Capítulo III

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Si bien en las últimas semanas todo parecía haber vuelto a la normalidad (en cierto sentido, ya que todavía se encontraba encadenado a las tutorías secretas), con Nolan siendo un buen amigo, habiendo bajado totalmente sus humos, sin arranques de ira cada vez que Liam o Mason decían algo malo en contra de Gabe y su "grupito de matones", administrando todo su tiempo libre entre su familia y sus amigos, siendo respetuoso (nada de miradas asesinas) con todo el que mencionase a Gabe con alguna chica (o chico, aunque estos rumores eran más escasos), separando las cosas entre tutorías y amistades, esquivando todo encuentro fortuito (o intencional) con los amigos del latino, mostrándose neutral y ajeno a todo sarcasmo de Gabe, sus incitaciones a enfurecerlo o sus actitudes cariñosas que no tenían otra razón más que ruborizarlo... Todo se había ido a la basura la noche anterior.

Apenas si había pegado un ojo intentando pensar cómo compensar el error que había cometido con los gemelos, al mismo tiempo que las palabras de su hermana taladraban su mente, las mismas palabras que le había dicho poco más de dos semanas atrás cuando había discutido enérgico con Liam en medio del comedor del campus (media hora después de discutir con su madre y una profesora) y luego de ser salvado junto a los gemelos (por su hermana) de ser acusado de destruir parte del laboratorio (sólo porque los otros cinco habían estado jugando con un par de experimentos raros). "¿Qué es lo que ha sucedido contigo? Ya no eres el mismo de siempre" había asegurado Lydia abatida, con una expresión desolada como sólo le había visto cuando su madre casi perdía la custodia de los dos a manos del arrogante de su padre.

Y lo sentenció todo con un "Escaparía en estos mismos instantes si con ello pudiese recuperarte". Nolan sabía cuánto significaba su historia académica y su necesidad de obtener los mejores puntajes, pero aun así ella estaba dispuesta a sacrificarlo todo por él. Fue por ello que decidió olvidar su tonto enamoramiento por Gabe y priorizar sus amistades, volver a ser el Nolan alegre y sereno, tímido y respetuoso que todos conocían, limitándose a pasar solamente el tiempo necesario con el joven Hale y rechazando toda invitación de su grupo.

Y por supuesto que no le había agradado ser desconsiderado con los amigos de Gabe, así como tampoco tener que mantenerse callado cuando alguien los defenestraba creyendo que realmente los conocían, pero había tomado su decisión. No obstante, era Nolan. Él siempre arruinaba las cosas, por una razón o la otra. Y la noche anterior lo había vuelto a hacer.

Resulta que los gemelos Carver le habían insistido en varias oportunidades que pasara la noche del 31 con ellos, ya que había una fiesta exclusiva que no podía perderse porque nadie quería perdérsela (y lo había comprobado cuando vio a sus propios amigos frustrados porque no habían conseguido que los anotaran y les pasaran la dirección). Y la última vez se habían mostrado todavía más cansinos, llevándolo a manifestarles tajante que ese día iba a pasarlo con sus amigos porque ya había quedado con ellos y no pensaba dejar de lado a sus amigos solamente por ellos.

Sí vio una chispa de desilusión en sus rostros, en los cinco por igual, una expresión herida que no comprendió en esos momentos, pero que decidió ignorar. Luego, los gemelos se alejaron de él. Tampoco se acercó el resto ni lo saludó cada vez que los cruzaba en clases, en los pasillos o cuando coincidían todos en el comedor del campus. Gabe también dejó de tontear con él, limitándose como él a sus estudios y nada más. Y la noche anterior, por alguna razón, Mason había sacado el tema de que ese día era el cumpleaños de Ethan. Es decir, de los gemelos.

Entonces finalmente entendió por qué habían insistido tanto. Entendió sus miradas, su alejamiento... Y se dio cuenta de que, siguiendo el camino en el que estaba, tampoco era él mismo. E hiciera lo que hiciera, nunca iba a conformar a nadie. Suspiró frustrado y miró su teléfono, en busca todavía de una respuesta de Jackson a todos los mensajes que le había escrito desde la noche anterior para saber cómo compensar las cosas con los gemelos. Nada aún y eran las once.

Reglas para una tutoría secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora