•Prólogo•

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28 de julio, 2017

Christopher

Y aquí comienza otra vez, primer día de clases y tal vez el peor día de todos, que estresante... No espera, ¿qué estoy diciendo? a mi me resulta todo muy fácil en realidad, hago esto para tener un diploma. Sino fuera por el, hubiera entrado a Hardvard a los catorce.
Me quedaba en las clases para gente promedio solo por Nick, mi mejor amigo de la infancia; a él le costaba mucho estudiar, terminar exámenes, prestar atención en clase, tareas, e incluso las domésticas.

Mis padres me abandonaron caundo tenia 8 meses, 28 días y 3 horas de vida, el orfanato o como le gusta llamarle, infierno no estuvo del todo mal, sin mencionar que los demás niños me hacían bullying.

Darlane y Joshua Dreper, mis padres adoptivos, nos adoptaron a mi a Nick a los 3 años, no querían que me Nick se quedara solo en el infierno así que también a él también lo llevaron, lo supe cuando tenia 6 años, recuerdo vívidamente que Nick lloró y se aisló por 3 días, fue en el mismo tiempo que Josh y Darlane se enteraron que soy superdotado.
¿Cómo se que pasó todo aquello? La memoria eidética, puedo recordar cualquier cosa de mi vida sin importar que, claro está, solo de los dos años en adelante. Quisiera no tener ésta capacidad por varias razones, por ejemplo, olvidar cuando vi por accidente a los srs. Dreper teniendo coito cuando tenia tan solo cinco años, la espalda peluda y sudada de un hombre con sobrepeso de la playa a los siete, atrapar a Nick con las manos en la masa a los ocho años, o mejor dicho, con la mano en él masa, me arrepiento de haber sostenido a aquella hormiga en mi dedo a los cinco años, por nombrar algunas. Me costaba mucho olvidar estas tipos de memorias.

Eso sumado con mi bajo autoestima e inseguridad de mi mismo. Llegaré a los cuarenta y seguiré recordando a Darlane y Josh copulando, los pelos sudados en la espalda del hombre, él miembro de Nick siendo estimulado con su propia mano y en la estúpida hormi-

—¡Vamonos de una vez! —gritó Nick desde él portal de la puerta.

Le respondí con furia por interrumpir mis pensamientos, que grosero. Me levento de la cama y procedo a agarrar mi mochila para luego dirigirme a la puerta.

—Hasta que al fin decides salir, ¿que te sucede? ¿otra vez pensando en tus padres? —preguntó preocupado.

—No precisamente pero casi aciertas —mira cabizbajo haciendo un puchero—. Siento que yo solo me estoy aferrando a todos estos recuerdos malos y buenos, tan solo quisiera dejarlos ir para enfocarme en él futuro. Odio mi memoria eidética —peino mi cabello con mis manos y comienzo a caminar mientras Nick me sigue—, ¿tú que opinas?

—Viejo, amigo, hermano... Lo que a ti te hace falta es una chica de senos grandes que quiera tener sexo contigo sin condón a cada hora del día

—¿Qué de-

—Mi punto es que necesitas que alguien te saque y te despeje la vista, solo fijate en mi, me abandonaron en un orfanato de cagada pero ¡mirame! Estoy radiante, sin preocupaciones y sin-

—¿Novia? —lo interrumpo abruptamente.

—Exacto —llora.

(...)

La última clase para salir del primer día era la de física, mi favorita, tenía muchas ansias de buscar una universidad para que me acepten al acabar la preparatoria, el dinero ya lo tenia, solo necesitaba la aprobación.

—¿Estás despierto? —pregunta Mallory en voz baja.

Ella a sido mi única amiga desde que iba a primaria, a veces me juntaba con ella y con Nick para salir o alguna otra cosa, pero Mallory solo fumaba marihuana de vez en cuando.

El Último De Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora