Capítulo 28

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Maratón 2/3

Me sonríe.

— ¿Tienes hambre?

— Algo.

Encojo los hombros.

En realidad muero de hambre.

— Ven, vamos a alimentarte.

Lo sigo hasta la cocina.

Empieza a buscar algo en la alacena.

Me pongo atrás de él esperando que piensa hacer.

Choca conmigo al voltear.

— ¿Qué haces?

Frunce el ceño.

— Ayudarte.

Niega con la cabeza.

— No, yo me encargo solo sientate.

— Pero...

— Nada de peros.

Me siento en un taburete y veo cómo Alec se mueve de un lado a otro.

No quiere que le ayude pues ni modo.

Se ve que a él le gusta cocinar.

Su modo de moverse es elegante y precisa.

Poco a poco un delicioso olor inunda el lugar.

No me gusta no hacer nada.

Y menos esperar.

— ¿Dónde están los platos?

— Ahí.

Me señala una puerta que está arriba de la encimera.

Vaya no fue tan difícil.

A la hora de estirarme la falda se me sube a mitad del muslo.

Escuchó un carraspeo y cuándo me volteó a verlo, él esta concentrado en mirar mi trasero.

— ¿Te gusta la vista?

Por fin desvía la mirada.

— Muchísimo.

Me mira descaradamente.

— Pervertido.

Se empieza a reír.

— No sabes cuanto.

Maldito casanova con su sonrisa retorcida.

Se acerca y me extiende sus manos.

— Te ayudo.

Le pasó los platos.

— Gracias.

Le doy un beso.

Se dirige a la mesa y yo me quedó embelesada.

Ya con todo en la mesa empezamos a degustar la maravilla que preparó Alec.

Si alguien quiere ganarme definitivamente es por medio de la comida.

Siempre comí mucho y en algún corto tiempo fui gordita (mi mamá no dejó que durará mucho eso).

Pero siempre como lo que quiero aún qué me cueste mucho a la hora de bajarlo.

— ¿Te gusta?

Lo miró con una sonrisa.

— Está exquisito.

Le guiño un ojo.

Se ríe.

Mi Tentación (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora