El sol entraba por la habitación en donde dormía James, tal cual lo hacía en la habitación de su casa. De alguna manera, eso lo hizo sentirse en casa, por lo que no se sintió con ganas de levantarse.
La Guarida era un lugar tranquilo, lleno de pájaros cantando y una brisa calmada que arrastraba consigo el olor a flores frescas y en proceso de fotosíntesis, algo que a James le fascinaba: el olor a naturaleza.
La paz reinaba por los pasillos y rincones de aquella gran casa moderna y bien decorada, muy distinta a la bonita, acogedora y familiar Casa Potter. Esta era grande y con aislantes bien caros, por lo que lo que hacían las otras personas en sus habitaciones no se escuchaba.
Hablando del sentimiento personal del chico, sentía que nada podía despegarlo de aquella cómoda cama en la cual descansaba. Se sentía tranquilo ahí recostado y no le importaba mucho perderse el desayuno de tía Hermione, que por experiencia sabía que eran fideos pegados del día anterior con tocino y huevo frito. Pero como dice su mamá: "Si no está en su casa, no ruegue por su propia salsa.". Al principio, James no entendía la frase ya que estaba pidiendo pan con jamón, no salsa.
Pero, como siempre, no todo dura toda la eternidad, por lo que alguien tenía que llegar a arruinar toda aquella tranquilidad y serenidad que disfrutaba el chico de cabello azabache en aquel momento.
Tía Hermione entró como una fiera a la pequeña habitación ocupada por el chico y le quitó todas las sábanas de un jalón, despertando completamente al chico.
—Son las... —Revisó su reloj—. 11 y UN minuto. Dije claramente ayer que a las 11 en punto estaría esperándolos en la cocina. Aunque no lo creas, Potter, solo faltas tú en la mesa, si no contamos a Keila. ¿Dije o no dije que había ir estar a esa hora en el comedor?
—Sí lo dijiste, tía Hermione. Me quedé dormido —se excusó agarrando los lentes de la mesa de noche y colocándoselos. Tía Hermione se veía mucho más tenebrosa en alta definición—. Ya me levanto, ya me levanto.
James se encaminó la puerta de su habitación, pasando por un lado de su tía quien cargaba un pijama de gatitos, cual el chico de pelo azabache no había notado hasta ese momento.
La Guarida era una casa grande y moderna. Estaba decorada como cualquier otra casa familiar, pero si se hablaba de la estructura, uno podría perderse entre todos aquellos pasillos.
Al bajar por la escalera principal de la casa, el chico se encontró con serpentinas colgadas del techo, globos de colores brillantes pegados a las paredes y un cartel colgando de la muralla con las palabras "Feliz Cumpleaños, PoPotter" en grande.
—¡Feliz Cumpleaños, James! —gritaron todos los chicos presentes en la casa. James abrió los ojos al darse cuenta de que era su cumpleaños; realmente lo había olvidado.
Se acercó a su mejor amigo y ambos se abrazaron. Fue el primero en decirle feliz cumpleaños personalmente ese año, y estaba esperando ganar la apuesta anual esta vez.
Luego, abrazó a Lucy. Podía sentir el perfume de fresas de la chica abundar sus fosas nasales, por lo que sonrió acariciando el cabello.
Después de recibir felicitaciones de todos, comenzó a abrir los regalos. De parte de Dan: un jersey con una "J" mayúscula en grande. De parte de Keila, unas chapas para su mochila con jugadores de quidditch moviendo, de Gryffindor, de Hogwarts y muchas otras. Maya le regaló la nueva y mejorada Historia de Hogwarts y se aseguró que tuviera la poción multijugos colgando de su cuello; y así la tenía.
El regalo de Lucy fue algo complicado de entender: un cuaderno y una pluma. Es raro de entender debido a que Lucy es conocida por sus regalos magníficos, como pociones o inventos hechos por ella que son simplemente magníficos. Pero este año le había regalado un cuaderno y una pluma.
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James Potter y la Perla Encantada #JP4
FanficMuchas cosas cambian entre los amigos. James Potter y sus dos mejores amigos cursarán su cuarto año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Este año, nuevos sentimientos surgirán en los adolescentes que los cambiarán de maneras drásticas. Con...