Tres mil kilómetros

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Cuando abrí los ojos el padre de Jaebum estaba frente a nosotros. JB se apartó de mí con rapidez asustado igual que yo. Su padre había abierto los ojos ante la escena, era algo normal pero miré a Jackson que no entendía que hacíamos mi hermanastro y yo haciendo estas cosas.

— ¿Mark? —me preguntó con un susurro de voz.
— Yo... —intenté articular cuando el padre se acercó a mi cruzándome la cara de una bofetada.
— No vuelvas a pegarle —le dijo Jaebum enfurecido empujando a su padre lejos de mí, pero yo ya estaba llorando mientras sostenía mí mejilla por el dolor.
— ¿Qué mierda están haciendo? —preguntó padre hacia JB.
— No quise que pasara esto papá —dijo Jaebum— pero me he enamorado de Mark, no puedes evitarlo.
— Tú madre está en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte... y ustedes dos... aquí revolcándose como fugitivos, escondiéndose de todos. ¡Son familia! —nos gritó y aquellas palabras me rompieron el corazón en mil pedazos —nunca estarán juntos, no lo permitiré. Ahora me voy al hospital a ver a vuestra madre, pero en cuanto vuelva... ya puedes hacer las maletas Mark, por qué te vas a un campamento militar.
— No puedes llevártelo —dijo Jaebum a gritos— no puedes alejarlo de mí —gritó mientras yo seguía llorando sin poder evitarlo.
Su padre lo empujó contra una de las taquillas tomándome del brazo con fuerza haciéndome daño, mientras me arrastraba fuera con dirección al auto. Miré hacia atrás, viendo a mi hermanastro intentando alcanzarnos, pero su padre fue más rápido metiéndome en el coche. A empujones, cerró la puerta tras de mi y caminó hasta la puerta del conductor, arrancando velozmente. Vi a Jaebum por la ventanilla que venía corriendo, pero no llegó a tiempo, su padre salió acelerando del estacionamiento. JB tenía su coche cerca y sé que lo cogería para venir a ver qué ocurría.

Me quedé callado en el auto cuando recibí otro manotazo y escuchaba como me insultaba por lo que había hecho. Supongo que yo nunca sería su hijo, solo era un estorbo y el que entorpecía los perfectos pasos de Jaebum. Nunca tendría oportunidad de conseguir que se sintiera orgulloso, por qué yo no era nada para él excepto un chico a qué nunca reconocería como su hijo, por qué ya tenía al hijo perfecto, ese era Jaebum.

Vi que pasamos la salida hacia el aeropuerto y me asusté. ¿De verdad iba llevar su plan a cabo? ¿Iba a separarme de mi madre? ¿De Jaebum? Lloré y me arme de valor para conseguir hablar aún con riesgo de recibir otra bofetada.

— Quiero ver a mi mamá —le dije— da la vuelta y vamos al hospital, quiero verla.
— No Mark, tú te largas ahora mismo. No voy a dejar que tengas oportunidad para irte con mi hijo.
— No me iré, quiero verla. Ha tenido un accidente y quiero saber cómo está —le grité, pero él me dio otro golpe tirándome contra el asiento.
— Mantente calladito, espero que aprendas lo que es la disciplina en el ejército.

Sacó el móvil de su bolsillo y marcó un número. Lo escuché hablando con alguien enfurecido, diciéndole que me mandaba allá ahora mismo. Creo que la persona al otro lado se quejó, pero aún así cuando llegamos al aeropuerto me sacó a rastras y me llevó tras el agarrándome con fuerza del brazo. Compró un boleto para mí al otro lado del país, me mandaba más de tres mil kilómetros de distancia, casi cuarenta horas en coche sin contar que Jaebum no sabía a donde me estaba mandando.

— No lo hagas —le pedí por última vez.
— Vamos —me dijo arrastrándome de nuevo y metió el boleto en mi bolsillo conduciéndome hacia la puerta de embarque, allí me empujó dejándome con el guardia— alguien ira a recogerte al aeropuerto.
— ¡Papá! —grité tratando de convencerle pero él se giró marchándose dejando muy claro que yo no era su hijo.

El avión despegó y no dejé de llorar en todo el viaje, ni siquiera me había dejado pasar a casa a recoger mis cosas, hacerme una maleta, tampoco me había dejado ir a ver a mi madre y estaba preocupado después de saber que había tenido un accidente. Empezaba a entender una cosa... yo sólo fui ese chico que llegó de improviso. Cuando llegue al aeropuerto de esa ciudad caminé perdido hasta la puerta y allí encontré a un hombre de la edad del padre de Jaebum, vestido con uniforme militar que tenia un cartel con mi nombr. Me identificó enseguida y me cogió de los hombros con dulzura.

B E A U T I F U L   S k YDonde viven las historias. Descúbrelo ahora