Hurts So Good ~ Park Jimin

1장

Busán.

—Ha pasado cuanto, ¿tres meses? —me preguntó mientras miraba el calendario.

—¡Mamá ya basta! —grité.

—No creo que vuelva, Holly.

Grité nuevamente.

—¡Hija estoy...! —Fue lo último que logré escuchar luego de cerrar la puerta de mi habitación.

Odiaba admitirlo pero mamá tenía razón. Luego de que se fue mantuvimos el contacto por algo así como tres semanas. Trataba de no llevar la cuenta y hacer como si nunca se hubiese marchado pero por mas que tratara, su presencia, su tacto me faltaba.

Pasaron los días, diez, veinte, treinta días sin saber de él. Entré en pánico, lo extrañaba demasiado, me dolía no poder verlo. Ya nadie me esperaba todos los días fuera de la escuela, ya nadie me llamaba a las tres de la madrugada sólo para decirme te amo, él ya no estaba aquí para protegerme, para hacerme sonreír.

Alguien golpea la puerta.

—¿Puedo pasar?

—No quiero ver a nadie, gracias —respondí ocultando mi rostro bajo la almohada. Sentía las lágrimas desbordarse de mis ojos, no quería llorar frente a Joonie... no de nuevo.

—¿Realmente no me abrirás la puerta? ¿Me dejarás aquí en el frio pasillo?

Lancé un suspiro al aire. Por mas que dijera querer estar sola necesitaba a alguien que me escuchara. Luego de un rato abrí la puerta y ahí estaba Kang Joon.

—Pasa. —Y volví a mi cama tapándome nuevamente el rostro con la almohada.

—Tu madre me llamó algo preocupada, ¿qué pasó? —preguntó mientras cerraba la puerta.

—¿En serio mi madre te llamó?

—Sólo se preocupa por su hija —respondió Kang Joon quitando la almohada de mi rostro.

Cubrí mi rostro una vez mas sólo que esta vez con mis manos. Las lágrimas no demoraron en aparecer, me era inevitable no llorar cada vez que hablaba sobre él por eso jamás compartí esta historia con nadie más que con mi madre y Kang Joon, claro, él es como mi hermano mayor.

—No quiero extrañarlo más.

Pasó su brazo por sobre mis hombros y palmeó el mío unas cuantas veces. Con timidez posó su mano sobre mi cabeza e hizo que la apoyara sobre su hombro. Fue tan dulce ese gesto que no pude evitar imaginar que Jimin era el que me estaba consolando.

Reí internamente.

¿Realmente no puedes pensar en otra cosa que no sea él?

Mi mejor amigo es el que está apoyándome, no Jimin, ya basta.

—¿Puedo preguntarte algo?

Asentí con cansancio aún con mi cabeza sobre su hombro.

—¿Te arrepientes de algo? Digo, haber tenido que dejar todo y empezar de nuevo, conocer nuevas personas, hacer nuevos amigos.

Me separé unos centímetros y puse mi mentón sombre su hombro para lanzarle una mirada extraña.

—Debió haber sido dificil —sonrió con la mirada baja.

—Si que lo fue, y aún lo es, pero no me arrepiento de nada. La ciudad, la escuela, mis amigos, tú, Jimin, y es que... —Sonreí con dificultad aún cuando seguían cayendo lágrimas de mis ojos.

—Detente —me interrumpió Joonie—. No es necesario que sigas.

Sujeté su mano entre las mías y él no las dejó ir.