—Oiga jovencito, debería aprender a controlarse. ¿No ves que nuestras Babys son muy inocentes? —. JongUp daba pequeños golpes sobre los hombros de HimChan cuando este lo sostenía de la cintura, viendo embobado lo hermoso que era el segundo maknae.
—Ya te dije que no puedo, me encantas demasiado—. Ya habían pasado unos meses desde que ambos confesaron su amor mutuo pero las mejillas de JongUppie todavía se tornaban coloradas ante ese tipo de frases. HimChan no resistió y robó un beso de esos soñados labios.
—¡Hyung! Los chicos pueden venir en cualquier momento—. Decía JongUp alarmado tratando de alejar al mayor, pero era imposible cuando él mismo estaba colgado de su cuello sonriente y feliz.
—¿Y? Algún día tendrán que enterarse. Vamos Uppie, dame otro besito... —. HimChan y sus hábiles labios buscaban un espacio para probar de nueva cuenta esos carnosos que sabían a fresa.
—Lo sé, pero igual tienes que contenerte. Estoy seguro que varias se dieron cuenta—. El bailarín formó un gesto con los labios sin embargo ¿cómo podría negarle un beso a su hyung favorito y a esos labios que tanto le enloquecían? Le tomó del rostro con cariño y de esa manera unió los propios y ajenos en un delicado y tierno beso.
—Deja de ser tan hermoso y perfecto entonces—. El mayor había entrelazado sus manos en el torso masculino de su pareja y se negaba a dejarlo ir.
—No puedo, pero tampoco quiero que tengas problemas por mí—. JongUp le mostró la lengua burlándose, ambos rieron. —Oye ya, vamos al ensayo ¿Si mi Channie hyung? —. Esta vez JongUp estiró su cuello para dejar un beso sobre la nariz del más alto.
—Lo que tú digas Uppie.