palabras armoniosas que forman la imaginación.

El tiempo pasó demasiado rápido. Ya estaban por cumplir medio año viviendo en aquel pueblo, y las cosas iban a la perfección. Más o menos.

De cierta forma estaban estancados en una rutina que no hacía muy feliz al rubio.

Para Katsuki, era difícil mantener la casa en pie. Él parecía el padre de familia, que hacía todo lo posible para pagar la renta, la comida, y las comodidades de la vida. Había días donde no tenía trabajo, no había citas con nadie y tenía que encontrar la forma de comprar algo decente para comer.

Llegó una época bastante difícil, un tiempo laboral donde no había tantos turistas. El trabajo de Katsuki se sustentaba en turistas, y los pocos que iban por esas fechas se negaban a sus servicios.

Terminó de preparar el sándwich de queso, tomó los platos y caminó hacia el cuarto, intentando dejar aquellos pensamientos preocupados sobre el qué comerían los siguientes días. Izuku estaba recostado en su cama con la laptop en el pecho, con la pantalla muy cerca a su cara.

—Toma —le entregó un plato y se sentó en la cama, comenzando su cena.

—Gracias —el peliverde se levantó, dejando de lado la laptop para comer. 

Fue un momento para nada incómodo, en lo que ambos terminaban de comer. Pero ahí no acababa la interacción, después de cenar juntos Katsuki tenía una charla pendiente con Izuku.

—Deku, ¿Qué has hecho últimamente? —comenzó la conversación. El peliverde se tensó, ese tipo de preguntas no eran muy comunes, él era quien siempre comenzaba las pláticas.

—Eh... He estado escribiendo los últimos detalles del libro.

—¿Y te va bien? —preguntó serio mirando el suelo, cosa que puso algo nervioso a Izuku.

—Supongo que sí, mi editor no se ha quejado mucho...

—¿Pronto publicarás?

—Sí. Espero y todo salga bien.

Katsuki levantó la mirada, por alguna razón no sintió a Izuku decir aquello con confianza. En respuesta Izuku desvió la mirada, y eso lo alertó más.

—¿Qué hay de tu otro libro? —picó Katsuki el lado bueno de la conversación, no quería hacer que Izuku se sintiera más oprimido con su actual trabajo.

—Bueno, no ha tenido ventas ya que aún no aprueban la solicitud de reimprenta. No tiene mucha demanda en el mercado.

Cabe decir que Katsuki jamás había leído el libro de Izuku, de hecho, jamás leyó ninguno de sus escritos de cuando eran adolescentes.

—¿Que no es una historia juvenil? —preguntó extrañado. Según sus nulos conocimientos las sagas juveniles eran las más demandadas, no como los ensayos filosóficos.

—Sí, pero no es sobrevalorada como los juegos del hombre o cincuenta sombras de Greg —se hundió de hombros. No sabía exactamente cómo algo se volvía famoso

—¿Sobrevaloradas? ¿A qué se debe?

—Pues... no lo sé con exactitud. Creo que es el lemon y la autoinserción al personaje —Katsuki no había entendido un carajo.

—¡Explícate bien que no soy un experto!

—Bueno, eso no importa mucho, ya que no hay nada de eso en mis novelas. O eso intento.

—Deberías hacerlo entonces, si quieres tener lectores —Izuku intentaba lo más que podía hacer una historia original y auténtica, tal vez habría sido mejor explicarle qué era lemon a Katsuki antes de que le dijera eso, lo ofendió. Las otras sagas sobrevaloradas ni siquiera eran buenas.

—Es más fácil hacerlo que no hacerlo —se recostó en su cama de nuevo un poco desanimado. No había hablado con su editor nunca de eso, pero tal vez si lo hacía, si ponía lemon o personajes planos tuviese más lectores, y por ende más ventas.

—Escucha. No sé cómo funciona el mundo de la literatura. A diferencia, las fotografías que yo vendo son de estudio, no gano dinero con la pura intención artística. Últimamente no tuve muchos clientes, así que estuve cuidando el dinero al rededor de las semanas. Estos últimos días no generé ganancias, pagué la renta, y aparte compré todos los víveres ¿Habrá alguna forma de que puedas aportar con algo de dinero? ¿De verdad no consigues nada con tu libro publicado? —declaró, con total sinceridad. Su ceño estaba fruncido pero no expresaba molestia, sino preocupación, y eso lo notó Izuku.

No contestó rápido, de hecho, se dedicó a mirar la pantalla de su laptop meditando ¿Cómo podía hacer dinero rápido? ¿Comisiones en internet? ¿Sacar pronto el nuevo libro? Era difícil.

—Deku, maldito bastardo, no me ignores —dijo molesto.

—Yo no... Solo estaba pensando en qué podía hacer. Creo que haré lo que me dijiste —porque era verdad, el lemon y la escritura floja atraía gente. Se le ocurrió que podría escribir un libro erótico y venderlo a un precio moderado por internet, sin una editorial ni nada, sino como un independiente—. Tengo una idea.

Izuku hizo algo que no había pensado en mucho tiempo. Buscó en internet su propia obra publicada, en páginas de facebook o Twitter, esperando ver algún indicio de fans. De hecho, se sorprendió de sobremanera...

—¿Qué te pasa? —cuestionó el rubio al ver la palidez de Izuku, parecía haber visto un fantasma.

—Hay... hay un grupo en Facebook con más de mil integrantes —para el pobre de Izuku eso era demasiado. El pobre, en todo aspecto, ni si quiera sabía que había gente que se dedicaba a hablar de su libro. Entró por mera curiosidad y vio los post y memes que entendía a la perfección al haber sido él quien inventó todo aquello.

Eran solo los post que estaban para público, mandó una solicitud para unirse y le hicieron varias preguntas que, si bien no eran nada difíciles para él, le sorprendía que fueran datos necesarios a saber para poder entrar.

El nombre del autor, personajes favoritos, situación favorita, shipps... Cuando descubrió los shipps, se emocionó. Ver a la gente shippeando crack era muy divertido.

Katsuki se acercó y se recargó en la cama de Izuku para ver lo que estaba haciendo. Vio al fandom genérico alardear de un libro que probablemente no merecía tanto amor, pero Izuku parecía haber recibido el mejor regalo de cumpleaños, emocionado leyendo todos esos post llenos de teorías pendejas.

—¿Qué harás?

—No lo sé... Planeaba hacer comisiones en mi página oficial —su querida laguna tenía muchos seguidores, muchos más que los del grupo, pero solo daban like y cosas simples, jamás imaginó el fandom escondido en un grupito.

—¿Estás feliz? —dejó de mirar la pantalla para ver la feliz cara de Izuku, casi llorando. Pronto Izuku también le miró, desviando su mirada al notar a Katsuki demasiado cerca.

—S-sí... La gente es muy ocurrente, tal vez me robe algunas ideas de aquí para el otro libro —rio por lo bajo. Estaba en su derecho, ellos se atrevían a escribir esos fanfics con sus personajes.

Katsuki no estaba completamente aliviado. Aún seguía con el mismo problema monetario, y parecía que Izuku no iba a ayudar hasta dentro de mucho.

Se levantó de la cama para regresar a la suya, con todo el peso en los hombros sin haber desaparecido.

—Kacchan, por cierto —le detuvo. El rubio dirigió su mirada sin ganas—. A mí me gustan tus fotografías. Yo creo que las que tomaste el primer día son arte, aquellos murales... —le dirigió una sonrisa bastante traviesa. Maldición, Katsuki había sido descubierto.

No respondió, se dio la vuelta y se recostó, dándole la espalda al pecoso para que no descubriera sus mejillas sonrojadas. Izuku rio por lo bajo, sí había logrado ver aquel sonrojo.

Al final de los días no pudo escribir lemon. Le daba vergüenza.

NuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora