Mi comienzo y mi final.

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No era una historia de amor cualquiera, porque definitivamente no se habían encontrado por casualidad, era un suceso tan esperado por los cielos que aquellos dos chicos cruzarán miradas esa tarde de Abril en aquella abandonada biblioteca donde casualmente solo se encontraban ellos y la anciana que cuidaba los pocos libros viejos y olvidados del pequeño pueblo a las afueras de la ciudad.

Porque estaba predestinada la tormenta que los obligo a resguardarse en la cafetería más cercana dónde compartieron sus primeras palabras, sus primeras sonrisas y aquella primera sensación que se cola en el estómago de las personas que conocen a su alma gemela; porque Park Jimin era para Jeon Jungkook y lo supieron en un efímero instante.

Estaban hechos a la medida, encajaban a la perfección, y lo sabían cuando se abrazaban y el menor irónicamente cubría el pequeño y lindo cuerpo de su pareja, cuando se tomaban de la mano , cuando se besaban de una forma desesperada hasta el punto en que sus pulmones rogaban por aire, cuando sus cuerpos se refugiaban en el del otro y tomaban hasta la ultima parte de sus almas gritando con pequeños actos el amor que se tenían.

El hecho de que sus vidas parecían haber sido creadas la una para la otra, donde Jimin se despertaba y veía ante él a el más majestuoso ángel, cuando Jungkook se levantaba y el chico a quien su corazón pertenecía lo esperaba en la cocina con un delicioso desayuno para comenzar el día, el poder reencontrase en aquel lugar que solo era una parte de su pequeño hogar formado por su gran amor después de un largo día de estudio o trabajo para compartir dulces sonrisas en medio de una agradable comida y finalmente volver a la cama, a los brazos de su persona favorita, a la seguridad y el calor que se transmitían.

Pero no podían ocultar la pequeña grieta que se encontraba entre los dos, una grieta proveniente de heridas en el pasado, ambos estaban un poco rotos, pero tan enamorados que no les importaba intentar repararse el uno con el otro, trataban de sostenerse sin darse cuenta que poco a poco se irían destruyendo hasta los cimientos.

Jungkook amaba a Jimin más que a nada en el mundo, había llegado en el momento correcto, cuando en su vida solo quedaban retazos de lo que alguna vez fue su felicidad, lo adoraba, lo admiraba, le recordaba diariamente que aún existían razones para seguir, lo hacía tan feliz porque le daba el empujón que necesitaba para continuar caminando, tenía tanto por agradecerle y sabía que ni su propia vida alcanzaba para hacerlo. Jungkook amaba tanto a Jimin que no pudo odiarlo cuando este decidió partir, porque era algo tan grande que no le importó cuando decidió tomar el pequeño trozo sano que le quedaba de su corazón para llevárselo y dejarlo totalmente vacío, no pudo odiarlo ni siquiera sabiendo que todas sus promesas se las estaba llevando el viento tal cual pluma volando en el infinito. Porque de alguna forma Jungkook supo que todo fue real, porque él sabía que a pesar de todo Jimin lo amó más de lo que alguna vez pudo imaginar ser amado, porque lo llevo tan lejos y le mostró mucho más allá del mundo plano que solía conocer.

Pero no lo malinterpreten, Jimin tenía la mejor de las razones para irse, sabía que solo alejándose lograría salvarse él, lograría salvarlos a los dos. Los salvaría de la toxicidad que de alguna forma había llegado a sus vidas, y es que aunque duela aceptarlo, hay puntos donde el amor nos hace tan dependientes que se convierte en algo peligroso. Peligroso porque la otra persona se convierte en tu oxígeno, en tu aire, tu única realidad, y aunque no se vea cómo algo malo, lo es cuando no hay algo más que te sostenga, y si ese soporte no es lo suficientemente fuerte es inevitable quebrarse. Jimin lo sabía, sabía que Jungkook se estaba apoyando en él, pero lamentablemente no era tan fuerte, su vida con Jungkook era preciosa pero estaba completamente revuelta, no iba a funcionar. Por eso decidió marcharse cuando aún le quedaba un poco de valentía, aunque no fue capaz de mirarlo a los ojos cuando le dijo aquel último "te amaré esta y lo que me queda de vidas" antes de salir por la puerta de lo que fue su nido de amor y el lugar donde tantos recuerdos se impregnaron en las paredes. Pero lo sufrió, durante el paso de las estaciones dónde hasta el día más caluroso del verano se sentía tan frío como las heladas de invierno, porque Jimin también se sostenía de Jungkook y lo había dejado ir para que no terminara por romperse.

El primer invierno fue el más difícil, Jungkook había perdido su camino y se encontraba vagando en la oscuridad de su soledad, estaba cayendo tan fuerte que ni su mejor amigo logró detenerlo, lloraba todas las noches preguntándole a la nada porqué se había ido lo único real en su vida, buscaba desesperado aquella pizca de calor que se había desvanecido con la fría nieve que caía, y navidad, que era su época favorita del año, término siendo la ruptura total de su pobre alma, aquella noche, desapareció la última gota de humanidad que quedaba en su cuerpo para ser sustituido por un fantasma vagando en el limbo, no quedaba ni rastro de aquella sonrisa que tanto amó Jimin. Enero y Febrero no existieron en la vida de Jungkook, dos meses en los que apenas recuerda haber probado bocado de comida, dónde Taehyung hacía hasta lo imposible por obligarlo a bañarse y comer, pero más que una persona, parecía un saco de huesos que podría convertirse en polvo tan solo en cuestión de segundos, respiraba por mero instinto, y aún así, a veces encontraba a su subconsciente gritándole para que alimentara sus pulmones, pero... Qué más le puedes pedir a alguien cuyo pedazo de vida fue arrebatada de sus manos? Cómo le pides vivir a alguien cuyo sentido de vida quedó enterrado en los montones de hojas secas en otoño que avisaban la llegada de la más cruda estación.

Porque el peor sentimiento mundano es la misma nada.

El nacimiento de las flores avisaba la llegada de la primavera, un nuevo comienzo para aquellas personas con alma ingenua que seguían creyendo que el cambio de estación se llevaría con el invierno todos sus pesares, Jungkook se encontró a si mismo buscando entre las ruinas lo que sería su última esperanza de vida, aquella pieza que lo impulsó a seguir aún cuando todas las razones parecían haber desaparecido bajo la espesa nieve de Diciembre, se lo debía, a él y a ese amor que ahora se veía como algo lejano siguiéndolo en sus recuerdos, saldría adelante, él lo haría.

1 año le tomó para construir una pequeña nueva vida, para comenzar de cero y tratar de unir de a poco el lío en el que su casi inexistente corazón se había convertido, pero una llamada de 30 segundos bastó para destruir su pequeño gran logro.

Allí estaba el castaño en frente de la tumba de quién fue lo único que había estado bien en toda su jodida existencia, lo mató la depresión que le causó el haber apagado la única luz que lo había guiado desde el momento que lo conoció, irónicamente pensando que todo mejoraría de esa forma, Jimin no sobrevivió al desesperante vacío y las voces que aparecieron un día recordándole su miserable existencia, enloqueció ante la soledad y se entregó a la oscuridad, ahora era un alma en la nada buscando su otra mitad.

Él guardia del cementerio escuchó un ruido ensordecedor y más tarde recogieron el cuerpo de Jeon Jungkook con una bala atravesando su cabeza.

Era verdad eso de que nacemos para una sola persona, y estaremos atados a ella por el resto de nuestra eternidad, sin importar cuántas vidas tengamos, encontraremos nuestro camino de vuelta a casa.

D[one] O.S (Jikook/Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora