Capítulo 1: Los idiotas no se resfrían.

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¡Traté! ¡Juro que trate y traté! Pero no pude contenerme a publicar esto!! Por que escribiste esto en ves de las otras historias dirás?? Culpa a inspiración sama!! Pues si les gusta, recuerden que en animeyfanfics.com estará publicado antes, visiten mi face Hermione719 para estar al tanta de las publicaciones

Recuerden que los amo aunque me odien...

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La lluvia caía a cantaros sobre ese humilde vecindario cuyo aspecto era lúgubre debido al gris clima que no mostraba ningún signo de apaciguar. El alrededor estaba solitario, sólo estaba él debajo de un poste dañado de luz, abrazando sus rodillas y con la lluvia mojando su cabellera roja, se hallaba sentado con la cabeza gacha y escondida. Tenía frío, tenía hambre, pero no tenía ánimos de nada. Se mantuvo allí, quieto e inerte durante quien sabe cuántas horas cuando una voz lo sacó de su ensimismamiento y un abrigo café le cubrió los hombros.

—Te refriarás si te quedas allí sentado—Era una voz amable que le parecía rara. Al alzar la vista se encontró con una sonrisa apacible, lo que parecía un chico con cabello azul recogido en dos coletas y ojos zafiros que juraba que lo estaban analizando—vine debido a los rumores de que un demonio rojo estaba atacando a los habitantes, pero valla... eres un lindo demonio—sin prisa y sin avisar posó su mano blanca en la melena roja empapada.

Tardó un minuto en procesar lo que estaba sucediendo, antes de apartar la mano de un manotazo y dar un salto rápido ganando cierta distancia, aún con el abrigo reposando en sus pequeños hombros y con la parte de abajo siendo arrastrada en el mojado suelo. Aquel chico le sonrió con sorpresa.

—¡Wow! A pesar de ser tan joven eres rápido—Decía sin dejar de sonreír, mirando al pequeño niño peli rojo que sacaba de su bolsillo una desgastada y ensangrentada navaja, tensó su cuerpo. Como un gato queriendo agrandar su cuerpo para parecer más intimidante, lo miraba con el entrecejo fruncido—¿Usas eso para defenderte? Ya no sirve, se ve que está a punto de romperse—hurgó en el bolsillo de su pantalón oscuro y algo mojado por la lluvia, sacó una navaja más grande con empuñadura roja y detalles dorados.

El menor se sobresaltó y sujetó más fuerte su arma, sin embargo fue sorprendido cuando en un reflejo terminó tomando el utensilio del contrario cuando se lo tiró en las manos.

—Échale un ojo, está mejor ¿No crees?—El peli rojo no salía de su asombro para cuando empezaba a acercarse hasta estar frente a él—quédatelo, a partir de ahora no será tu arma para tu supervivencia, sino para luchar por lo que quieres—decía agachándose a su altura, los ojos zafiros se encontraron con unos bronces—¿Tienes hambre verdad?

El niño retrocedió unos pasos antes de mirarlo con desconfianza, el mayor no se inmuto, sólo sonrió apacible.

—En ese caso, te invito a comer ramen—Dijo, y empezó a caminar sin voltear hacia atrás para ver si lo seguían o no.

Los pasos chapoteando le decían todo.

Continuará...

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