—Hola- murmuré nuevamente esta vez con algo de duda.
Silencio.¡Oh por favor!
Lo miré ceñuda y amagué a colgar. Entonces lo escuché.
—¡No! No, espera. Espera, por favor... Lo siento.— Okey?- desvié la mirada hacía el frente concentrándome en el respaldar de la silla que tenía en frente.
—No, oye... Mírame... Mírame ¿Si?- pidió él con voz lastimera.
Y lo hice. El chico tenía la palma de su mano libre, pegada al cristal, la intensidad de su mirada cuando conectó con la mía hizo que mi corazón palpitara desbocado.—Lamento si piensas que soy un idiota... Aunque probablemente lo sea. Es solo que... Woao... ¿En serio eres tú?
—Pues... Acabas de anotar tu número en una hoja y mostrarlo por la ventana. Por cierto, soy esa chica que vez frente a ti, por si tienes dudas y hace un rato te retraté y desde ayer llevamos coincidiendo cada que los buses van a la par.
Su risa fue música para mis oídos. Por lo menos habíamos dejado la incomodidad a un lado.
—No me refería a eso. Es solo que... Tu voz...
—Ya sé, caca.Nuevamente volvió a carcajearse.
—Claro que no. De hecho, tu voz es demasiado dulce... pensé que hablaba con una niña.—¿Me estás diciendo vieja?- pregunté con fingido horror.
—Mujer...- dijo intentando recuperarse de su ataque de risa- ¿Siempre eres así de graciosa?
Me encogí de hombros.
—Generalmente la pendejada va de la mano conmigo.
Después de eso, la charla fluyó con normalidad.
Hablamos de él, de mí; intereses, gustos, aficiones.Serían las 7 u 8 de la noche cuando uno de sus amigos lo interceptó, alcancé a escuchar cuando le preguntaba "¿Quién rayos tiene a mi amigo riendo como desequilibrado mental?"
En ese mismo instante le rapó el teléfono y habló: -¿Quién es?- preguntó con voz fuerte y varonil.—Soy un cuerpo que ocupa un espacio en un planeta llamado tierra- respondí por inercia.
Reí con ganas cuando pude verlo en el otro bus mirando raro el teléfono.
—Muy graciosa- dijo sarcástico- ¿Cómo te llamas?
—Eso es información confidencial, si te digo tendría que matarte.
—Solo inténtalo. No te imaginas con quien te metes- resolvió flexionando por maña sus pectorales como si lo estuviera viendo.
Y la verdad era que lo hacía, solo que él no sabía.—¿Te refieres a un moreno afroamericano, aproximadamente 1,90 de estatura, con el cabello rapado, camiseta vino tinto y grandes músculos? - el chico abrió la boca con evidente horror.
—¿Quién mierdas es esa tipa?- preguntó horrorizado entregándole el teléfono al rubio.
Este notando mi diversión disimulando la mirada que me daba, puso el teléfono en altavoz.—Hola- saludó de nuevo el rubio- te presento a Michael.
—Ejemplar el que tienes como "catcher" pero no es tan impresionante como se describe.—Oye- se quejó el moreno.
—¿Qué sucede?- preguntaron nuevas voces uniéndose al concurrido espacio del rubio.
—Ay no- se quejó este último.
—Robert está hablando con una bruja- vociferó Michael.Entonces se llamaba Robert. Me gustaba ese nombre.
—No es una bruja- defendió Robert.
—Acaba de describirme no con pelos y señales... Eso es cosa del demonio.
Más de uno soltó la carcajada.
—¿Qué le diste?- preguntó un joven que tenía rasgos orientales.
Robert se encogió de hombros indiferente intentando disimular las miradas a la ventana.
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Relatos breves para noches de Insomnio
ContoDiversión, terror, suspenso. Mini historias con significados poco convencionales que te ayudaran a pasar el tiempo en tus mejores noches de insomnio.