Cap. 3: ¿Sorpresa?

716 56 13
                                    

Seguramente os estaréis preguntando qué pasó con la promesa que le hice a Clara. Ella es una de esas personas con las cuales

no te gustaría tener cosas pendientes. Si ella se propone conseguir algo lo consigue, no importa lo dificil que sea. Sí que es verdad que al principio me negué a decir nada. ¡No quería que se enterara tan pronto! Luego le di vueltas, ¿Pronto? Llevávamos cuatro meses siendo amigos. El lunes se interpuso en mi camino una chica bastante molesta. No se que le había picado pero, según ella, "No podía separarse de él." ¿Quén era? Y otra vez los celos hicieron que me alejara de Daniel. Y la chica estuvo pegada a Daniel como una lapa durante tres días seguidos. Acompañándolo a su casa, como solía hacer yo, comiendo con él, como solía hacer yo, defendiéndolo, como solía hacer yo... Claro que Daniel no se dió cuenta hasta pasados esos tres días que aquella chica me molestaba. Sí, no se conformaba simplemente con ser la sombra de Daniel sinó que apartó de él todos y cada uno de sus amigos. Y ya sabemos cómo es Daniel con los amigos.

—Oye... ¿Cómo te llamabas?

—¡Ana!, ¡Me llamo Ana!—Bramó molesta.

—Eso, Ana... ¿Tienes algún problema conmigo?

—¡No, al contrario, no puedo separarme de ti porque te amo!

—Ya veo... ¿Y para eso hace falta que mis amigos desaparezcan?

—¡Por supuesto!

—Muy bien, Ana...—Se acercó a su cara de niña repelente.—Nadie, repito, nadie, me separa de mis amigos.—Se separó, serio.—¿Lo pillas?

—¡Pero yo te amo!

—Lo que tu sientes no es amor.—¿A que no adivináis quién era?, ¡Clara!—Se llama obsesión, niñata.

—¿Quén eres tú?, ¿Su novia?—Clara estalló en una carcajada.

—Por favor no digas eso.—Miró a Daniel y volvió a reír.—¿Daniel siendo mi novio?, ¡Qué chiste más bueno!

—Ya vale Clara.—Le riñió Daniel.

—A lo que iba, que no te acerques más al Príncipe Azúl, porque ya hay otro corazoncito palpitando por él, y se lo merece más que tú.

Y Ana, indignada, salió bufado del lugar sin aparecer nunca más.

—¿Y quén es ese corazoncito?—Preguntó curioso Daniel.

—No te lo puedo decir.—Dijo divertida Clara.

—¡Oh vamos! No es como si vaya a ir diciéndolo por ahí ni nada por el estilo...

—Solo te falta decir "idiota" al final de la frase, mira que llegas a ser tsundere.—Dijo entre risas.

—¿Tsun- qué?—Preguntó confuso.

—Déjalo. Respecto al corazoncito, si todo sale bien esta semana lo sabrás.

—¿De verdad?, ¡Genial!

Y pasamos a... ¿Jueves? La semana pasó más rápida de lo que hubiera querido. Pero por suerte aún me quedaban tres días para declararme. Esperad un momento, ¡Todo esto era culpa de Clara! N-No tenía por qué hacerlo si no quería... Pero, tal vez en el fondo de mi corazón, había una pequeña y delicada voz diciéndome que lo hiciera... Analicémoslo, cuando te gusta alguen lo normal es decirlo, ¿no? Pero yo tenía el problema de ser chico. Era más que seguro que él era heterosexual. Enconces, ¿Solo serviría para estropear nuestra amistad? Cielos... no sabía qué hacer y las horas corrían demasiádo rápido.

—Gabri.—Mi hermana tocó la puerta de mi habitación con los nudillos.

—¿Sí?

—Papá y mamá quieren hablar... sobre Daniel.

Sweetie (inacabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora