La luz de la luna acunaba la ciudad, solo las almas nocturnas apreciaban el silencio de las estrellas aunque también podríamos decir que aquellos seres sin alma también lo hacían. Gotas de lluvia caian aquí y allá, golpeando suavemente las ventanas de las habitaciones, una joven enmascarada, piel tan blanca como la nieve y un rostro tan horrible como el infierno, Jane Arkensaw o más bien Jane The killer iba por las sombras que proyectaba la luna, como un pequeño gato que acecha a su presa en busca de aquel que alguna vez fue su amor, un amor que hacía parte de su anterior vida mortal; Jeffrey Woods, un asesino sanguinario que ya no distinguia el hilo entre la cordura y la locura. No se encontraba bastante lejos de su ubicación, tal vez dos o tres cuadras hacia el norte, aunque no debía esforzarse bastante, en el silencio que reinaba era bastante sencillo escuchar aquella risa maniática que salía de esa garganta siniestra.Un vecindario de clase baja-media con algunos focos parpadeantes gracias a la antigüedad de los postes de luz, en uno de los jardines delanteros se podía apreciar un lindo triciclo rojo, una bicicleta y una casita de plástico, cualquier jardín promedio de aquel país. Lo único que no encajaba era cierta ventana abierta en la parte de la cocina, el asunto ya pintaba mal pero tal vez los residentes solo tenían calor. Una conclusión bastante tonta considerando que estaba lloviendo, ¿No creen?
-Pequeños y grandes, gordos y flacos, tienen algo en común y es que son humanos.- Canturreaba cierto ser blanquecino que caminaba por aquel hogar, las escaleras a su vista que tranquilamente subio.-|Una hoja afilada que recorría el papel tapiz de las paredes, dejando una muy deforme línea, casi parecía que hubiera sido un niño de cinco años en medio de sus travesuras.
-Un pequeño acechador que entro primero a la habitación de los padres y como no sabía rimar pues se quedó sin que más cantar a medio camino.- Murmuró de manera frustrada mientras abría con delicadeza una de las puertas, asomando su cabeza encontrándose con un almacén de juguetes, algunos nuevos y otros desgastados.
-|Un suspiro se escapó de sus casi inexistentes labios mientras sacaba su cabeza y procedía a reanudar su andar a la siguiente puerta, está vez con algo más de suerte, en la segunda puerta se encontraba el dormitorio principal del hogar.
-|Unos delicados pasos se hicieron presentes en la habitación, dos figuras que subían y bajaban suavemente entre algunas cobijas fueron captadas por aquellos ojos oscuros que de alguna manera lograban soltar un brillo tétrico gracias a la tenue luz lunar que atravesaba la cortina.
-Buenas noches camaradas.- Susurro irónicamente mientras se acercaba, cuál depredador que acecha a una presa indefensa, a unos simples corderos en el matadero. Sus pasos se detuvieron al lado izquierdo de la cama, el brillante filo de su cuchillo paso limpiamente por lo que parecía ser el cuello de un hombre o tal vez una mujer grande, no lo sabe, puede que sea un ser sobrenatural ahora pero eso no le daba superpoderes.
La hoja se llenó de un líquido carmesí de inmediato, y la lengua de nuestro querido ser quemado degustó la sangre unos segundos, hasta que su experiencia fue intereumpida por el ser con el corte en su garganta, sus manos fueron de inmediato a su cuello en un intento de detener el sangrado, sin mucho exito la verdad, aunque si obtuvo una reaccion por parte de la otra persona que se desperto por los movimientos ajenos. Duro unos segundos hasta que se dió cuenta de la situación, un extraño había entrado a su hogar, había cortado a su pareja y ahora la miraba con esos ojos llenos de locura pero vacíos de alguna forma.
Un grito casi gutural salió de su garganta, aunque este no duró más que unos escasos segundos.
-No no señora, no debe gritar, más bien, vaya a dormir.- Mientras decía aquellas palabras, su cuchillo se había hundido en la boca de aquella chica espantada, ahogando su grito con sangre que comenzaba a brotar.
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El Crepúsculo
Fanfiction"Querer algo no te da derecho a tenerlo". Palabras que resuenan en la mente de Jane cada día de su vida, anhelando la muerte. El viaje de la vida de los seres que trascienden la mortalidad es bastante extraño e inesperado, pero también confuso. Sent...