Capítulo 7

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Mientras estas preguntas rondaban la cabeza de nuestro protagonista, la morena se dispuso a volver a dormir.

Se volvió a acostar en su sitio, porque no podía ser considerado una cama, y cerró los ojos.

Pero una duda seguía recorriendo su cabeza, ¿Que le ocurría a Bruce? ¿Se estaba volviendo loco?

De repente, la morena se durmió, cayendo en un sueño profundo provocado por el Monoxido de Carbono inyectado en sus venas.

Aitana se vió envuelta en un sueño del que no podía despertar. Poco a poco el sueño se fue tornando pesadilla. Comenzó a "sentirse" muy pesada, como si llevara muchos kilos de ropa encima, además comenzó a ver figuras atemorizantes que susurraban cosas espeluznantes.

De repente, sintió como si toda su piel fuera arrancada de un tirón y cuando levantó la cabeza sólo pudo ver a Marshall y los muñecos con la cara cortada y sangrando.

Despertó.

Abrió los ojos y se dió cuenta de que todo había sido un sueño, que seguía bajo el control de sus torturadores y que todo lo que vió era irreal.

Pero la imagen de los tres verdugos ensangrentados aún la perturbaba.

Se sentó en su rincón y comenzó a cantar una canción en voz baja.

Al este y al oeste.. Llueve y lloverá.. Una flor y otra flor celeste.. Del Jacarandá..— canturreó en voz baja con lágrimas en sus mejillas

La morena se quedó dormida otra vez, pero esta vez no soñó nada importante de contar.

Pero al despertar se dió cuenta de que ya nadie estaba acostado, si no que todos estaban parados en el centro del salón.

Aitana se paró y se acercó a ellos.  Comenzó a escuchar susurros extraños, como los que había oído en su sueño.

Pensando que sólo sería su imaginación que le estaba jugando una mala pasada, lo ignoró.

De repente, luego de un bajón de luz, aparecieron los muñecos  con algunas marcas en sus mejillas de cortes.

Aitana no prestó atención a lo que pasaba a su alrededor. Sólo prestaba atención a aquellas cicatrices que tenían los niños en las mejillas y los brazos.

¿Podría ser que lo que ella soñó fuera realidad y no sólo su sueño? ¿Como pudo verlo si Marshall y los niños no habían entrado en la noche al salón?




La Llamada del SuicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora