San Valentín estaba a la vuelta de la esquina; muchas chicas estaban preparando sus ingredientes para chocolates caseros. Otras, pensaban en que escribir en sus cartas de amor. Trataban de juntar fuerzas y valentía para poder declararse a la persona que les gusta.
Ellas y Kashima Ryuuichi estaban tratando de prepararse para aquella fecha.No era secreto que Ryuuichi estaba profundamente enamorado de su compañero de club y mejor amigo, Kamitani Hayato. Desde el día que lo conoció, algo llamó su atención; no sabía decir si era por sus intimidantes pero hermosos ojos, sus atractivas facciones, o quizás el hecho de que no era tan malo como a primera vista aparentaba ser.
Ryuuichi no lo sabía, pero la felicidad que sentía al siquiera estar en la misma habitación que su amado era respuesta suficiente: Kamitani es Kamitani, no necesitaba más.Mentiría si dijese que no tenía miedo. Él no estaba seguro de cómo se sentía su amigo respecto a él. ¿Acaso solo él consideraba que eran amigos? ¿Quizás Ryuuichi estaba viendo cosas que no eran? ¿A Kamitani si quiera le gustaban los hombres? Ryuuichi ni siquiera sabía que le atraían los chicos hasta que su amigo llegó a su vida.
Sin embargo... aquellas sonrisas que el pelinegro guardaba exclusivamente para él, las pocas veces en las que se sonrojó cuando lo encontraba mirándolo en secreto, y el hecho de que Ryuuichi haya conseguido ser el único capaz de acercarse, volviéndose amigos cercanos es lo que daba al pelirrojo las fuerzas necesarias para poder, al fin, confesarse.El mayor dilema (aparte de no saber cómo se sentía el otro), ¡es que no sabía que hacer! Kamitani no era alguien de paladar dulce, siempre rechazando chocolates en cada San Valentín (incluso con su carácter, el pelinegro era muy atractivo, teniendo a algunas chicas detrás de él). Tampoco leía las cartas que le llegasen; ¿y si tiraba la suya sin siquiera leer que venía de Ryuuichi? Y las indirectas tampoco eran una opción.
Entonces, ¿qué podría hacer?El cielo se tornaba de una bella tonalidad naranja; era de tarde, las clases habían acabado. Ryuuichi decidió preguntar, de la manera más tranquila y no sospechosa posible por los gustos de su mejor amigo. Más no evito notar que estaba en las nubes. Algo bastante normal, pero jamás había durado tanto dentro de su propio mundo.
—Kamitani, ¿estás bien? Llevas un largo rato en las nubes...— Preguntó el pelirrojo, con genuina preocupación. Su repentina pregunta pareció sobresaltar al de pelo negro ya que sus ojos, antes relajados, se habían abierto como platos, por más que su expresión tratase de seguir siendo indiferente.
Ryuuichi pudo sentir como su corazón se aceleraba cuando, de repente, Kamitani lo miró con tanta intensidad directamente a los ojos. Luchó con todas sus fuerzas para no desmayarse ahí mismo, cosa que siempre quería hacer cuando la mirada del contrario se postraba en él, y nada más que en él.
—Hm. No es nada. —Contestó, con una pequeña sonrisa en los labios. Aquella bendita sonrisa que conseguía derretir a Ryuuichi tal como un helado en un día caluroso de verano. Kamitani no parecía estar mintiendo, por lo que Ryuuichi le creyó, sonriendo de manera más amena.
Ninguno despegó la mirada del otro por un largo rato. Cuando iba a decir algo por fin, en su vista periférica pudo notar como los niños, de a poco, comenzaban a despertar de sus siestas. Sinceramente, el pelirrojo olvidó completamente que seguían allí, así que la magia del momento se rompió apenas el pelirrojo dirigió sus ojos hacia los niños, preparándose para cuando los niños estén nuevamente llenos de energía. Su pregunta tendría que esperar.
Ryuuichi llegó a casa; cansado y frustrado consigo mismo. No pudo intentar en ningún momento indagar en los gustos de Hayato, y mucho menos de camino a casa con Taka gritando con Kotarou de aquí para allá. Por alguna razón, tenía la cabeza en otro lado que no se le pasó por la mente escribirle, ya que fue a cenar, se dio una ducha, le leyó a Kotarou un cuento, y cayó rendido sobre su cama. Así que, la mañana siguiente, Ryuuichi estaba plenamente determinado a preguntar, pasase lo que pasase.

ESTÁS LEYENDO
Be my valentine (HayaRyuu)
RomanceSan Valentín estaba a la vuelta de la esquina; muchas chicas estaban preparando sus ingredientes para chocolates caseros. Otras, pensaban en que escribir en sus cartas de amor. Trataban de juntar fuerzas y valentía para poder declararse a la persona...