Paris, Francia 1826Mikasa Jaeger sentía que no encajaba en el lugar donde se encontraba, toda esa gente que no conocía, y que la saludaba felicitándola por el futuro enlace, tenía que ser una gran actriz para fingir que aquello era lo que ella quería, se sentía tan sola... aunque estaba rodeada de gente, quería pedir ayuda a alguien, alguien que se apiadara de ella y la sacara de aquel lugar, lejos muy lejos de su futuro marido, lejos de su familia, lejos de todo.
Pero nada de eso podía ser, ella tenía que comprometerse en contra de su voluntad, hacer lo que todos esperan de una dama de su categoría, honrar a su padre y a su familia, pasar de la protección de su progenitor a la protección de su esposo. Era tan injusto haber nacido mujer ya que no podías elegir con quien te ibas a casar.
Daba igual si lo amases o no, el amor se da con el tiempo, decían. Tienes que dejar que tu marido robe tu inocencia, y satisfacerlo siempre....debes ser una buena esposa....El matrimonio era un enlace de común acuerdo entre las familias para beneficiarse de los bienes del otro, y dar descendencia a tu esposo, eso sí, solo se veía con buenos ojos si se trataba de un varón, en el caso de una mujer, era recibida igualmente, pero se sabía de antemano que era una gran carga y que buscar un marido apropiado no siempre era fácil.
Todos estos pensamientos rondaban la cabeza de la joven de Lyon, a la que no le quedaba más remedio que seguir con aquella farsa de ser la esposa perfecta para un completo desconocido, y entonces pasó lo que tanto temía, su padre la cogió del brazo y muy lentamente se la fue acercando hasta donde se encontraban esos tres hombres, se sentía muy nerviosa, ya que no sabía quién de ellos iba a ser su futuro marido, discretamente se fijó aún más en ellos. Su madre que acompañaba a su padre le dijo al oído que sonriera, que estaba muy seria. Poco a poco se fue acercando hasta a aquel lugar. El hombre más alto fue en primero en darles la bienvenida.
-Me alegro que por fin estéis aquí, es un placer conoceros- dijo el hombre rubio amablemente mientras estrechaba la mano de Grisha y daba un beso en la mano a Carla.
-El placer es nuestro- respondió Grisha, con una sonrisa amable, cogió el brazo de la joven y la puso delante de los demás hombres. -Está es mi hija, Mikasa Jaeger-
-Es un placer conoceros señorita, soy Erwin Smith, el abogado de la familia Ackerman- dijo el rubio presentándose. -Este caballero es Farlan Church, un amigo de la familia, y por último os presento al señor Levi Ackerman-
El nerviosismo de Mikasa no hizo más que acrecentarse, lanzó una breve mirada a su prometido, no sabía porqué, pero ese hombre le ponía muy nerviosa. Era bastante peculiar, ahora que lo tenía cerca confirmaba sus sospechas, era más bajito que ella, nada tenía que ver con Jean. Sus ojos la miraban como queriendo desnudarla, su miraba la calaba en los huesos.
Levi por su parte no había podido dejar de verla, era hermosa, tenía unas buenas curvas, pensaba en no consumar el matrimonio, pero al verla supo que si lo haría, al fin de cuentas se convertiría en su marido y podía exigir ese derecho como tal. Erwin le lanzó un imperceptible gruñido que lo sacó de su ensoñación. En todo este tiempo había cogido confianza con el rubio, el cual le había dicho lo necesario e imprescindible para presentarse ese día con su futura familia. Normas de etiqueta lo llamaba.
Dio unos dos pasos y rápidamente saludó a la Familia de su prometida, estrechó la mano con su futuro suegro y dio un beso en la mano enguantada de su suegra. En cuanto a la joven..
-Es un placer conocerte por fin, Mikasa- dijo Levi plantando un beso en la mano de su prometida, demorándose un poco más de la cuenta.
-Lo mismo digo, señor Ackerman- a la joven no le hizo gracia que de buenas a primeras le tuteara..
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Un nuevo amor (RivaMika)
ФанфикMikasa y Levi son obligados a casarse, que pasará cuando lo hagan. ¿Llegarán a quererse o terminarán odiándose?. Universo alterno, ambientada en el siglo XIX, en Francia.