Spy vs Spy

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¿Cómo había llegado a esto?

Sara había llegado en la mañana y le había pedido conversar las cosas a su esposo, le preparó muchas cosas deliciosas de desayuno, incluso cosas que en todos sus años de matrimonio, Yuri no tenía idea de que Sara podía cocinar. Hablaron sobre su relación, la morena se disculpó por haber sido tan frívola con él y el querido topo se disculpó por no apreciar que ella quería su independencia con sus amigas. Ambos se prometieron corregir sus malas actitudes. Respecto al beso con Mila, Sara se disculpó y le dijo a Yuri que “así son los rusos, se dan muchos besos por todo”. Aunque fuese algo que el japonés no pudiese comprobar, le creyó ciegamente a su esposa.

La italiana en todo momento se mostró arrepentida y dispuesta a arreglar su matrimonio. El hombre de anteojos solo caía bajo la hipnosis de esos preciosos ojos amatista y aceptaba todo lo que su esposa quería.

Luego de la reconciliación y del abundante desayuno, Sara dijo que saldría a comprar ropa para celebrar en la noche y compensar al japonés por el medio año sin cariño marital. Yuri se emocionó y estaba inmensamente feliz, hasta que vio llegar el auto de Mila a recoger a su esposa y las vio saludarse con un largo y apretado abrazo.

Eso le pareció extraño a Yuri. Habían pasado la noche juntas, por lo tanto, llevaban, como mucho, tres horas sin verse; sin embargo, se saludaban como si no se hubiesen visto en años. Se le hizo bastante sospechoso, pero acababa de reconciliarse, no iba a ponerse a pelear otra vez, aunque tampoco quería quedarse de brazos cruzados fingiendo que todo está bien, cuando era claro que hay algo que está pasando y se lo están escondiendo. Iba a hacer algo y lo iba a hacer ya... Pero, ¿qué? Mientras Sara se arreglaba y juntaba todas sus cosas, comenzó a analizar todas sus opciones que tenía para hacer y se le ocurrió la “mejor” idea de todas: Seguirlas.

Ahora estaba tras un arbusto mirando a lo lejos un motel llamado "Nikky's Bunny" donde Mila y Sara estaban de la mano, conversando y mirando un folleto. ¿Qué rayos podrían estar haciendo ellas dos en un motel? No era posible que ahí vendieran lencería, ¿o sí?

—¡Oye! —Dijo de pronto una grave y acusatoria voz junto al japonés que lo sacó de forma violenta de sus pensamientos—. ¿Qué rayos haces espiando detrás de ese arbusto?

—Y-yo…

—Ese es mi arbusto donde yo espío a mi esposa, ¡búscate otro lugar!

—¿Eh?

Solo en ese momento, Yuri pudo reconocer la figura a contraluz que estaba de pie con sus brazos cruzados y una expresión de niño berrinchudo.

Era un hombre alto, de ensueño. Parecía un modelo de ropa de alta costura. No había ni un solo mísero defecto en su cuerpo ni en su rostro. Cada hebra plateada que poblaba su cabellera ondeaba suavemente al compás de la brisa. Sus ojos azules casi cyan, parecían poder encontrar tu alma si lo mirabas fijamente, la ropa que usaba le calzaba tan perfecto que parecía pintada sobre esos tonificados y perfectos músculos. ¡Dios! Yuri podría escribir un poema solo con su imagen y volverlo canción.

—¿No me escuchaste? ¡Ahí espío yo a la infiel de mi esposa! ¡Búscate otro arbusto!

—¿Tu esposa también te engaña? Digo… —Acababa de admitir que creía que su esposa lo engañaba después de todo lo que habían hablado esa mañana pero, ¿quién podía culparlo?, si su mujer estaba frente a un motel con otra persona. Pero volviendo a la actualidad, se había encontrado con un hombre en la misma situación que él, pero mil veces más atractivo—. Espera, ¿por qué alguien que te tiene a ti de esposo querría engañarte? ¿Qué clase de idiota haría eso? No creo que pueda encontrar alguien más atractivo que tú… Y eso no debió salir en voz alta, lo siento.

La Curiosidad mató mi Matrimonio [Vikturi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora