【 Violinista 】

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• Capítulo 1: Violinista •

✒ Cuando les diga, reproduzcan la canción.

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La noche cayó sin que se diera cuenta. Alzó la vista al oscuro cielo, observando lo bella que era la luna, pero después unas nubes la ocultaron. Decepcionada por eso guardó el instrumento de cuerdas en el estuche sucio y marchó a su hogar. La gente se dispersó cuando dejó de tocar.

No había ganado mucho, pero algo es algo, ¿no? Podía apoyarla en eso. Sin embargo, no le gustará nada a su querida abuela que hiciese aquello, pues dice que: "es peligro que una niña como tú ande afuera, el mundo ya no es como antes. "

Lo sabía, pero no podía dejar de frotar las cuerdas con su precioso arco y exhibir su talento. Además, era muy pequeña para trabajar, era lo único que podía hacer por su pobre abuela.

Soltó un suspiro largo y cansado, tras esa vieja puerta le espera el regaño de su corta vida. La atravesó y una preocupada anciana la miró.

Antes de que pudiera hablar y explicarle su estado, le dijo:

-¡Isabella, mi'ja! Me tenías con el Jesús en la boca. -exclamó la señora. La pequeña hizo una mueca de disgusto y confusión, aún no entendía las frases de la mayor.

-Perdón, abuelita. Pero, ¡mirá! ¿Crees que es suficiente? -preguntó, mostrando un billete y varias monedas con sus pequeñas manitas.

-Mi cielo, no lo hagas. No es necesario. Tu papá nos ayuda en eso, ¿si? Dedícate a jugar como las niñas de tu edad. -le agarró las manos y dio en su mirada una pequeña sonrisa, tratando de sonar comprensible.

-¡Pero yo no quiero jugar! ¡Quiero tocar con los mejores músicos! Con David*, con Lindsey*, ¡Paganini*, abue'! -exclamó.

-Mi'ja...

-Está bien, quizás exagere con tocar con Paganini, ya murió... pero-

-Isa, cielo, puedes tocar, pero no quiero que salgas de la casa. -dijo.

La niña, sin creer las palabras dichas, soltó una risa nerviosa. No podía hacerle eso, ¿verdad? Ella amaba tocar afuera, y también necesitaban el poco dinero que ganaba para sus cosas y algunos medicamentos para la mayor. Su padre se fue a Estados Unidos a buscar un mejor empleo, y las dejaron a las dos solas. Su madre había muerto en un accidente automovilístico cuando apenas tenía seis años, a esa corta edad supo que ya no la volvería a ver jamás. Tiene nueve y aún no tiene el valor de visitarla al cementerio.

-Pero abue, por favor.

-Lo siento, mi vida, pero no puedo permitir a que te expongas de ese modo. Pueden herirte.

La menor con una triste mirada asintió. No quería alargar más el tema, y temía que lo empeorara. Hablaron un poco más y se fue al lecho a descansar.

O eso creyó su abuela. Isabella agarró su violín y salió de la casa por la ventana. No estaba tan alta, pero tenía que tener mucho cuidado con el instrumento, era muy frágil y debía cuidarlo.

Eran la una de la madrugada y aún seguía tocando en el Quiosco. Ejecutando varias canciones clásicas y alguna que otra moderna. Como Corazón de Niño o Havana, una de sus favoritas. Pero es que ella tenía muchas canciones favoritas, no podía decidirse con una.

Sintió unos ojos gatunos observándole. Dejó de tocar y se volteó con lentitud. Allí estaba, alguien de su misma estatura, detrás de un árbol y sólo podía verle su manita de tez morena. Tenía en ella una pulsera con un dije de calavera. ¿Quién era?

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2018 ⏰

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