*Sidney P.O.V.*
¿No han pensado nunca que si pudieran volver atrás en el tiempo quizás no tomarían las mismas decisiones? Mirenme a mi, si el día que me encontré al profesor hubiera pasado de él, y hubiese ido al aeropuerto, ahora les estaría contando esta historia desde un penal, y no desde donde lo hago. Y es que todos hacemos nuestras bolas de nieve con nuestras malas decisiones, bolas que se hacen gigantes como la roca de Indiana Jones, que va persiguiendote por la pendiente hasta aplastarte. Todas las decisiones que tomamos en el pasado, nos llevan inexorablemente hacia el futuro, de eso se iba a dar cuenta Cairo, en cuanto encendiera la única televisión que dejamos en la fábrica por si en algún momento perdíamos conexión con el profesor.
—Venga dale —Le dijo Nairobi, y Cairo la enganchó en el enchufe. —¡Venir todos! ¡A ver que dicen de nosotros, que esto es el mejor atraco de la historia! —Todos fuimos a esa habitación, excepto los rehenes claramente.
—No puede ser. —Gritó Tokio. Estábamos en todos los canales, y en las noticias de todo el mundo.
—Esto marca a España con una M-16. —Dijo Oslo riendo.
—¡Coño mi madre y el padrino! ¿Y mi hermana? ¿Pero... qué? —Dijo Cairo.
—Rubén es un niño tímido... —Dijo su madre en la televisión. —Nuestro hijo estaba siempre encerrado en la habitación, pero no creíamos que fuese un criminal. —Le miré, su cara reflejaba pena absoluta. —Y luego le vemos en la tele con un fusil en la mano, con setenta personas encerradas —Suspiró su madre.
—Es como... como uno de esos yihadistas —Dijo su padre, o como había dicho 'el padrino'. —Yo le quería como un hijo, pero ya no, ya no lo es. —Al oir eso desenchufé la televisión.
—El profesor dijo que nada de televisión...
Pero también dijo que quería un atraco blanco, sin sangre y sin violencia. Que sólo con inteligencia perpetuaríamos el robo del siglo.
—El profesor ya ha desvelado mi identidad. —Dijo Cairo con una risa floja, probablemente destrozado por dentro.
Se levantó y se marchó, traté de ir detrás de él pero todos me lo impidieron. A veces la inteligencia no es lo suficiente para parar la bola de nieve que viene a por ti. Y entonces hay que correr, y correr y correr.
[...]
Había estado dos horas sin pensar en nada, y finalmente fui a ver a mi querido Cairo, no quería dejarle solo en un momento así. Llegué al despacho y estaba armando un explosivo, me miró y no dijo nada, asi que intenté seducirle.
—Jefe. —Me miró y rió. —El puesto de director general le sienta muy bien.
—Sientese señorita Sidney. He visto que ha llegado tarde... asi que tendré que dar parte de ello. —Me contestó siguiendome el rollo.
—Y si le enseño un... un seno ¿Rectificará? —Reí.
—Una oferta tentadora, pero prefiero algo más. —Los dos nos levantamos, y aún con la mesa entre medias nos dimos un beso.
—Se como te sientes... —El miró al suelo y no dijo nada. —Cairo...
—Estoy aqui, metido en este agujero, y me pongo a pensar como llegué aqui y... no me acuerdo. —Reímos. —Al principio creía que era un juego, osea hackear sistemas informáticos es mas divertido que trabajar en una empresa. Y mira, ahora no tengo padres...
—Yo no tengo madre...
—Es distinto, los mios estan vivos... —Miró al suelo. —Era bueno en lo que hacía, y podía haber tenido una vida normal, ganar dinero, conocer a una chica normal... Yo no era como vosotros.
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La Casa de Papel || Sidney
ActionA C A B A D A. El mayor atraco de la historia en el que hay que cumplir tan solo tres normas; nada de nombres, nada de preguntas personales y nada de relaciones personales. Aunque todo el mundo sabe que las normas están para romperse, ¿o no es así? ...