Sobé mi rostro con mis manos cubiertas por guantes blancos, tratando de entrar en calor. Hacía demasiado frío, creo haber visto en el tiempo que, hoy exactamente a diferencia de cualquier día del año, sería el más helado. Pero eso no era del todo un problema para mí, pues, tal como mi personalidad lo indica, amo los panoramas sombríos y grises. Días nublados sin la presencia del abrumante sol que amenaza con quemarme los ojos.
El comedor de la escuela estaba medio lleno, entre gente y gente que no conozco y a la cual no le doy importancia, busqué a una persona en particular. Como siempre, le vi en una de las mesas de centro, solo y escuchando música con sus audífonos. Me acerqué lentamente por detrás suyo, y cuando ya estaba cerca, le tapé los ojos.
-¿Quién es? - sonreí ladina al ver que él también lo hacía.
-No lo sé. ¿Miley Cyrus?
Saqué mis manos de sus ojos y le golpeé el hombro, mientras rodaba los ojos divertida.
-Idiota. - bufé - El día en que Miley Cyrus venga aquí y te tape los ojos yo seré un dinosaurio.
-Pero tú jamás serás un dinosaurio. - exclamó como si su comentario hubiera sido de lo mas inteligente.
-Claro, por eso lo decía, idiota.
Reí al ver su decepción exagerada y sus gestos de damisela en apuros. Eric en serio era un tonto. Pero mi único amigo.
-Está bien, lo admito. - dijo rindiéndose por fin con aquel tema.
Mientras el seguía tomando desayuno y hablándome de cosas al azar, dirigí mi vista en derredor mío e, impresionada, hallé a un chico pelirrojo que me miraba fijamente, y en cuanto percibió mi atención en él, se sonrojó y apartó la vista a la chica rubia que lo abrazaba.
Fingí desinterés ante ello, pero por dentro, estaba gritando como gallina corriendo por toda una cancha. ¡Dios santo! El chico del que estaba enamorada hace dos años me estaba mirando.
Creo que moriré. Sí, eso, definitivamente.
-Susy, hey, qué haces. - podía escuchar la voz de mi amigo por sobre toda las demás, pero no le hice caso. Motivada por la emoción y la ingenuidad, decidí sacarle una foto para recordar siempre este momento (aunque estaba segura que nunca lo olvidaría, así como también lo soñaría y lo reviviría cada día en mi mente al verlo).
Según creo yo, soy alguien disimulada. Suelo pensar mucho lo que haré, cómo lo haré, por qué lo haré, y las consecuencias que conllevarán el que haga una u otra cosa. Nunca descarto una posibilidad, siempre tengo en cuenta hipótesis para cada suceso y las voy acomodando según lo indique la situación. Tengo un ojo calculador y muy observador. Nada escapa de mi vista, gracias a que soy invisible para las personas, puedo ver y escuchar cosas sin que alguien se de cuenta. Sí, soy muy atenta en cuanto a lo que ocurre a mi alrededor, y puedo suponer lo que seguirá a cierto evento ante que cualquier persona, y solo por simple deducción. En general, soy alguien planeadora y calculadora, pero cuando las emociones son las protagonistas de la historia, entonces todo me sale mal.
El amor debilita a la razón. Y odio profundamente el que eso me ocurra a mí.
Saqué la foto lo más disimulada que intenté ser, sin pensarlo mucho en realidad, y cuando menos lo creí, una compañera que iba pasando, miró lo que estaba haciendo, justo cuando había entrado a galería y había puesto el álbum de las fotos de él.
-¡Tienes 356 fotos de Jean!
Su grito había sonado tan chillón que creo que hasta las cocineras lo escucharon, pues detuvieron sus labores para observarme.
Mi rostro se coloreó rápidamente y me sentí terriblemente expuesta, incluso ante mi amigo que masticaba su pan con lentitud exasperante.
No quise, traté con todas mis fuerzas de no hacerlo, me golpeé inclusive sólo para intentar detenerme, pero me preguntaba qué estaría haciendo él ahora, así que lo miré. Y tal como lo imaginaba, me miraba, pero ya no estaba dos mesas lejos de mí, ahora estaba frente mío junto a su novia. Mordí mi labio con mucha fuerza, bajando la mirada a donde no me encontrara con esos ojos avellanas tan mágicos como la noche estrellada.
Ahora, quien me sacó de mi ensimismamiento, fue la rubia a su lado, su novia.
-¿Acaso oí bien? ¿Tienes fotos de mi Jean?
Quedé paralizada. Era con ella con quien justamente me hubiera gustado nunca haber intercambiado una sola palabra. Pero, heme aquí, enfrentando a quien he aprendido a odiar en silencio por robar la atención de quien mi corazón escogió.
-Claro, como verás, hay cientos de fotos del curso, donde, justamente, aparece él. - bajo la mesa, pisé con suavidad el pie de mi amigo como una advertencia. Quería salir lo más rápido de ahí, no creía poder soportar estar más tiempo bajo su mirada, esa mirada que te hacía preguntarte qué emoción reflejaba realmente.
Mi amigo captó la señal y se levantó junto a mí.-Con permiso.- traté de hacer a un lado a la rubia, pero ésta me lo impidió y me empujó.
-Eres una psicópata. - declaró empujándome una vez más.
Esa palabra generó un vuelco en mi, como si me llevara a otros recuerdos, los cuales no recordaba, pero que me hacían actuar de cierta forma de manera inconsciente.
-¡Yo no soy psicópata! - grité infantilmente, con los ojos cerrados y las mejillas infladas, el rostro sonrojado y mis brazos a cada lado de mi cuerpo.
-Sí, aja, en cualquiera de los casos, aléjate de mi novio. - sonreía de forma arrogante, como si estuviera presumiendo un premio.
Eso me enfureció.
-¡Escúchame bien, rubia chillona, tu opinión es en mi totalidad irrelevante, no tienes derecho a decirme qué hacer o qué no, lo que yo haga o no, eso a ti no te incumbe, lunática de piernas de pollo!
Salí tomando a mi amigo del brazo y arrastrándolo con fuerza lejos de ese lugar y de el alboroto. Hecha una gran furia. Comencé a dar vueltas en círculos tomando mi cabeza con ambas manos, bajo la atenta mirada de Eric.
De pronto, su celular emitió un pitido, despertándolo de lo que fuera que estaba pensando. Lo sacó y con agilidad ingresó la contraseña. Yo le miraba desde un punto con la mirada fija y las cejas alzadas. Él, levantó la vista de su celular para verme con pánico, de inmediato me mostró la pantalla del móvil.
-¡¿QUÉ?! - grité enfurecida.
Esa maldita rubia había hecho la desfachatez de publicar una foto mía en un meme, diciendo que yo era una psicópata. ¡Una psicópata! Ella es la loca aquí, no yo.
-Iré a hablar con ella. - me sorprendió un poco aquello, pues Eric no solía meterse mucho en mis asuntos en relación a mi tonta historia de amor no correspondido.
Pero le detuve.
-No. - dije decidida. - Ya verá ella lo que es ser una psicópata. -Sonreí con malicia mirando hacia el comedor. Oh, tenía muchos planes para la cara de silicona. - Ya verá...
ESTÁS LEYENDO
¡Yo no soy Psicópata!
Teen FictionSusy, una chica enamorada de alguien que jamás ha notado su existencia - o eso pensaba ella - revivirá su historia de amor que una vez olvidó. Pero como toda historia de amor tiene problemas.. ¿Será capaz de afrontarlos? Te invito a ver una histori...