Parte sin título 13

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______ sintió que se le hacía un nudo en el estómago y unas tremendas ganas de pedir perdón una y mil veces se apoderaron de ella, pero consiguió controlarse y sonreír como si tal cosa.

-Normalmente, no me gusta recrearme en los incidentes desagradables -comenzó Lay-, pero tenemos que hablar de lo que pasó anoche.

______ tomó aire.

-Perdona si te puse en evidencia delante de tus amigos -se disculpó.

Lay se echó hacia atrás y sonrió, lo último que ______ habría imaginado que iba a hacer.

-¿Qué te parece tan gracioso? -le preguntó con el ceño fruncido.

-¿Por qué crees que tu comportamiento podía dejarme en evidencia? Te aseguro que he visto a gente mucho peor que tú. No, anoche no me avergonzaste, pero me sorprendiste.

-¿Te sorprendí? ¿Y eso?

______ se preguntó qué era lo que le iba a decir Lay si, por lo visto, la intención de citarla a comer no había sido para echarle una buena bronca por su ridículo comportamiento.

Lay no contestó inmediatamente.

Tenía tiempo porque la reunión que tenía después de comer se había cancelado, ya que el director de la empresa con el que había quedado estaba enfermo.

Así que esperó a que el camarero hubiera tomado la comanda y le hubiera servido una copa de vino.
No le pasó por alto que ______ tomaba agua.

-¿Quieres la versión larga o la corta?

Por la cara que puso ______, Lay comprendió que hubiera preferido no hablar del suceso en absoluto, pero, ya que no tenía más remedio, prefería la larga.

Su experiencia con las mujeres le había dejado claro que les encantaba hablar de sí mismas y seguro que ______ no iba a ser diferente en aquel aspecto.

Cuando ______ se encogió de hombros, dando a entender que le daba exactamente igual, Lay se quedó un tanto sorprendido.

-Lo que me sorprendió fue que aparecieras medio desnuda...

______ no pudo evitar sonrojarse.

-¡No aparecí medio desnuda! -se defendió-. La vendedora me aseguró que era lo que se lleva ahora. Por si no te has dado cuenta, soy joven y no tengo porqué enfundarme vestidos largos desde el cuello hasta los tobillos.

-No, no tienes por qué hacerlo, pero es lo que haces normalmente -apuntó Lay disfrutando de poder comer tranquilamente sin tener que consultar el reloj continuamente-. Para ir directos al grano, te diré que jamás te había visto en uno de los eventos de mi madre con algo que no fuera una falda larga o unos pantalones anchos. Ni siquiera en pleno verano.

______ experimentó un momento de verdadero horror al pensar en Lay mirándola desde su traje impecable, y viéndola con uno de aquellos atuendos suyos floreados que siempre le habían parecido tan adecuados para un evento veraniego.

-Lo cierto es que me parece ridículo ponerme un vestido apretado y zapatos de tacón alto para caminar por el césped -contestó.

-En eso tienes razón -comentó Lay -. En cualquier caso, me sorprendió mucho verte con ese vestidito azul. Supongo que debería sentirme halagado porque te lo pusiste para mí...

Lay no tenía ni idea de cómo se había atrevido a decir algo así, pero comprobó con deleite que su comentario había hecho sonrojarse a ______.

Era consciente de que siempre le había gustado cuando era una niña porque ______ lo seguía a todas partes.

Ahora, Lay se sorprendió jugueteando con la posibilidad de que siguiera gustándole.
¿Por eso, tal vez, se le había ocurrido trabajar con él durante quince días?

-No me lo puse para ti, Lay -contestó ______ con calma-. Supongo que estás acostumbrado a pensar que todas las mujeres del mundo se fijan en ti, pero me compré ese vestido única y exclusivamente para no avergonzarte delante de tus amigos -añadió sinceramente-. Soy perfectamente consciente de que no visto a la moda, pero en mi casa siempre me han dicho que es absurdo hacerlo porque lo que cuenta realmente es tu interior. Sin embargo, me habías invitado a salir a cenar y no soy tonta, sé que mucha gente no comparte mi opinión. Tú, para empezar.

-¿Qué me quieres decir con eso? -preguntó Lay divertido.

-Mi trabajo consiste en observarte -le recordó ______-. No sólo tengo que observar al Zhang Yixing trabajador, sino Zhang Yixing en todas sus facetas para hacerme una idea de cómo es en conjunto.

-¿Y cómo soy en conjunto? -preguntó Lay con fría curiosidad.

______ se dijo que no iba a ser ella la única criticada en aquella comida, y se lanzó.

-Para empezar, estás demasiado obsesionado con el trabajo -contestó esperando a que el camarero colocara ante ella el maravilloso plato de raviolis.

-Continúa, te escucho -le indicó Lay una vez a solas.

-Supongo que no tienes tiempo ni lo quieres tener para establecer una relación seria con ninguna mujer, y por eso no te has casado -continuó ______.

-¿Y no será que soy de los pocos hombres que no se casan porque lo consideran algo muy importante, que no hay que hacer única y exclusivamente porque la sociedad te lo marca?

-A mí no me da esa impresión.

-Te advierto, ______, que no voy a permitir que publiques nada sobre mí basado en tus especulaciones. ¿Lo entiendes? Vas a publicar nada más y nada menos que los hechos.

-¿Y dónde terminan los hechos y empieza la ficción?

-Hecho: trabajo mucho. Ficción: no disfruto de la vida. Hecho: estoy soltero. Ficción: es porque trabajo demasiado y no me interesa el matrimonio ni me quiero comprar una casa a las afueras para tener dos hijos, un perro y, cuando pase el tiempo, una amante en el centro. Hecho: raramente me tomo vacaciones. Ficción: es porque ya no sé divertirme. ¿Me sigues?

-¿Por qué tendrías una amante si estuvieras casado? -preguntó ______ sorprendida.

-¡______, por favor! ¿Pero tú en qué mundo vives? ¡No me puedo creer que seas tan inocente como para no saber que es lo más normal del mundo tener una amante!

-¡Será lo más normal en el mundo en donde tú vives y entre la gente con quien tú te codeas... !

-Los seres humanos no somos monógamos -dijo Lay lentamente-. Yo soy de la opinión de que la gente se casa porque no tiene nada mejor que hacer. ¡De ahí la altísima tasa de divorcios!

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😘 😙

En brazos de un italianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora