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-H-

Al caer desconsolada al piso, mis ojos se empañan de aguas que amenazan por salir haciendo que naufraguen sentimientos pesimistas, sentimientos que no tenía ni la menor idea del porqué estaban en mi ser. De un momento a otro caí en seco, estaba tan feliz, pero ahora hay un sentimiento de pánico oscuro combinado con tristeza profunda.

¿Qué está ocurriendo ahora?

Siento las suelas de unos zapatos resonar en aquel montón de tierra. Acercándose más el sonido, volteo por instinto y es Jimin, dirigiéndose hacia mí, con una cara de angustia que se denota desde un punto de vista lejano.

Un nudo en mi garganta difícil de contener cada vez se hace más fuerte, como mi corazón se cae, mis pulmones colapsan, haciendo que respirar sea una algo de otro mundo. Mis manos se vuelven heladas, llenas de tierra pesada, me siento en el piso y sin reparar en lo sucias que están, las paso por mi cara, secando las lágrimas frías que siguen recorriendo como cascadas en mi rostro. Mesando mi cabello.

Jimin se acerca, su rostro habla por sí solo, una mirada escéptica a la par de preocupación, queda petrificado.

—H-HyeBin... ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? —Me agarra de un brazo para ayudar a levantarme, yo hecha toda un enclenque.

—Tienes toda la cara hecha un asco, ¿qué sucede? —el susodicho vuelve a intervenir en la conversación donde sólo participan miradas.

No puedo decir nada, no puedo emitir ningún sonido, terminaría llorando más y mi voz estuviera quebradiza; Además yo también pregunto lo mismo a mi persona, un simple "Nada" no es la respuesta a este altercado. Fijo mi vista al piso, hecha piedra, mirada de cuchillo recién afilado. Reprimiendo lo que siento, quedo cabizbaja.

—Vamos —musita Jimin, ayudándome a caminar y guiarme a mi casa —Estás demasiado caótica —suelta con un hilo de voz, que pude a costoso trabajo escuchar.

•••

Terminé hipando en todo el camino. Al llegar a mi casa me conseguí con algo poco común en mi todavía corta vida; Todas las luces de la casa permanecían apagadas, no tenía llaves, y allí no se sentía ni un alma vagando.

Terminé en la casa de Jimin, quitándome los zapatos ágilmente con los mismos pies, allí en la entrada, saludando con la mano a su hermano menor mientras que él me devolvió el saludo igual pero en su rostro evocaba confusión y nosotros dos ir directamente a el cuarto del pelinegro.

Vendría siendo la tercera vez en mucho tiempo quedándome en su casa.

Las demás veces fueron cuando estaba pequeña, mi mamá tuvo que tomar como última elección dejarme allí por alguna diligencia en la que yo no podía estar con ella.

—¿Dónde están tus padres? —inquirí al susodicho, mientras él cierra la puerta con uno de sus pies a la par de desgana —¿Siguen con lo de la empresa? — cuestiono por segunda vez al no obtener respuesta.

—Sí, ahorita están en Seúl juntando papeleos, firmas en otros lados y ya —responde —¿Por qué haces pregunta retórica? —suelta sin nada más, lanzándose a la cama cayendo boca abajo.

Ruedo los ojos, haciendo un mohín. Los padres de Jimin, más que todo su papá, es uno de los superiores en una empresa alta en riquezas. Y por mala suerte sus padres están moviendo papeleos de divorcio y la mamá ha movido dinero para esa empresa, siendo el dinero prestado. Su papá no le quiere devolver el montón de ceros que tiene esa cuenta alta, por lo que ahora está obligado a hacerlo.

ANEMOIA⇢ ParkJimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora