CANCELADA••• |Eldarya| ••• Entre El Amor y La Guerra (E#3)

Episodio 5

La luz del sol fue lo que me hizo despertar, me estaba dando directamente en los ojos. Con pereza me apresuré a cerrar la ventana y regresé a la cama, estaba actuando como una sonámbula, no había prestado atención a nada, cuando caí en cuenta, fue como un golpe en la cabeza.

Estaba desnuda.

Nevra estaba a mi lado, en la misma condición.

Me dolía entre las piernas y no recordaba cómo había llegado ahí.

« ¡Perfecto! », gritó mi subconsciente.

Me recosté de nuevo, rendida y dándole la espalda a Nevra, ¿Cómo demonios fuimos a parar así? ¿Habremos bebido algo? ¿Nos lo habrán puesto en la comida?
Después de estar haciendo cuestiones al aire, sentí como el vampiro se empezaba a remover, bostezó, se estiró y susurró un leve "¿Qué, cómo? Ñe, no importa"

« ¿En serio reaccionas así, después de ver la escena? », pregunté mentalmente, pero era más para mí que para él.

-Así que tú también despertaste -dijo mientras me abrazaba por detrás.

- ¿Qué pasó anoche, Nevra? -Pregunté al entrelazar sus dedos con los míos-, ¿Lo recuerdas?

-No -respondió sereno-, pero estoy seguro que sería algo digno de recordar.

-No deberías decirlo tan a la ligera -le regañé cuando me di la vuelta para verle la cara.

El sueño estaba tomando poderío sobre mí, bostecé y Nevra extendió su brazo para que lo usara de almohada, posé mi cabeza en su extremidad y me acurruqué a su lado, con el brazo libre me apegó más a él y comenzó a acariciar mi espalda lenta, sensual y delicadamente, en mi frente empezó a depositar pequeños besos, después su mano subió hasta mi rostro, apartó los cabellos de mi cara y acarició mi mejilla. Sentía su mirada, a pesar de tener los ojos cerrados.

-No puedo dormir si me miras de esa manera -murmuré.

- ¿Te da vergüenza? -Inquirió sonriendo bizarramente-, hemos hecho cosas peores, no creo que una miradita te ponga así.

-N-No es vergüenza -me defendí-, es el hecho de que me miras como si me fueras a violar...

-Ya no es hora de dormir - se levantó y quedó encima de mí, me acomodó boca abajo.

-Pero tengo sueño -gemí.

-Lo sé, lo sé -susurró en mi oído-, pero esto te quitará las ganas de dormir.

Así, Nevra comenzó con la acción matutina. Nos extendimos... un par de horas.

Terminamos cansados, boca arriba, jadeando, pero con los dedos entrelazados y una sonrisa en los labios.

- ¿Verdad que te quité el sueño? -cuestionó mirando el techo, con la comisura de los labios curveadas hacia arriba.

-Si esta es la manera de despertar, no, aún tengo sueño -contesté con la misma mueca.

Apretó mi mano con cariño y besó mi pómulo.

- ¿Sabes? -Comenzó-, el día que viniste de noche a mi habitación, con esa diminuta bata y ese rostro sonrojado, te entregué todo de mí, absolutamente todo: mi amor, mi alma, mi voluntad, mi cuerpo, mis pensamientos... Te convertiste en la Ama y Señora de este Vampiro de pacotilla.

-Y si ese día me entregaste todo, ¿Qué es lo que acabamos de hacer?

-Es un recordatorio, eres eternamente mía, e igualmente soy eternamente tuyo.

Lo miré a los ojos, conmovida.

-S-Sobre esa noche -confesé, tenía planeado decir algo importante-, cuando me preguntaste si era virgen...