𝟏𝟏.

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Los siguientes días a mi encuentro con el chico del hospital pasaron lentos y rutinarios. Esa primera semana tenía la vaga esperanza de encontrarlo por los pasillos, en la cafetería o en cualquier lugar en dónde él pudiera estár. Pero parecía que se lo había tragado la tierra. Así como aparecía de la nada, desaparecia también. Me costó concentrame en clases ya que no podía dejar de darle vueltas al asunto.

Soñaba con él, a veces lo veía corriendo por callejones que parecían laberintos. Luego lo veía sentado sobre el borde de un acantilado y cuando me acercaba, el idiota no dudaba en saltar con una sonrisa en su rostro. Me levantaba asustado y no podía quitarme esa horrible sensación de angustia durante todo el día.

Pero por fin llegaba el viernes, después de una agotadora y extraña semana. Taehyung observaba en su celular fotos de algunas chicas y las iba clasificando del uno al diez. Yo intentaba prestar atención a lo que hablaba el Sr. Kim en clase de biología.

—¿Cuánto le das a esta? —me mostró una rubia en bikini y piel bronceada.

—No lo sé Tae —le respondí y dirigí mi mirada al maestro quién no paraba de hablar.

—Idiota, no eres de mucha ayuda. Hoy Minjae hará una fiesta y me pidió que invite solo a las mejores. Deberías ir un rato y relajarte, andas muy tenso Jimi.

—No me jodas con eso.

—Wow Wow Wow... El hermano de Jackson era el mismo al que le metieron una paliza en tu cumpleaños. El mundo es un pañuelo ¿No?

—Sí... —dije agotado.

—¿Y dejaste a Wendy clavada en el bar por irte con él? —había estado reprochándome desde que le conté.

—Sí pero no, ya te sabes bien la historia.

—Bla bla bla... Nunca me esperé que ese imbécil de Jackson tuviera un hermano.

Kim Taehyung y Jackson Wang jamás se llevaron bien y los dos eran una especie de némesis. Desde los primeros años de la secundaria se odiaban a muerte y competían en absolutamente todo. Eran tan parecidos que sólo había lugar en el mundo para uno de ellos.

—Ni yo... —murmuré—. Son muy diferentes.

—Bueno, ya no pienses más en eso. Y sobre todo, no le prestes más dinero a ninguno. No quiero que te agarren de banco.

El maestro dio por terminada la lección y nuestra conversación murió ahí. De todas maneras le había contado apenas un par de detalles sobre el chico del hospital. Guardé mis cosas rápidamente y me colgué la mochila. Nos adelantamos a la salida pero Tae se distrajo hablando con unos compañeros.

Irritado decidí esperarlo afuera. Odiaba quedarme tanto tiempo por ahí cuando ya no teníamos nada más que hacer. Pero a mi mejor amigo le encantaba la vida social luego de clases.

Cuando crucé el umbral de la puerta sumido en mis pensamientos y molestia, me congelé ante la imagen frente a mis ojos. Recostado en una de las paredes frente al aula, rompía con toda la estética del lugar; blazer en la mano derecha, las mangas de la camisa remangadas y con el nudo de la corbata desacomodado. Su mirada recorría a cada persona que le pasaba por en frente.

—Hey —le saludé a la distancia.

—Jimi —soltó más relajado cuando me reconoció—. ¿Mi hermano sigue adentro?

—Hoy no vino a clase —me acerqué hasta donde estaba.

—Uh... Lo necesitaba con urgencia —torció la boca disgustado.

—¿Quieres que lo llame? —tanteé mi bolsillo buscando mi teléfono.

—No, déjalo ahí. Gracias de todas formas —lucía preocupado.

S E R E N D I P I A 🌙  •Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora