Day 7

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Observaba sentada desde la ventana de mi cuarto la lluvia cayendo. Hoy hacia más frío de lo normal, y me gustaba. Me gustan las lágrimas caídas, el cielo triste y el frío dando caricias estremecedoras al cuerpo.

Me gustaba este clima. Sentía que me reflejaba en el. Que aparté de que Peter van Houten, entendiera que era estar muriendose (aunque lo odie, sigue comprendiendo que es estar sucumbiendo), percibo que este clima sabe lo que es estar muriendo también.

—Hazel. —giré mi rostro hacia donde mi padre me llamaba.

—Hola papá. —saludé. —¿Necesitas algo? —pregunté.

Caminé hasta mi cama y me senté en esta. También papá hizo lo mismo.

—No. Sólo quería saber si saldrás hoy... —musitó.

Lo miré más detalladamente y observé las pequeñas arrugas que le empezaban a salir cerca de los ojos, poco a poco el color negro del pelo se iba, anunciando la llegada de uno grisáceo.

—Si papá. Saldré con Augustus a dar un paseo —dije y él asintió frenéticamente.

—Claro... —susurró más para sí mismo que para mí.

Intuía que cada vez tenía menos tiempo para pasarla aunque sea un rato con mi padre. Me estaba distanciando de él. No estaba aprovechando el poco tiempo que tiene y que esta libré de trabajo para estar con él. Y me siento mal por eso.

—Iré con tu madre, ¿si? —se paró de mi lado y caminó para la puerta para después girarse hacia mi. —Te quiero, cariño —dijo medio sonriendo, pero sabía que estaba triste, pero sé como es él, no demuestra sus sentimientos por más dolorosos que sean.

—Papá... —lo llamé. El se volteó hacia mi de nuevo. —¿Qué tal si cuando regrese de estar con Augustus pasamos tiempo juntos? —pregunté algo tímida.

Él asintió sonriendo. Caminó de nuevo hacia mi y me abrazó. Cuánto necesitaba un abrazo de mi padre.

—Te extraño mucho Hazel... Nos vemos en la tarde. —dijo y se marchó.

Me sentí bien.

Mi corazón igual.

Más que bien.

Sonreí por inercia. Cogí mi teléfono de la mesa de noche y marqué a Augustus. Luego de dos pitidos contestó.

—Hazel Grace. —dijo.

—Hola, ¿cómo estas? —dije sonriendo.

—Espléndido —musitó feliz. —¿Ya escogistes el lugar? —preguntó.

—Si. —dije segura sonriéndo. —No pude dormir por estar buscando un sitio perfecto como símbolo de nuestro amor.

—Bueno... Búscame y vamos allí. Y no te preocupes por los candados, yo los tengo, pero, ¿puedes llevar un marcador, por favor?

—Esta bien, te buscó ahora, adiós y te quiero.

—También te quiero, Hazel Grace, adiós. —dijo y colgó.

Caminé hacia mi escritorio y cogí un marcador que reposaba encima de una libreta.

[...]

Estoy nerviosa y no sé porqué.

Nos encontrábamos en el parque que estaba detrás del museo. Y que creo que es un gran símbolo de nuestro amor, aquí empezó todo; en el parque Funky Bones. Donde Augustus me informó que gastaría el deseo que le dispusieron los genios para ir a Holanda, Amsterdam, juntos.

The Fault In Our Stars: Last DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora