Fue una mañana de clases cuando nos anunciaron que saldríamos más temprano. Desconcertados, preguntamos el por qué. Al parecer, el profesor de matemáticas no iba a venir pero no nos contaron la razón.
Más tarde, en las noticias, apareció algo sobre un asesinato, y ahí fue cuando reconocí a nuestro profesor. Fallecido el pasado día, sábado. De asombro y consternación fue mí rostro en aquel momento. Y de horror al ver la forma en la que fue asesinado. Con la mandíbula arrancada, desmembrado y el rostro irreconocible. Por lo que, al parecer, fue reconocido por su ADN.***
Al llegar a clases, todo seguía normal, y los profesores no querían contar la realidad para no asustarnos. De todos modos, se iban corriendo rumores entre los estudiantes. Pero la mayor sorpresa fue en los días posteriores.
Pasaron 24 días en que una de mis compañeras, Marisa, faltó a clases. Al preguntar la razón, solo contestaron que se cambió de escuela. Aún no convencida, contacté con sus padres, ya que ella era gran amiga mía. Les insistí hasta que me contaron la verdad. Fue hallado su cuerpo inerte en su habitación, entre un gran charco de sangre, muerta de la misma forma que el profesor.
Los días pasaban y los asesinatos continuaban, pero solo con los alumnos de la clase, e iban desapareciendo de a poco, cada uno por semana. Los demás comenzaron a alarmarse y temiendo por sus vidas, ya que cualquiera podía ser el siguiente.
***
Pasados los meses, quedamos dos alumnos. Gabriel y yo.
Aquel día luego de clases que me fui a mi casa fue con miedo, cómo cada día. No pude pegar un ojo en horas, hasta que al final me dormí a las cuatro de la madrugada.
Llegó la hora de ir a la escuela, y supe quién fue el siguiente al ver que Gabriel había faltado.
Me mandaron a retirarme al ser la única alumna.
***
Es de noche, y me preparo para dormir. Nerviosa y con miedo, me acurruco en la cama tapada hasta la cabeza. Miro hacia la ventana, escuchando el crepitar de las ramas por el viento que las azota. Me asusto al ver una sombra que se mueve cerca de la ventana. Corro al armario y me escondo.
Entre la ropa, escondida, observo una figura masculina que se acerca. Mira debajo de la cama y debajo de las frazadas, al no encontrarme se desespera, hasta que comienza a caminar hacia el armario. Llena de pánico me esfuerzo por no gritar y me escondo mejor, trato de trabar la puerta pero la abre igual. Entre la leve luz de luna que ilumina el cuarto puedo ver quién es. Pero no me da tiempo de procesar cuando siendo que me agarra del cuello y me lanza al suelo. Trato de huir pero su agarre es fuerte.
Comienza a estrellar mi cabeza contra la pared repetidas veces, hasta que mareada, veo que saca algo. No alcanza a distinguirse bien, pero siento cuando lo coloca en mí mandíbula y comienza a ejercer presión. Luego de un tiempo, entre mis gritos y quejidos de dolor, se escucha un crujido y entre sangre y agonía, veo mi mandíbula arrancada. Comienza a cortarme en partes, para luego escribir algo con mi sangre. Y en mis últimos momentos de vida, solo llego a ver su rostro. El del profesor de matemáticas.Continuara.....
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el asesinato del profesor de matematicas
Mystery / Thrillerel asesinato de profe de matematicas Todos los derechos reservados la copia de este contenido sera denunciada