En el Tiempo

CAPITULO 41: POR FAVOR NO LLORES

Himchan y yo intentamos volver a ser una familia. Yo de verdad que lo intentaba, pero es que no tenía la cara para hacerlo si ni siquiera era capaz de decirle a mi esposo que llevaba en mi vientre una criatura de Kim. Se me hizo costumbre llorar en cada ducha que me diera, pues era ahí donde me tomaba el tiempo de contemplar y acariciar el bultito en mi vientre que crecía lentamente.  

Kim se fue, tal y como lo dijo Himchan, lo mando fuera de la ciudad, y él no tuvo ni siquiera tiempo de pensarlo. A raíz del odio inminente que Himchan manifestaba hacia él, Kim simplemente aceptó la petición de su familia de irse a administrar las construcciones de la empresa en la capital. Sabía que estaba un poco arrepentido de su reveladora borrachera, un poco avergonzado también, pero más allá de todo, estábamos tratando de creer que había hecho lo correcto. Sabía también que me odiaba, porque yo era una cobarde, por seguir ocultando a su hijo, pues Himchan seguía sin siquiera sospechar de que yo estaba embarazada. Supongo que eso fue el motor que impulsó que él se fuera de la ciudad. Sospechaba que quizá yo nunca le diría a su hermano que ese bebé era hijo de él, y él ya había dicho demasiado.

Había pasado un mes desde que Kim se había ido, yo comencé a ocultar mi vientre entre prendas anchas y a comer más de lo previsto para engordar uno que otro kilo y así disimularlo mejor. No sabía a dónde demonios quería llegar con todo esto.

Un día, un maldito día, yo venía llegando tarde de la empresa, comencé a preparar la leche para mi Jongi que dormía en el segundo piso junto a Soumin, que seguía viviendo en mi casa restregándome en mi cara lo feliz que era porque Kim por fin se había ido de mi lado y yo no lo haría sufrir nunca más. Ese día, yo estaba decidida a decirle a Himchan que esperaba un bebé de Kim.

De pronto mi celular sonó y contesté mientras tomaba el biberón de Jongi y me dirigía hacia el hervidor. Escuché atentamente, un sollozo se me escapó y el biberón aun vacío cayó de mis manos.

- Pero cómo pudo ser, Dios mío, Dios mío, no es verdad- lloriqueé

- Ven pronto, ___, estamos en el hospital general

- Voy...voy para allá

Subí las escaleras corriendo y entré al cuarto de Soumin sin golpear siquiera, ella dormía plácidamente, las cortinas estaban cerradas y yo me vi obligada a prender la luz antes de sentarme en la cama, a seguir llorando.

- Sou, Soumin despierta- dije muy desesperada, ella despertó de golpe y con solo verme se incorporó  

- qué ocurre- preguntó asustada

- es Him, me llamó Zelo, me dijo que...- no podía ni siquiera decirlo, me dolía como el infierno el pecho, me llevé las manos a la cara, las lágrimas me corrían sin cesar- que a Himchan se le había caído un bloque de hormigón encima en la construcción y que ahora estaba muy grave en el hospital...

- no, no, no puede ser- dijo Soumin poniéndose a llorar

- cuida a Jongi, yo iré al hospital, avisa por favor a tus papás  

Bajé, tomé mi teléfono y mis llaves, subí al auto y me dirigí al hospital rogando porque Himchan se repusiera de esto. "No te mueras, Him, cariño, no te mueras" susurraba en voz baja con la esperanza de que esa telepatía fuera la fuerza para aferrar a mi Him que seguramente en esos momentos se debatía entre la vida y la muerte en el quirófano del hospital.

Cuando llegué al hospital entré corriendo buscando rápidamente el pabellón donde estaba Himchan, buscaba desesperadamente hasta que me encontré con Lee Min Ho, quien era uno de mis mejores amigos y un excelente médico, iba amarrando su mascarilla en la nuca cuando me vio llorando como condenada.

- Qué te ocurre, ___

- Es mi esposo- lloriqueé- se le calló cemento encima y está mal

Sé que Min Ho se tuvo que haber compadecido con todo su corazón al verme así. Se sorprendió también de que el mismo hombre desafortunado que estaba en el pabellón fuera el esposo de su querida amiga.

- ¿Ese pobre hombre es tu...

- ¡Sí!, por favor sálvalo, Min, sálvalo- rogué poco menos que poniéndome de rodillas

- Prometo hacer todo lo posible, linda, ten fe- dijo él besando mis manos y dándome fuerzas.