Desperté junto al cuerpo de Draco. Su contacto frío contra mi piel cálida seguía haciéndome estremecer. Tenía los recuerdos de la noche anterior muy frescos en mi mente. Aún no había logrado descubrir qué me había sucedido para ser de repente tan lanzada. No me arrepentía de nada, pero aún no conseguía encontrarle una explicación a lo sucedido.
Lo sucedido... ¿Cómo ponerle nombre? Si tuviese que describirlo diría perfecto. No fue exactamente perfecto. Yo me sentía torpe y avergonzada de vez en cuando, en realidad. Pero él hacía que lo olvidase y fue lo más perfecto que pudo haber sido.
Me moví para levantarme y coger mi ropa, pero desperté a Malfoy. Él gruñó algo incomprensible.
—Parece que alguien tiene mal despertar —bromeé.
—¿Tú no tienes clase? —gruñó, aún sin abrir los ojos e intentando darse la vuelta. Al rodar en el pequeño sofá cayó de bruces al suelo y yo me reí.
—Es sábado, pequeño Draco.
—Me da igual —replicó, abriendo los ojos por primera vez en la mañana. Y cuando me miró, no pude evitar sentir que ardía. Esos ojos grises me traían recuerdos vívidos de la noche anterior. De repente, me sentía torpe y avergonzada de nuevo. ¿En qué estabas pensando?, me reproché. Seguro que él ha estado con más chicas y mucho mejores que tú.
Con rapidez, fui a buscar mi ropa. Podía sentir su mirada sobre mí, lo que me hacía enrojecer más.
—Tranquila —dijo él con un tono suave—. No pasa nada. ¿Te arrepientes?
¿Que si me arrepentía? ¿Cómo me podía hacer esa pregunta? Por supuesto que no.
—¿Qué? No. Claro que no —me apresuré en responder, mientras me vestía—. Es solo que...
Él se levantó del suelo y me posó una mano en el hombro, para intentar calmarme.
—¿Estás bien? —insistió.
Asentí con la cabeza, aún incapaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo y terminando de vestirme sin levantar la vista.
—Entonces, ¿por qué no puedes mirarme? ¿Hice algo mal?
Reuní el valor suficiente como para poder mirar de nuevo a esos ojos grises. Draco se había vestido. Parecía tan seguro. Un lugar a salvo, donde protegerse... Sin embargo, yo... Yo me veía completamente despojada de toda confianza de repente. A pesar de que la vergüenza amenazaba con volver a manifestarse, me contuve y mantuve mis ojos fijos en los suyos.
—No hiciste nada malo. Fue... genial —murmuré—. Pero yo... me siento torpe y algo tonta...
Él se acercó a mí sin mediar palabra y me retuvo unos segundos entre sus brazos. Yo enterré mi cara en la tela de su camiseta. Me besó la coronilla, con una suavidad y ternura que nunca creí capaces en él.
—No eres torpe y tonta —susurró, aún sin soltarme—. Solo es que... has hecho algo a lo que no estás acostumbrada. Incluso yo me siento inseguro ahora mismo. Y si lo recuerdo bien, me pongo un poco nervioso por no saber cómo lo viviste tú. Pero tú no tienes nada de lo que preocuparte, Hermione.
No dije nada, solo me dejé estrechar entre sus brazos unos minutos más, disfrutando de su cercanía.
—Hermione —me llamó.
—¿Sí?
—Yo... Te quiero —soltó, y pude percibir lo tímido que se volvía al pronunciar esas palabras. Supongo que cada uno tiene distintas inseguridades con respecto a las relaciones. Y supongo, que con la persona correcta se superan. Tal como él lo hizo conmigo y yo con él.
—Y te arrepientes de eso —bromeé yo.
—Mucho —afirmó él, besándome en los labios y dejándome marchar.
Me iba a marchar, cuando oí de nuevo su voz:
—No te olvides la túnica, Granger. Y, por cierto, ese "mucho" iba por las dos cosas.
Sonreí, mientras me acomodaba la túnica y salía de la Sala de los Menesteres.
***
—¡Hermione! ¿Dónde estabas? Parvati y Lavender nos dijeron que no has aparecido en la habitación —me preguntó Harry nada más verme.
—En la biblioteca.
Vi que Ron me lanzaba un interrogante con la mirada, pero no dijo nada.
—¿Y eso? Déjalo, tú siempre estás en la biblioteca. Como le estaba diciendo a Ron...
Harry nos contó todo sobre las últimas noticias de Dumbledore y su misterioso despacho, incluyendo el pasado de Voldemort. Cuando terminó de relatarnos todas las novedades, dijo:
—Por cierto, chicos, me encanta ver que habéis hecho las paces.
Después de eso, se despidió, diciendo que debía volver al despacho de Dumbledore. En ese momento, me di cuenta de que no me había vuelto a quedar a solas con Ron desde ese intento de beso. Extrañaba los viejos tiempos en los que hablábamos a todas horas.
—¿Por qué has mentido, Mione? —me preguntó de repente.— En cuando Lavender me dijo que no estabas, fui a la biblioteca. Tampoco estabas allí. Podría dejar que mintieses un poco más, pero te diré que fui también a hablar con muchos profesores y ninguno te había visto. Tampoco estabas en la lechucería... Tal vez estuvieses en la sala de los Menesteres, pero... ¿por qué has mentido?
—Porque realmente he estado en la biblioteca. Pero no me quedé allí dormida, así que fui a la Sala de los Menesteres. No me apetecía dormir con Lavender culpándome de vuestra ruptura.
Aquello no era mentira. Había estado en la biblioteca, pero cuando cayó la noche, me dirigí a la Sala de los Menesteres a ver a Malfoy.
—¿Por qué no le has dicho eso a Harry?
—No lo vi importante, Ron.
Se hizo el silencio, un silencio que a mí me pareció incómodo.
***
-5
¡Capítulo sorpresa! Sé que actualizo este fic los martes, pero me apetecía traerles algo hoy. Espero que lo hayan disfrutado. Recuerden, el martes más y mejor (o eso espero).
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¿Enemigos? | Dramione | ✓
FanfictionArrogante. Prepotente. Frío. Astuto. Sangre Pura. Él es Draco Malfoy. Inteligente. Compasiva. Sensible. Valiente. Sangre Sucia. Ella es Hermione Granger. ¿Qué pasaría si los viejos enemigos dejaran de serlo? *No me gusta meterme en pro...