La brisa de aquel mediodía golpeaba los cristales transparentes del ventanal del gran salón.
El clima gris hacía juego con su vida y las gotas de agua de lluvia eran acompañadas por algunas lágrimas que iban descendiendo por sus mejillas mientras ejecutaba una melodía en el piano.
Sus suaves dedos danzaban sobre el instrumento musical, mientras cerraba los ojos conteniendo más lágrimas.
Ese instrumento se había vuelto su confidente, una manera de poder sacarse de adentro aquello que la atormentaba. Siendo pequeña perdió a sus padres, quedándose a cargo de una tutora que le prohibía ejecutar algún instrumento ya que le producía jaquecas.
Su vida no fue, ni es, fácil. En su adolescencia había pensado en quitarse la vida. No tenía familia, amigos, a nadie.
Un buen día, en la azotea del departamento en el que vivía, la encontraron en el suelo con una madera sobre ella, mientras lloraba y sollozaba. En su cuello, una soga, deduciendose que intentó acabar con su vida mas el listón del techo no se lo permitió.
La llevaron a tratamientos psicológicos, gracias a ello había ignorado la idea del suicidio. En aquel lugar, también existía un pobre hombre, ya mayor, que había sufrido bastante la pérdida de su esposa, llevándolo casi a la locura.
Ambos solían charlar como si se conocieran toda la vida. Pero había algo que ambos tenían en común: su afición al piano.
Fuera de aquel lugar, ambos se habían tomado un vasto cariño. Él la quería como una hija y ella lo respetaba como a un padre.
El hombre le comentó de un lugar que había comprado con el objeto de cumplir su sueño y el de su difunta esposa: la música.
Pero ese sueño se vio incompleto con la partida de aquella mujer. No habían logrado culminarlo, apenas comprando un piano.
Marinette se había puesto el objetivo de ayudarlo con aquello, agradecida por haberlo encontrado, sentía que por fin había tenido a alguien con quien hablar, compartir momentos y anécdotas.
Mas antes de que pudiera hacerlo, la vida la volvió a golpear con la muerte del bondadoso hombre en un accidente, apenas teniendo ella dieciocho años de edad.
Y allí estaba ella, sumergida en sus tristes recuerdos mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos azules que alguna vez tuvieron una luz, una chispa, ejecutando aquel viejo piano, cuando de pronto, una voz varonil la sacó de su ensimismamiento:
—Mi corazón te seguirá de Celine Dion.
•••
Un rubio salía con los ojos llorosos de aquella gran empresa.
Lo habían despedido, nuevamente.
Caminó a paso lento por las calles, mientras las lágrimas seguían cayendo mezclándose con la lluvia, pensando en lo miserable que ha sido su vida desde la muerte de sus padres.
Los autos, con la velocidad a la que iban, levantaban las aguas del charco salpicando a cualquier transeúnte, pero a él no le importaba aquello.
Seguía su andar con la mirada en el suelo, miró luego aquel grisáceo cielo del cual caían las gotas cristalinas.
Seguía sin rumbo hasta que llegó a sus oídos una melodía muy familiar, podría reconocerla en cualquier lugar, más aún viniendo de un instrumento en especial: el piano.
Se dirigió hacia la zona donde provenía el sonido, haciéndose más fuerte cada que se acercaba más a un viejo edificio.
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Mélodie (Melodía) [AU Adrinette One-shot]
FanficAU Adrinette One-shot (no two-shot) Abril, mes #Adrinette