Te odio.

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"Después de esperar tanto, al fin sus esfuerzos habían dado frutos. En sus manos tenía el arma perfecta para hundir a los Hyuga.

Cuando llego al instituto, sólo tenía una meta... Arruinar la reputación y el respeto que Hiashi tenía, así como él lo hizo con su familia, y eso, era algo que jamás iba a perdonar. Cuando conoció a Hinata, pensó que, como era lo lógico, el heredaría las acciones de tan importantes empresas, cosa que le hubiera sido mucho más fácil, pues era fácil entablar una amistad con un chico que necesitaba atención, sin embargo, cuando supo que este no era ni siquiera considerado como alguien digno del apellido Hyuga, se dedicó a sacarle información, y que mejor manera que ponerse de su lado -Y aunque no estuviera en sus planes- hacerse su novia. Con ello, se enteró que el absoluto heredero seria su queridísimo primo, en quien también caería la imagen y el éxito de los Hyuga. Perfecto.

O no tanto.

Neji era un chico sumamente solitario, alguien que no dejaba entrar a nadie a su vida, exceptuando a cierto peli azul de ojos perla. Tuvo que tener paciencia infinita para poder convertirse en su compañera de confianza, y todo gracias a lo bien que Hinata hablaba de ella.

Eso le remordía la conciencia.

A pesar de llegar con planes de venganza contra esas personas de exóticos ojos, Hinata bien podía ser una excepción. Era el hombre más tierno y humilde que allá conocido en su vida. Ese chico era un ángel que también sufría por el mismo demonio que ella odiaba.

La vida era muy injusta y el destino muy cruel.

Porque no sólo ella lo quería y lo estimaba, su hermano Gaara de la Arena, también lo hacía, incluso podía asegurar que el corazón del peli rojo guardaba más que cariño por el oji luna.

Y ella no tenía nada en contra, lo veía como una oportunidad para que Gaara fuera feliz y Hinata protegido. Y es que a pesar de ser la novia del Hyuga, ella no lo veía más allá de un hermano.

La situación se complicaba cada vez más. Pero eso no la detendría de lo que planeaba, no ahora que tenía todas las de ganar.

Estoy enamorado de Hinata-sama.

Era un golpe muy bajo revelar un secreto de esa magnitud, pero la honra de su familia lo valía.

-Apestas en la cama.

Puso los ojos en blanco. Odiaba su voz irritante y su expresión de "Yo no siento nada".

-Pero aun así te gusta buscarme para quitarte la calentura.-Vio cómo se encogía de hombros para ponerse la camiseta blanca del instituto.

-Cuando el perro esta hambriento, cualquier hueso es bueno.

Haciéndose sorda, tomo sus pertenencias y busco su celular.

Busco entre sus contactos y presiono donde se leía "Hinata".

-¿Diga?-Contesto a los 3 timbres.

-Hola mi niño, hoy yo invito los helados ¿Qué dices?-Propuso la rubia.

-No es necesario, mejor te invito a comer.-Se podía escuchar la risueña voz del peli azul.

"Eres una maldita" le gritaba su conciencia.

-Bien, pero después yo invito los helados y no se dice más. ¿A las 5 pasas a mi casa?-Sabía que eso no compensaba nada, pero le gustaba imaginar que con eso pagaba todas las mentiras que le dijo y le decía. Sacarlo de su casa para no soportar las críticas de su padre.

Novios... Por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora