4. Inesperado

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A Mun le habían dado el día libre. El señor Yong tenía muchas cosas que hacer pero ella no podría ayudarle en ninguna. Le dio permiso de rondar y/o tomar alguna de las clases dadas en la Academia durante la tarde.

Mun sintió mucha alegría por unos segundos al saber que Yong le había dado libertad para moverse por los diferentes cuartos, pero su felicidad duró poco cuando recordó las crudas miradas que el resto de personas le propiciarían si ella entraba como si nada a unirse con ellos.

Aún con la mirada gacha, caminó a paso lento dando vueltas por los pasillos, sintiéndose sola y a decir verdad, un poco miserable. Por fin tenía un día cien por ciento libre en todos los cuatro meses que llevaba viviendo ahí y no podría estar en las clases de danza o canto que tanto le gustaba husmear desde afuera porque sentía tristeza cada vez que alguien la miraba mal, y sí que la miraban mal.

Perdida entre sus pensamientos y sin darse cuenta, llegó hasta el final del pasillo, donde se encontraba el cuarto de piano; un piano blanco de cola, hermosísimo decoraba el centro del aula, sabía que el sonido de éste era etéreo, siempre había querido entonarlo.

Había sonado la alarma que indicaba a los estudiantes que tenían alrededor de dos horas para almorzar, "éste es un instituto bastante raro", pensó. "Bien dicen que los artistas somos bohemios y liberales", con una pequeña sonrisa que se formó en la comisura de sus labios decidió entrar al cuarto de piano, pues sabía que nadie estaría atento de lo que pasaba dentro ya que casi todos los estudiantes (que podían costearlo), decidían comer sus almuerzos en los caros restaurantes de los alrededores, después de todo, pagar $90 por un buen Jung-hyang galbi a ellos les parecía barato, le recordaban esa serie que había visto no hace mucho, Gossip Girl; donde los chicos se iban un finde a París, y el próximo a Qatar sin problema alguno.

Mun se sentó en el piano y empezó a tocar y a cantar. Sentía inspiración correr por todo su cuerpo, cada fibra de su ser vibraba, y de su boca emanaban melodías con letras inventadas en el momento. Al darse cuenta de que el resultado final sería una canción, Mun sacó rápidamente de su bolso un cuaderno que contenía algunas de las otras que ella había escrito hasta ahora...

Hasta cuándo fingiré

que todo está muy bien

si por dentro siento un caos que no deja deja crecer

Si mi alma está sangrando y mis sueños destrozados

y es mi voz un grito ahogado que no puede escapar

y este nudo en la garganta no se va

—¿No me digas? Olvidaste nuestro almuerzo juntas, de nuevo

Una muchacha delgada, de ojos color avellana, cabello negro azabache y sonrisa divertida asomó su fino rostro por la puerta del cuarto de piano

—¡AKANE! Perdón, perdón, perdón...—, se disculpó mil veces Mun

Akane era una joven japonesa llegada hace poco al país, y la secretaria de la oficina de admisiones. La única otra persona de la Academia que había recibido tanto o más bullying que nuestra protagonista, sólo por no estar a la altura de los estándares de dinero de éste lugar, pero gracias a eso ellas habíamos forjado una bonita amistad. Ambas debían organizar sus citas con anticipación puesto que sus trabajos ocupaban la mayor parte de sus días.

—Lo lamento mucho Aka... Vi el piano y quise tocarlo y sin darme cuenta pasó demasiado tiempo y hoy ha sido un día tan loco y estresante, en poco termina el receso...

No importa Mun, —interrumpió amablemente la pelinegra—, ya tendremos tiempo para salir, pero dime, ¿por lo menos pudiste terminar la canción que me mostraste el otro día?

—En realidad esa la terminé en casa hace poco pero hoy escribí una más

—¡ESA ES MI TALENTOSA AMIGA! Andá, dale, cantámela— y Akane se sentó a su lado en el largo banco del piano

Mun se ponía un poco nerviosa antes de cantar en público pero como todo artista, intentaba dar lo mejor de sí y no demostrarlo, una vez más puso en marcha la parte de su cerebro que prohibe los nervios y cantó:

(...) y ese nudo en la garganta no se vaaaaaa

Una lluvia de aplausos por parte de Akane resonó a través de la habitación, pero no fueron los únicos que los oídos de ambas chicas escucharon, al girarse una a cada lado del asiento, encontraron a un personaje impactante e inesperado; Kim Namjoon.

Un pequeño grito agudo salió de la garganta de Akane, al parecer las chicas tenían el gusto por el grupo en común pero Akane no dudaba en exteriorizarlo.

Levantándose rápidamente del asiento, Akane hizo una reverencia y pequeñas risas nerviosas se escaparon de su boca. Mun incluso notaba que sus manos estaban temblando levemente, y que la cara de su amiga estaba más pálida de lo habitual.

Para Namjoon estas reacciones no eran nuevas, pero estaba asombrado de lo bien que la chica lo estaba manejando, otras fans ya le estuvieran cortando mechones de pelo o gritando en su oído.

Caminó hasta quedar muy cerca de ambas chicas y las saludo con un gesto de mano y un beso en la mejilla, Akane había logrado dejar de temblar pero ya no emitía ninguna palabra, se encontraba en estado de shock.

—No sabía que cantabas tan bien, ni mucho menos que tocabas el piano. Esa canción, ¿la escribiste tú? No creo haberla escuchado antes— habló Nam.

—Pues sí, a veces escribo canciones. No me creo compositora ni nada, sólo es un pasatiempo.

—Uno en el que eres muy buena, no seas tan modesta, esa canción podría ser un éxito, pero noté que es un poco triste... ¿de verdad te sientes así?— preguntó el chico un poco consternado

—No, sólo que no todas mis canciones están basadas en las típicas frases de amor, me gusta hablar sobre sensibilidad, la sociedad, los enigmas de la vida, los problemas mentales y demás, un poco filosófica me pongo— rió la chica.

—Entiendo el sentimiento, ¿haz escuchado las canciones de BTS alguna vez?

Todos los presentes en la habitación rieron y siguieron conversando, después del comentario sarcástico de Namjoon sobre su propio grupo, Akane recobró su graciosa y espontánea personalidad pero era innegable (hasta para ella), que Mun y Namjoon habían conectado más profundo gracias a la música.

(***)
No estoy 100% convencida con el cap, pero sé que quiero que mi Nam sea parte de la historia.
Supongo que habrá triángulo amoroso 7u7.
Sí, esa canción es mía. No, no me considero compositora but no usen mi canción sin permiso o le diré a mi mamita >:( jajajajaj las amo bai

Fame [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora