Spy - Hetalia x Lectora

El posible inicio

La estaba pasando tan mal los últimos días. Quién sabe si realmente se encontraba segura en esa pocilga a la que tuvo que huir después de encontrar una bomba que voló la habitación de hotel en la que se hospedaba.

Había pasado la noche en vela pues, ese día en particular, parecía guardar peligrosas sorpresas. Genial, justo un día antes de terminar la misión y, posterior a ello, su renuncia. La mujer no pudo evitar revolverse los cabellos del fastidio.

Se encontraba llena de moretones en todo el cuerpo, teniendo que sacarse policías de encima. Realmente esperaba un poco más por parte de los policías estadounidenses que ocupaban la RDA. Quién diría que una mujer tan hermosa podría verse como una supuesta víctima de corruptos de la ley que, en realidad, solo cumplían su trabajo y, sin embargo, tampoco se esperarían que fueran ellos quienes quedaran mal parados. En esos instantes, al menos atender las heridas la mantendría despierta, las cuales no eran muchas pues ellos eran unas nenas. Lo duro vino luego, cuando se toparon con agentes de la KGB. No es como si ellos estuvieran tan bien entrenados o supieran de artes marciales como ella, sino que al pelear, eran brutos, haciendo uso únicamente de su fuerza.

Pensaba en el estado de Oliver, un agente de la MI6, además su compañero en la misión y amante. Lo dejó atrás, tanto por su propio bien como por el de la misión. Él mismo le había pedido que lo hiciera, en todo momento pensó en el bien de su mujer, pues ambos planeaban que cuando todo terminara, podrían iniciar nuevamente, juntos. De cualquier modo, él tampoco iba a arriesgarse a que todos sus esfuerzos se vieran inútiles por una inevitable muerte. Lo mismo pensó (T/N). Aunque Oliver no se lo hubiera pedido, ella se hubiese marchado.

(T/N) terminó durmiéndose allí, apoyada en la fría pared, sentada en una silla que parecía desplomarse en cualquier instante, y aún así se mantenía consciente. Después de todo tenía que estarlo, lo que menos necesitaba es que la agarrasen desprevenida.

La costumbre la hizo despertar a las 4 a.m., optó por dormir un rato más; según veía, no la habían seguido hasta allí, tenía tiempo para llegar al lugar acordado con Tino Väinämöinen , un exiliado finlandés que se había aliado con la Agencia de Inteligencias Nacional de (T/P) a cambio de favores.

La muchacha se marchó de allí llegadas las 7 a.m., caminó a paso rápido hacia la vía hasta toparse con un taxi que pudiera llevarla con Tino. Solo rogaba que el mismo taxista no sea parte de una trampa, aunque le quedaba claro que a esas alturas no le enviarían transporte, así que tendría que arreglárselas por sí misma aunque esto signifique algún riesgo. Sabía que no se permitían errores, pero se consideraba crucial el llegar puntual al punto de encuentro, el cual era un restaurante italiano en los suburbios de la ciudad. Para que la haya citado hasta allí, es de esperarse que al menos sea un sitio fuera de peligro.

En cuanto subió, anunció su parada a lo que el hombre nada mas asintió. El transcurso del viaje en el auto parecía normal, nada fuera de lo usual. El chofer siquiera hablaba, aunque si fuera sospechoso ya lo hubiese notado. Podía permanecer tranquila, al menos intentaría estarlo ahora. Cerró los ojos un rato, pero lo primero que se cruzó frente a su mente fue Oliver siendo torturado para extraer información. A estas alturas, ya nadie podía hacer nada por él. Seguramente ya estaba muerto, pues lo conocía, y era la vida ante la lealtad.

Permitió que su viaje transcurriera así, adormilada y con un sueño atosigado por la verdad, una verdad que siempre tuvo presente, pero que no le había dolido hasta ahora, que finalmente había sucedido.

Muy buenas, bellezas. Es tarde, pero estaba ansiosa por publicar esto tomando en cuenta el trabajito que me dio la portada a pesar de estar simplona. Los siguientes capítulos serán más largos, ahora ha sido nada más la emoción. Por favor, paciencia, pero más que eso, disfrutad.

PD: Me decidí por meter a los 2p a última hora, a principio iba a tratarse de un OC nada más.