Capítulo 19

284 18 0
                                    

Narra Guido:
Gaston, Pato y yo nos pusimos delante de las chicas. El tipo apuntó para todos lados, tan temeroso como indeciso.
—¿Que ganas haciendo eso?— Articulé mirandolo a los ojos.
—¡Abran la puerta! No se los digo mas. —Esta bien, ni un solo paso en falso.
Camine hacia la entrada abriendo con cuidado. El ladrón paso su brazo al rededor de mi cuello. Le abrí la puerta, como tanto deseaba. Este me obligó a salir con el, acto seguido golpeo la culata del arma en mi cabeza. Me tiro al suelo y salió corriendo. Agus vino a hacia mi en cuanto nos deshicimos del tipejo.
—Amor, ¿¡estas bien!? Tremendo culatazo te dio— dijo ayudando a que me incorpore. Con la mano toque la sona herida. Tenia un tajo en la frente lleno de sangre.
—No pasa nada, por lo menos se fue, ahora podemos volver a lo que nos compete— dije caminando hacia adentro.
—No, no...Mira como tenes esa frente Armido, ¿De verdad estas bien?— Quize creer que sí. Pero por unos segundos perdí todo equilibrio. Volví a caer en el mismo suelo donde me habia tirado después del golpe. Solo podía quedarme así, con los ojos entre abiertos y poca fuerza para levantarme.
—Pato ¿Nos alcanzas hasta el hospital?— dijo Agus a mi hermano que estaba afuera junto con Gaston y Marielle, que vino unos segundos después.
—Obvio vamos— Entre los dos me pusieron de pie. Marielle me miraba llena de pena. No podía apartar su mirada de mi pensamiento. Me pusieron en el asiento de atrás, Agus se abrazo fuertemente a mi. Tomando mi mano entre las suyas. —No te preocupes, esto no es nada, vas a ver que me van a largar apenas me vean— le decia acariciando sus lindos cabellos marrones.
—Eso espero Guidito, sos muy valiente ¿Sabias?— beso mis labios imprecnando la piel de su dulzura.
—En cuanto termine todo esto quiero hacerte el amor ¿Sabias?— Unas sonrisas escaparon mientras recibía la mirada punzante de Pato desde el espejo retrovisor. Sus ojos negros eran capaces de matar con solo fijarse en un objetivo. No por nada las fans se desmayan cuando lo ven. Pero no podía intimidarme, sea cual sea su juego no podía hacerlo.
Un rato después llegamos al hospital, donde me atendieron casi caratulado de urgencia...

Viviendo En La Imaginación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora