[Cuando bebas agua, recuerda la fuente.]
[Proverbio Chino]Tras deambular varias horas sin rumbo por el centro de la ciudad, Yuichiro se sentó junto a las murallas romanas de Via Laietana. Delante del él, una estatua ecuestre representaba a un conde en actitud belicosa.
Así se sentía él. Con la nariz aún dolorida por el puñetazo —por suerte no se la había roto—, tal furia lo dominaba que sentía el impulso de matar a su padre, de haber sido tal cosa. Si algo le impedía vengarse era justamente que lo consideraba un extraño. Y en aquel momento más que nunca. Lo que más le amargaba, sin embargo, era que estaba en deuda con aquel hombre. Por primera vez en su vida, Yuu deseó ser inmensamente rico para devolverle a su padrastro todo el dinero que había invertido en él desde que lo adoptaron poco después de nacer. Sólo así podría irse con la cabeza alta. A fin de cuentas, al cabo de un mes cumpliría los dieciséis y podría abandonar los estudios para trabajar como ayudante de cocina o mozo de almacén. Ya no dependería de ellos.
Sin embargo, aún le faltarían dos años para ser mayor de edad. No le quedaba más remedio que escaparse a un lugar donde no pudieran encontrarlo en todo ese tiempo. Tal vez entonces pudiera empezar ahorrar el dinero para pagar la deuda. Animado con estos planes, calculó el dinero que había costado a su familia adoptiva hasta la fecha. Entre la escuela, la alimentación, la mutua de salud, la ropa y gastos varios, como poco había comportado un gasto medio de seiscientos euros mensuales, sin contar los intereses. Y eso porque no tenía gustos caros.
Hizo una rápida operación mental: 700 euros x 12 meses x 15 años= 126.000 euros.
El resultado le impresionó tanto que por unos instantes dejó de pensar en el puñetazo. Era una suma astronómica. Le parecía imposible reunir semejante cantidad, a no ser que atracara varios bancos el mismo día y no lo pillaran. Si pretendía devolverlo trabajando, en la práctica sería como una condena de veinte años más. Llegó a esta conclusión tras un nuevo cálculo. Suponiendo que encontrara un trabajo y, llevando una vida muy austera, lograra ahorrar 500 euros al mes, la operación era la siguiente: 126.000 euros: 500 euros= 252 mensualidades = 21 años.
Yuichiro resopló, abrumado. No tenía opción: o se largaba de casa dejando la deuda sin saldar, como un hijo desagradecido —otra inversión ruinosa de su padre adoptivo—, o encontraba la manera de materializar aquel dinero por arte de magia. Este último pensamiento, undido a la campana de la catedral que tocó las doces, le recordó que ésa era precisamente la hora de la cita insólita de la hoja naranja. Como no se había cambiado aún de pantalones, buscó por curiosidad si llevaba todavía aquel papel encima. Lo encontró muy arrugado, en el bolsillo atrás. «¿Eres un mago?» la respuesta en su caso era que no, pero la nota decía que si había llegado a sus manos probablemente la respuesta era que sí.
Bajo el misterioso «4MC» constaba un número de la calle Montcada, situada a diez minutos de donde se encontraba. A falta de algo mejor que hacer, decidió acercarse a husmear. Para ello sólo tuvo que cruzar la Via Laietana, muy transitada a aquellas horas, y tomar la calle Princesa.
Hacía tiempo que no iba por a allí, pero recordaba haber visto una librería esotérica y también una tienda de artículos para ilusionistas, El Rey De La Magia. Se preguntó si aquella singular invitación tendría que ver con ese tipo de magos; tal vez fuera un curso o taller que se impartía a la hora de las brujas. El número, sin embargo, pertenecía a una finca de la cercana calle Montcada, que además de albergar el museo Picasso conservaba muchas mansiones con varios siglos de antigüedad. Una de ellas era un museo textil que había visitado años atrás con la escuela.
El número veinte correspondía a un espectacular palacio barroco con dos altas y sólidas puertas. El portal estaba cerrado y sólo había un timbre antiguo a la derecha, así que dudó que aquél fuera el lugar de la cita. Convencido de que no había nadie dentro, decidió pulsarlo de todos modos para ver qué pasaba.
Yuu se asustó cuando una grave voz masculina surgió al cabo de unos segundos. Una vez de preguntar quién llamaba, dijo:
—Entra, te estaba esperando.
Acto seguido, un zumbido desbloqueó la puerta. Mientras la empujaba para entrar tuvo el presentimiento de que, una vez al otro lado, nada volvería a ser igual.
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El Secreto De La Psicomagia
Fanfic~Yuichiro Ichinose es un joven adolescente con un pasado oscuro, Mikaela es un esperto el la psicomagia, su caminos se cruzarán y se perderán en un juego en el que el amor es el peor de los venenos~. [Todos los créditos de los personajes a Owari No...