➳ f i n ➳

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Esa tarde era preciosa. Cálida, era la palabra perfecta para definirla, era otoño y las hojas volaban con el viento en una escena de un casi anaranjado sol que amenazaba con meterse pronto, oscureciendo la ciudad y poco después alumbrándola con sus estrellas resplandecientes.

De un lado hacia otro las personas iban y venían, unas conversando, otras corriendo y unas mas cargando objetos pesados o paseando a sus perros con correas. Era curiosa la manera y el estilo de vida que algunas personas tenían. Era curioso como la vida de cada una de ellas ya estaba planeada, incluso antes de nacer.

Parado en la esquina de una calle se encontraba un chico alto de alegre sonrisa. Este se metió a una enorme y hermosa florería, la cual las personas presumían vendía las mejores flores de toda la ciudad. Las más grandes y frescas, las mas coloridas y perfumadas. Las mas especiales para la persona indicada.

El chico eligió cuidadosamente, de uno en uno, 20 girasoles. Pidió que les ataran un ancho y brillante lazo rojo y las envolvieran con la mayor gentileza posible, eran flores en verdad importantes.

Una vez que el encargado de la florería termino aquel bello ramo, se lo entrego al muchacho, quien lo miraba sorprendido por lo bien que había quedado, superando definitivamente sus expectativas. Agradeció por las flores y salió de la florería, se dirigió hacia la banqueta y elevo su mirar hacia el semáforo.

En ese entonces su destino era llegar a la cafetería del frente, tenía un asunto importante al cual no podía faltar. Mas un pensamiento irrumpió en su alegría. Algo andaba mal... Tenía un presentimiento extraño y de pronto una sensación inquietante había invadido su ser. Trago saliva y sus manos comenzaron a sudar, su mirar se centro en el letrero resplandeciente de rojo con un símbolo de prohibido el paso, junto a una cuenta que estaba a punto de llegar a 0.

Aun no podía cruzar, más sabía que debía hacerlo pronto o ese miedo que recién albergaba su mente terminaría por comerlo vivo. Las personas habían llegado en un grupo a su alrededor esperando por cruzar junto a él, sabía que debía mantener la calma. Respiro profundo y exhalo, sacudió su rostro y mentalmente se dijo a si mismo que todo estaría bien, que no había nada que temer.

Fue así como el semáforo finalmente se coloco en verde y autorizo el cruce peatonal. Su tranquilidad al fin volvió y se dispuso a cruzar junto a todas las personas que ya lo hacían. Sus pasos eran firmes y casi veloces, tenía una prisa inexplicable, sin embargo cuando estaba casi a punto de llegar, algo paso.

Pudo sentir chocar contra su mano una suave textura que se deslizaba lejos. El ancho listón que aprisionaba las flores se había soltado del ramo y ahora se encontraba siendo arrastrado por el viento, aunque en una velocidad lenta.

Aquella imagen paso tan rápido frente a los ojos del chico que apenas y volvió su mirada para notar que ya todos habían cruzado y el aun yacía en medio de la calle, estando hipnotizado por la figura de ese listón que parecía alejarse en cámara lenta. Sus pies aun deseaban terminar de cruzar y llegar a la cafetería.

Pero entonces hubo un estruendo.

Sus oídos se aturdieron por la cantidad de gritos y claxons sonando en ese momento, además de un fuerte chillido de llantas y su vista se apago, dejándolo ciego.

Las personas gritaban sorprendidas y otras asustadas. Los tacones de sus zapatos pisaban con fuerza huyendo de la esquina al final del semáforo, donde ahora yacía un camión de carga, el cual se había estrellado contra la cafetería.

NIRVANA ➳ vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora