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—Yo... soy él.

Mizuki miró con asombro al Tsukinami, retrocediendo un paso.

«Él...»

Mizuki bajó su mirada algo pensativa. Aquel virus estaba esparcido por todo el cuerpo del muchacho, y todo era relativamente su culpa. No quería creer que Hana había muerto, que Yumi y su padre también habían muerto a pesar de haberlo presenciado todo. Tenía aquella pequeña esperanza de entrar a su casa y encontrar a su madre en la cocina, su hermana leyendo un libro muy complejo y a su padre tomar una tasa de té verde. Quería volver a fingir ser una niña normal, se había acostumbrado ha hacerlo. Y es cuando cayó en cuenta de que nunca debió finguir ser algo que no era, nunca debio tener o aprender a sentir emociones. Eso dificultaba en casi todo lo que hacia o decía. 

—Solo quiero ver a Hana...
—susurró con remordimiento.
—Quiero ver a Hana...

Una inquietante tormenta comenzaba ha aparecer por todo el lugar, haciendo volar los escombros de la ciudad. Mizuki estaba experimentando cambios drásticos, los sentimientos comenzaban a florecer dentro de ella.

—Quiero ver a mi madre.

—Mizuki...—susurró Adara sintiendo como su pecho se comprimía al sentir todo el dolor que había en el corazón de Mizuki.

Una horrible presión se sentía en el lugar y se podria decir que Mizuki estaba demasiado dolida.

—Necesito tu cuerpo, Adara.—el susurro de Mizuki hizo que la Sakamaki se sorprendiera. Eso no parecía una orden, sino, más bien, parecía pedirlo como favor.
—Hana...

Adara abrió sus ojos de par en par al comprender mejor lo que pasaba. La Sakamaki se conmovió y no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas.

—Esta bien, Mizuki. Sé lo que planeas hacer... Pero por favor, ¿podrias ayudar a Carla? Ayuda a mi hermano y yo te ayudaré a ti.

Mizuki pareció pensarlo. ¿que podría perder en ayudarlo? Solo necesitaba una gran cantidad de sangre para que la sangre del fundador se purificara.

—Ademas... Quiero despedirme.

Mizuki se acercaba a paso decidido hacia el Tsukinami, quien había caído al suelo gracias a la tos. El brazo de la albina fue dejando paso a una gran herida por donde derramaba sangre a montones. Tomó el rostro del mayor y acercó su brazo, ofreciendo su sangre.

—No necesitas una gran cantidad, si no la sangre del ser que creó el virus.
—dijo haciendo que Carla habrá sus ojos con sorpresa.—Es un regalo de Adara, no lo desperdicies.

—Por favor, Carla...

La voz de Adara retumbó por todo el lugar a pesar de parecer muy débil. La imagen de una Adara sonriente con unas cuantas lágrimas en sus ojos había aparecido justo a lado de una seria Mizuki. Carla abrió aún más sus ojos al ver lo que pronunciaba su hermana.

[···]

Luego de unos cuantos minutos, la sangre de Carla estaba siendo purificada gracias a la esencia de Mizuki que recorría por sus venas. No queria hacerlo, el lastimar a su hermana nunca fue una opción, pero ella ya había tomado su decisión. Una decisión que ninguno de sus hermanos sabía, una decisión que heriría a todos y Carla lo sabía. Su duro caparazón que lo había mantenido alejado del dolor se había roto, no pudo simplemente controlarlo. Una lágrima rebelde salió de su ojo, viajando hacia su mentón y por último desapareciendo en el suelo. No pudo encontrar las palabras correctas para detener a la chica, a su hermana. ¿Quién diría que terminaría encariñándose de aquella criatura tan traviesa? Ni siquiera lo pensó, solo pasó. La imagen borrosa de la albina alejándose del lugar lo estaba partiendo, una terrible presión en su pecho era lo que sentía.

—Perdón hermano, ¿podrias esperarme?
Volveré, te lo prometo. Cuida de Shin, por favor. Y... a mis otros hermanos... diles que lo siento mucho. Siento haber sido tan egoísta, tan celosa. Quisiera hablar con ellos, pero no puedo. Eso me tomará... algo de tiempo. Me tomará tiempo volver, pero lo haré. Lo siento mucho, hermano... lo siento mucho, Carla.

Carla se quedó petrificado, tratando de alcanzar el brazo de aquella niña que había robado su corazón. Se arrastró, dejó su orgullo a un lado e hizo todo lo posible para alcanzarla. Trato de levantarse, pero fue en vano. La debilidad de sus piernas le resultaba frustrante, y más cuando las necesitaba. No quería que Adara muriera, no quería que aquella niña se la llevara.

No quería que Mizuki la asesinara.

Porque estaba seguro que eso era  lo que pretendía. El consumir su alma era su deseo, el deseo de Mizuki. Aunque ahora el deseo de Carla estaba cumplido, no se sentía satisfecho. La necesitaba, necesitaba a Adara. Todos necesitaban de Adara.

Todos necesitaban a su hermana.

Adara...

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Es corto, lo .

Pero, ¡Hey! He actualizado v:

Aunque supongo que no les importe demasiado, comenzaré a corregir faltas ortográficas de esta historia, porque estoy segura de que hay muchas. Y quiero que se sientan cómodos leyendo xd

Bien, como había prometido....

Este capítulo va dedicado a esta woman @LCLLBV

Oye, espero te guste ;v

さおうなら !! ;D

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora