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Corea del Sur, Busan; 2012.

-J-

Echo un ojo a la ventana del cuarto de HyeBin, siempre introduzco allí mi cabeza curioso y cándido.

Ella casi no sale. Nuestras charlas largas son mediante de allí, desde la ventana, Yo afuera, ella adentro en su habitación, algo infalible.

¿Por qué no sale?

Es un misterio para mí. Pero lo más probable es que su mamá no la deje.

¿Razones?

Menos todavía las sé.

Una tarde luego de clases, me acerco a su casa y por la ventana crear una conversación, como siempre, en tiempo cíclico.

Lanzo una piedra a modo de llamar su atención y que esté allí... pero no hay respuesta.

Las panorámicas están cerradas con llave, por lo que el intento de abrir las ventanas y escabullirme dentro de su cuarto, es rechazada la idea.

En eso escucho una voz... pero no hablando sino cantando. Una voz aterciopelada, delicada, dulzura y con suavidad que produce una sensación muy agradable. Canta hermoso.

Tararea una melodía. Ni la menor idea de cuál es. Me ataca un sentimiento nostálgico, haciendo que me quede como piedra, parado allí, receptivo a la melodía; la única diferencia entre las piedras y yo, es que la piedra no tiene sentimientos hacia esa voz, pero yo sí.

Del bolsillo de mi pantalón ágilmente saco mi celular. Me alejo un poco para coordinar bien las medidas de la ventana, y que se vea completo en la cámara.

Empiezo a grabar. Su aterciopelada voz la estoy guardando. Como canta con pasión, todo, es un tiempo demasiado precioso, me dejo llevar en esa ola llena de puros sentimientos que dejan a uno a flote, fuera de la realidad.

En eso deja de cantar, por lo que entro en razón y reparo en la grabación que ya lleva 5 minutos de duración.

Me acerco, pego mi oreja a aquella panorámica y espero a que algún sonido se manifieste. 

Hasta que de tiempo impredecible Yoon Soo aparece de golpe, literalmente, dándome un empujón fuerte, dejándome al otro lado de la ventana.


Lee Yoon Soo, mejor amiga de Yebin, y por algunas razones siempre nos hemos llevado mal. Por lo que nunca hablamos y si llegamos a coincidir por algún motivo impredecible, nos miramos el uno al otro con desprecio y de reojo.
No sé el porqué nos llevamos así, ella es la que empieza a tratarme mal, y yo termino haciendo lo mismo con ella.


La susodicha con aires desconcertados, se peina su melena naranja, con los dedos de sus manos lleva su cabello hacia atrás. Un poco de desdén denota, pero no a flor como para matarme. 

  —¿Buscas a mi HyeBin?  —Suelta, rodando sus ojos sin nada más. Sus labios denotaban rabieta—La panorámica se dañó por lo que ahora debes hacer esto.


Pone sus manos en una esquina de la panorámica, rodándola de golpe, dejando ver una Yebin-Ah dormida profundamente con su cara recostada y aplastada al escritorio que está pegado hacia la ventana. Como en su cabello corto se refleja el sol que se cuela, las cortinas de tela ligera juegan con las ráfagas de viento suaves y las hojas de las pequeñas plantas que tiene para decorar su escritorio también adornan la mitad de su cabello.

ANEMOIA⇢ ParkJimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora