Corriendo por las calles de Busan, yendo a verla otra vez.
Me pregunto cómo estará hoy, ayer parecía casi recuperada a pesar de que la semana pasada todo tenía mala pinta y ya casi no había esperanza.
Estoy feliz, muy feliz, porque ya la hay de nuevo.
La veo todos los días, a la misma hora, pero aún así, ese tiempo se me hace corto.
Ni siquiera sé si a ella le gusta que le acompañe siempre, pero yo quiero hacerlo.
Incluso si le resulta incómodo o extraño, yo necesito hacerlo, de verdad es algo que necesito.
Creo que me hace más falta que el aire que respiro.
Bueno, aunque ahora mismo me hace mucha falta el aire porque ya he corrido demasiado y aún me queda un buen camino para llegar al hospital.
Esto es duro para todos, yo lo sé, todos lo saben; su familia, sus amigos, los profesores del instituto, yo... Todas las personas que la conocen.
Pero sobre todo lo sabe ella.
Algo que me parece increíble es que a pesar de todo, siempre lo toma con positividad, y a mí me gustaría poder ser así también, no pensar en todo lo malo, porque siempre hay alguien que estará peor que yo, y por eso es importante intentar ser feliz pase lo que pase.
Pero soy muy pesimista, y sé que eso no está del todo bien.
De verdad quiero cambiarlo.
Y la desgracia es que me cuesta hacerlo aún teniendo a personas alegres y geniales como ella a mi alrededor, y que a la vez están pasando por algo así.
Realmente me siento gilipollas cuando soy así de egoísta, sintiéndome mal por tonterías, cuando alguien que es cercano a mí actualmente, como ella, está así, y nadie puede hacer nada más que lo que ya se está haciendo, y hay que dejar que el tiempo pase, y "a ver qué pasa al final".
Y eso dicen todos.
Y nadie sabe exactamente si tendrá futuro, pero...
Yo sé que siempre habrá un futuro para ella mientras lo creamos algunos, y sobre todo, si ella lo cree como hasta ahora.
Hay que confiar, ¿por qué no hacerlo? No se pierde nada intentándolo.
Por eso, yo me propongo confiar más en que todo saldrá bien, en cualquier situación y en cualquier lugar, eso es lo principal que me ha enseñado en estas visitas de los últimos meses.
Es curioso.
Yo, no creía que fuera a pasar algo así nunca.
Pero ocurrió.
Y tuvo que pasarle a ella.
Al darse esto, la puedo ver todos los días, y ella dice que me lo agradece.
Sus padres también lo hacen.
Me dicen: "Jimin, eres un buen chico. Gracias por hacerlo más llevadero".
Pero yo sé que no hago nada especial.
Que lo que realmente funciona es la voluntad que Jae le pone.
Sí, Jae se llama.
La chica de la que me enamoré un día en preescolar.
La chica con la que empecé a hablar hace unos meses, cuando le dieron la noticia.
No supe muy bien qué le ocurría, se desplomó delante de mis narices, llegando al instituto, así que la ayudé a ir hasta el hospital.
Yo fui el primero que lo supo.