rapture

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Siempre creí que la sensación de placer podía variar según la persona con la que estuvieras o si la situación lo ameritaba.

Estaba equivocado.

El placer que sentía cuando él recorría mi cuerpo y dejaba húmedos besos en mis clavículas mientras enterraba sus largos y gruesos dedos en mis caderas era el mismo al placer que sentía cuando besaba castamente mi mejilla y me masajeaba la parte trasera del cuello.

La éxtasis que sentí cuando namjoon me llevó por primera vez a la montaña rusa y entrelazo nuestros dedos justo antes de caer en picada. Cuando la brisa acarició mi rostro tan salvajemente que creí que bajaría sin aliento y así fue.

Cuando pintamos las paredes con pintura acrílica y corrimos cuando las sirenas de la patrulla estaban cerca, mi chaqueta colgando de mis hombros y namjoon cargandome para apresurarme. Cuando nos escondimos bajo el puente para perderlos de vista y reímos mientras nos besábamos con el corazón queriendo salir de nuestro pecho y las respiraciones agitadas de tanto correr.

Cuando un idiota tiro ponche en el traje que namjoon me regalo, el día de graduación y le golpeé dejando su ojo morado y la nariz rota y sangrando.

El día de mi cumpleaños cuando joon y mamá prepararon una tarta de chocolate ellos mismos y llenaron la casa de globos rojos con mi nombre escrito con plumón. La sensación de placer cuando él me entregó una bola de pelos anaranjados igual que su cabello, con un moño en su collar justo al lado contrario del cascabel como regalo.

Cuando en navidad joon vino y todos preparamos galletas de nuez y las decoramos con pintura comestible roja y verde. Mientras yo cantaba moviendo mis caderas y con un tono muy femenino para mi gusto. Él me abrazó mientras reía por mis locuras y besaba mi mejilla.

Ninguna de esas cosas durante nuestros dos años juntos se comparó ni cerca cuando uno de los compañeros de equipo de namjoon vino a mi y me contó de la aventura que mi novio tenía a mis espaldas.

No quise creerle, varios rumores fueron inventados a lo largo de nuestra relación, esta vez se sintió diferente.

La sensación de hostigamiento cada que namjoon llegaba de su práctica y dejaba un beso en mi frente antes de ir a ducharse. Intenté poner una sonrisa en mi rostro y abrazar a namjoon lo más que podía.

Intenté que nuestra relación fuera la misma que en un principio. Despertaba temprano y le preparaba el desayuno, al inicio a nam le pareció raro pero se acostumbro y se volvió rutina.

Entonces le pedía que fuera por mí a la facultad después de mis clases.

El accedió.

Pero un día él no llego.

Espere dos horas más y cuando por fin apareció. Llevaba la frente sudada y una gorra cubriendo su cabello. No le mire a los ojos porque no era capaz de ver el arrepentimiento en sus orbes. Me levanté suspirando con la mochila a un lado y caminamos hasta llegar a casa. No estaba enfadado, estaba desconcertado del porque nam había tardado tanto en llegar por mí.

Esa noche él vino a mi habitación después de hablar con mamá y se recostó a mi lado, me abrazó y no fui capaz de pedirle que se fuera. No quería que él se fuera. Necesitaba a namjoon, aún si sonaba egoísta.

𝒓𝒂𝒑𝒕𝒖𝒓𝒆! 𝒏𝒂𝒎𝒎𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora