-Bonita, por favor quédate.
Dice besando mi cuello lentamente mientras apega su anatomía a mi trastero.
Su voz ronca al despertar me eloquence.
Sonrío tímida.
-Lo lamento, debo ir a trabajar.
Volteo a mirarlo y despejo una mecha de cabello de su rostro. Acaricio su suave mejilla y lo miro detalladamente.
Es realmente guapo, y sus facciones enserio me encantan. En general, él es el típico chico que toda persona querría y aún más, considerándolo bien, soy realmente afortunada.
-Ire por ti después de que termines tu turno.
Hago una mueca.
Me detengo en seco, mamá siempre quizo que le presentara a Ross y esta noche en la cena puede cumplirse su deseo.
-Tengo una idea, ¿Quieres cenar en mi casa? Mi madre quiere conocerte y no se, en un principio pensé que no querrías, pero ahora... tampoco se.
Sonrío.
Me mira un poco nervioso.
-¿Y que se supone que debo hacer? Jamás he hecho algo así. Las cenas a las que soy invitado normalmente son por trabajo.
-Entonces está será la primera excepción.
Relame sus labios y me observa dudoso. Elimina un suspiro y me apega aún más a él.
-Entonces si, estaré afuera de la tienda a las cinco en punto- Me acorrala entre sus brazos y pone sus piernas sobre las mias.
-¡Ross!, llegare tarde por tu culpa- Exclamo intentado safarme de su agarre y así poder levantarme de la cama para arreglarme.
-Esta bien- Me suelta rendido.
Beso sus labios y camino hasta el baño para darme una ducha.
Lo observo retorcerse entre las sábanas y esconder su cabeza entre las almohadas. Sonrío ampliamente, que ternurita.
***
Guardo mi celular y la botella vacía de agua en mi mochila, me observo en el espejo y ordeno mi cabello antes de salir a la calle.
Estos cuatro días que he estado trabajando en esta tienda me he dado cuenta de que el trabajo no es tan duro como pensaba, o al menos no lo ha sido hasta el momento.
Andrés, el guardia de seguridad me a acompañado a la hora de almuerzo todos estos días, y la verdad es que a sido la persona que mejor me a caído, realmente ninguno de mis compañeros llega a ser desagradable pero en más de una ocasión me he sentido incomoda al lado de las otras empleadas, tampoco hablo mucho con ellas y realmente solo una se asemeja a mi edad, el resto aparenta al rededor de 40 años por su evidente apariencia.
Me despido de Andrés con un beso en la mejilla y salgo a esperar a Ross.
Miro hacia los lados, todavía no se asoma su auto por ninguna de las calles.
-Oye- Escucho detrás mío la voz de una mujer molesta.
Volteo a ver confundida.
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Sr. Lynch | Ross Lynch
Фанфик-Aquí yo pongo las reglas. NOVELA INSPIRADA EN 50 SOMBRAS DE GREY. Novela protegida por copyright. Prohibida su copia y/o adaptación; 2017