Apocalypse Z

Cap 5

Capítulo 5.

Desperté gracias a un fuerte golpe en la planta alta, asustada abrí los ojos enseguida, sigilosamente agarre mi arma, y subí las escaleras, mire hacia todos lados, lo malo era que no sabía ni si tenía carga, o como usarla, pero algo iba a salir. Lentamente abrí una puerta que estaba arrimada y ahí estaba Cristian, juntando pedazos de vasos rotos, tiré mi arma al piso y fui corriendo a ver si se había lastimado.

-¿Te cortaste? –Preocupada.

-No, solo es que soy un idiota. –Juntando trozos del vaso que había roto unos momentos antes.

Yo comencé a ayudarlo, pusimos todo dentro de un basurero, cuando terminamos yo me estaba por ir hasta que me llamó.

-_____... –Me llamó.

-¿Qué? –Me di la media vuelta y lo mire directo a los ojos.

-Perdóname si antes te traté mal, enserio, estaba nervioso por lo que está pasando, ya sabes, el tema este de la “invasión” –Haciendo comillas con sus dedos.

-Cristian, yo no me enojo por esas cosas, yo también estaba nerviosa por eso, no pasa nada, te entiendo. –Puse mi mano derecha en su hombro izquierdo.

-Pero vos no me trataste mal, dentro de todo estabas tranquila. –Miró hacia abajo.

-No pasa nada, enserio.

El levanto la mirada y me miró a los ojos, posó sus manos en mi cintura y me abrazó, no tenía idea de porqué, pero yo le correspondí el abrazo. Estuvimos así unos momentos, hasta que nos separamos al mismo tiempo.

-Creo que, que deberíamos comer algo. –Yendo hacia la puerta.

Yo lo seguí pensando lo que había pasado, Dios, era tan lindo, tan… tan… no sé cómo explicarlo.

¡Dios! ¿Qué estoy pensando? Vamos _____ no es hora de enamorarte. 

Los dos terminamos de bajar las escaleras y él fue directo a la cocina.

-¿Qué es lo que quieres comer? Lo que tengo no es variedad de cosas, pero puede haber lo que quieres comer… -Dijo examinando la lacena. 

-Quiero comerte a besos y luego besarte por todas partes- Pensé.

-No lo sé, comeré lo que haya, no hay problema. –Contesté sentándome en una de las sillas que correspondían a la mesa.

Él hizo arroz, comimos, hablamos, los silencios incomodos no faltaron, también reímos, un poco.

-Yo no tengo sueño. –Hablé - Dormí casi todo el día.

-Yo tampoco –Suspiró.

-¿Y qué haremos? –Pregunté

-Besarnos, comernos, expresar nuestro amor de una forma ilegal – Pensó él.

-No sé.

Escuchamos fuertes golpes en la puerta principal, varios golpes, uno tras otro, había varias personas ahí.

-No hagas ruido, sh. –Me dijo mientras agarraba su arma.

Miró por la perilla de la puerta y se apoyó contra ésta.

-Caminantes. –Dijo con un hilo de voz – Miles de caminantes.